Instituto Universitario de Danza, formación académica

La educación en materia de danza artística en Venezuela cubre un período histórico de más de 70 años. Entre la intuición inicial, la instrucción no formal y el academicismo todavía reciente, la formación dancística nacional ha sido un proceso caracterizado por el ensayo y el error, además de la búsqueda de coincidencias entre la espontaneidad del impulso creador con la rigurosidad del conocimiento científico.

Desde la labor iniciada por Gally de Mamay a principios de los años treinta del siglo XX, considerada la primera maestra en dictar clases de danza académica en el país, hasta el acceso hace 25 años de las artes del movimiento a la educación universitaria, el tiempo transcurrido de avances y retrocesos ha apuntado, bien sea desde las políticas del Estado, a veces erráticas e inconsecuentes, o desde la iniciativa privada, plena de dificultades, al desarrollo y la profesionalización de la danza escénica.

Los inicios de la educación de la danza artística en Venezuela están íntimamente ligados a bailarines extranjeros que por disimiles motivos llegaron al país a partir de los años treinta para convertirse en precursores de esta actividad, en un medio donde casi su única referencia estaba representada en las legendarias actuaciones de Anna Pavlova en 1917 en las ciudades de Caracas y Puerto Cabello.

Proyectos formativos en relación con la danza dentro de la educación no formal se fueron sucediendo en el tiempo, mayormente producto de iniciativas particulares, otros provenientes del Estado. Todos buscaron hacer su aportación en medio de falta de tradición, cierta inconsistencia de las políticas culturales oficiales, falta de continuidad en los procesos, problemas de infraestructura y recursos económicos limitados.

No obstante, la educación en la danza fue una realidad concreta a partir de los años cuarenta con la creación y puesta en marcha de  proyectos escolares no formalizados, de los cuales surgieron las primeras promociones creadores de la danza en el país.

Casa del Artista, sede del Instituto Universitario de Danza

La existencia de una Escuela Nacional ha sido una aspiración constante de la danza venezolana, que inicialmente buscó hacerse realidad en 1948 con la iniciativa de María Enriqueta Coronil  haciendo énfasis en la formación en danza académica. El Estado comenzó a considerarla como una necesidad hacia finales de los años sesenta y vino a concretarse en la década siguiente con la creación de la Escuela Nacional de Danza con sede en la ciudad de San Cristóbal y la implementación de un diseño curricular elaborado por el Consejo Nacional de la Cultura. Igualmente, la creación del Instituto Superior de Danza en ese tiempo cumplió con una labor educativa que se extendió hasta mediados de los años noventa, cuando dio paso a la puesta en marcha del Instituto Universitario de Danza.

El establecimiento en 1991 del Sistema Nacional de Escuelas de Danza con núcleos en buena parte del país, por una parte, y la elaboración de proyectos destinados a incorporar la danza a los estudios formales en los  niveles de educación básica, media diversificada y universitaria, por otra, procuraron satisfacer el ideal de una escuela dirigida a desarrollar profesionalmente talentos e insertarlos dentro del sistema educativo formal del país.

Dentro del desarrollo histórico de la educación de la danza, las universidades nacionales hicieron un aporte destacado a través del área de extensión de esas casas de estudio. La Universidad Central de Venezuela ejemplificados en las iniciativas formativas y artísticas del Taller Experimental de Danza Pisorrojo, La trapatiesta, Mudanza y Danfar, junto a la Universidad del Zulia con su programa Danzaluz, y la Unidad de Danza de la Universidad de los Andes, así como otros de similar carácter llevados a cabo en la Universidad Simón Bolívar, Universidad de Carabobo y Universidad de Oriente.

Instituto Universitario de Danza, creación artística

La danza en Venezuela accedió a las actividades de formación académica superior con la creación en 1996 por Decreto Presidencial del Instituto Universitario de Danza, que a lo largo de sus 12 años de existencia, ofreció licenciaturas en las áreas de docencia e interpretación de la danza clásica y la danza contemporánea. Fue este uno de los cuatro centros de educación superior en artes proyectados por el Ministerio de Educación y el Consejo Nacional de la Cultura durante los años noventa, que incluyó también las disciplinas de la música, las artes plásticas y el teatro, que en 2008 fueron integrados a la recién creada Universidad Nacional Experimental de las Artes.

La misión del Instituto Universitario de Danza fue la de desarrollar al más alto nivel artístico los recursos humanos profesionales, así como fomentar los procesos de investigación y difusión inherentes a la labor académica. Inició sus actividades en 1998 ofertando licenciaturas en  interpretación y docencia en danza clásica y danza contemporánea y proyectando las correspondientes al área de danza tradicional popular escénica. También hizo operativo el programa de profesionalización de docentes en danza Prodanza, dirigido a reconocer académicamente sus conocimientos y experiencias.

Con la puesta en funcionamiento del Instituto Universitario de Danza se cumplió con un capítulo elevado en la historia de la educación de las artes en Venezuela. Su modelo organizacional y su diseño curricular, constituyeron experiencias inéditas que iniciaron un proceso de transformación y dignificación de los artistas del movimiento. Con motivo del inicio de sus actividades hace un cuarto de siglo escribimos: “A una nueva era, a un nuevo espíritu y a un nuevo creador convoca el Instituto Universitario. Los tiempos por venir conocerán de su trascendencia”.


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