José de la Vega fue un inversionista judío-español nacido en 1650, autor del primer libro sobre el mercado de valores; específicamente sobre el mercado de valores de Ámsterdam. El texto, titulado Confusión de confusiones y escrito en castellano, pasó inadvertido hasta que un investigador alemán, el doctor  Herremberg, lo mencionara en su tesis doctoral sobre la especulación de la bolsa de Ámsterdam. Desde entonces, se ha polemizado sobre su españolidad (también se hacía llamar “Joseph”) y sobre la utilidad del texto como manual para inversionistas. Lo cierto, es que está siendo una herramienta de gran utilidad para el estudio antropológico de los mercados de valores. En este sentido, la doctora Carmen Baños Pino, en un encuentro promovido por la Fundación Gustavo Bueno, desarrollado en la Escuela de Filosofía de Oviedo, el 11 de octubre de 2021 (aquí te comparto el link: https://www.youtube.com/watch?v=i4bwyOtrxpA) realiza un análisis de la obra desde esa perspectiva. En ella se presentan los diálogos componentes del texto, con la mirada puesta en el comportamiento de los diferentes tipos de accionistas descritos por De la Vega. “El título del texto, hace referencia al comportamiento de los accionistas, que “hacen su jugada” tomando en cuenta “la jugada de los otros accionistas”. Esto se debe a que es imposible tener claridad plena sobre la totalidad del mercado para ninguno de ellos: “confusión de confusiones”.

Cuéntame qué dice De la Vega

“Esta empresa (refiriéndose a la East India House, la cual pasa a llamar máquina) se dividió en distintas partes, y a cada una (que llamaremos acción, por la acción que tenía sobre las ganancias el que aportó) se dio el valor de quinientas libras de grueso… el capital que aportó cada uno se ha multiplicado por más de cinco… A este tesoro lo llaman árbol, porque produce cada año el fruto… se ha hecho necesario hacer de este negocio un juego, transformando a los mercaderes en tahúres… en este negocio tratan tres clases de personas: unos como príncipes, otros como mercaderes y los últimos como jugadores… los primeros viven de la renta… los segundos a veces compran una partida (500 libras) y vuelven a venderla cuando vale más… los terceros, como jugadores, han procurado triplicar sus ganancias inventando unas ruedas… ¡oh qué orden de vida han inventado estos terceros! (refiriéndose a los especuladores)”. También menciona que el mercado es una suerte de reunión entre la ciencia, la charlatanería, el engaño, y demás. Búscalo que está disponible en pdf por Google.

¿Qué herramientas utilizan los participantes del mercado hoy día?

En 1860 ya había aparecido la estadística (no me canso de citar el caso de la Universidad de Oxford, la cual se negara al ofrecimiento de Florence Nightingale de financiar una cátedra de estadística aplicada como ciencia emergente, por los inmensos beneficios que prometía para disminuir la pobreza y aumentar el nivel de vida. Con razón, Maurice Kendall (quien fuera matemático y generara aportes a la generación de números aleatorios) comentó sobre dicha decisión: “parece que nuestras venerables universidades conservan en sus torres los últimos encantos de la Edad Media…” Después de treinta años de esfuerzo, Florence desistió. La estadística considerada sin valor en Oxford, hoy día es una de las herramientas más poderosas del análisis de la realidad científica en todos los campos, nadie puede juzgar la importancia de una investigación). Vale la pena traer a Sir Isaac Newton. En torno de la burbuja de los tulipanes (la primera burbuja financiera conocida, ocurrida en Ámsterdam) se le atribuye la frase “puedo predecir el movimiento de los cuerpos celestes, mas no la locura de la gente” (no contaba con modelos probabilísticos o estocásticos. Estos sí que ayudan a predecir la “locura de la gente”).

Nuestro exponente criollo en esta tarea es Ricardo Hausmann, quien se licenció en Física Aplicada para luego doctorarse en Economía. Es suyo el concepto económico de “el pecado original”, relacionado con el financiamiento de los países emergentes en monedas duras, y se ha dedicado a estimar el crecimiento de las economías. En este sentido, creó junto con César A. Hidalgo el índice ECI (Economic Complexity Index), que puede predecir el crecimiento económico con estimaciones más ajustadas que las del Banco Mundial. En fin, los bancos de inversión en Estados Unidos reclutaron físicos jóvenes para entrenarlos en trading e inversión en títulos valores en la última década de los noventa y la primera del 2000. Y siguen apareciendo disciplinas hibridas o interdisciplinas en el campo económico como la “neuroeconomía” que se enfoca en la toma de decisiones en situaciones de incertidumbre. Así mismo, aparece la “econofísica”: es la aplicación de modelos físicos a la economía. Principalmente de modelos estocásticos, los no deterministas. Pero, más allá de todas estas herramientas, también se valen los operadores del mercado, del análisis técnico, que consiste en analizar los gráficos de precios y volúmenes en series de tiempo, aplicando la estadística para predecir el movimiento futuro; el análisis fundamental para saber sobre la empresa y su entorno, así como la política económica y monetaria que influye en los precios y en el costo y disponibilidad del dinero.

¿Si uno maneja esos conocimientos gana dinerito invirtiendo?

Estamos en presencia de la revolución de las telecomunicaciones a partir de los años sesenta y de la tecnología 4.0 (combinación de procesos productivos y tecnologías inteligentes como la inteligencia artificial) en esta última década. De hecho, casi todas las grandes casas o bancos de inversión del mundo (en los mercados importantes) trabajan con plataformas de análisis de información blanda y desestructurada, sumada al análisis de la información estadística, seleccionada y procesada por inteligencia artificial, para predecir movimientos del mercado. Esto significa, que cuando un particular inexperto, se decide a invertir en los mercados financieros, está compitiendo contra plataformas inteligentes altamente avanzadas.

Si tú, mi querido lector, quieres entrar al mundo financiero, más aún ahora, con el potencial actual de las criptomonedas, ten en cuenta que no es fácil ganar dinero. No estás 50 / 50. Estás entrando al mundo de los mejores, apoyados con la mejor tecnología. Y eso, sin contar los conocimientos que deberás adquirir para ser exitoso. Se puede emprender el camino de inversor o “trader”, sí. Sin embargo, no seas inocente (no creas en youtubers): es un mercado altamente competitivo. Tus posibilidades de ganar no son mágicas, son racionales. Es un mundo tan competitivo y difícil, que la empresa Neokami, una empresa de videojuegos e inteligencia artificial, anunció en 2015, a través de CNBC (aquí te comparto el link: https://www.cnbc.com/2015/07/09/neokamis-artificial-intelligence-app-wants-to-make-you-a-top-stock-picker.html) una aplicación predictiva para operar en los mercados de valores, mejor incluso que las actualmente utilizadas por las casas de inversión: “Les demostraremos a las otras ‘Fortune 500’ cómo se utiliza la inteligencia artificial, cómo se hace dinero”. Ofrecieron poner esta plataforma o aplicación a disposición de los particulares y no destinarla a usos “in house”.  Estoy ansioso por ver esta aplicación para usarla en el fondo de inversiones en criptoactivos que administro. La tecnología ha democratizado el trading y la inversión. Plataformas como “binance” permiten a los particulares, sin intermediación de corredores públicos de valores (uno de mis oficios) operar en ese mercado de manera directa (un milagro de la tecnología). Pero calma, es mejor operar en los mercados asistidos por especialistas.

El petróleo subió, ¿compro bonos de Pdvsa?

No puedo decirte qué hacer. Sin embargo, yo lo haría.

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