¿Dónde radica el modelo inicial que secuestra y vuelve dependiente a una población?

El cable submarino La Habana-Caracas ejerce ese mandato obedecido bajo amenaza criminal sobre toda  parcela de cada vida individual y grupal a cambio del permiso para medio sobrevivir: con alimentos que engañan el hambre sin nutrir al organismo (negociado de bolsas CLAP provenientes de México, basureros y similares), salud (comercio cubano Barrio Adentro enviando algunos médicos y sanitarios improvisados entre numerosos espías mal pagados, pues el vendedor del personal se cobra en directo 80% de los dólares robados al erario público por el comprador), adoctrinamiento militar fascio-comunista  llamado “Patria, socialismo o muerte” para civiles desde escuelas, liceos y universidades; desinformación absoluta mediante el órgano de censura Conatel y cierre de medios de comunicación, desde la prensa escrita ya desaparecida hasta la radioeléctrica digitalizada, culminando en la destrucción de todas las instituciones democráticas que regían al país constitucionalmente democrático durante cuarenta años.

La serie Chernobyl de cinco capítulos, producida por HBO, accesible ya por otras cadenas, muestra con nitidez rigurosa y perfección artística –en documentación, guion, dirección, producción y suprema actuación– hasta dónde funcionó y sigue su proceso la mentira oficial impuesta como ideología de la paradisíaca felicidad, plataforma para un modo de gobierno militarizado, a su vez operador del absoluto control social sobre toda la sociedad. Total- itarismo.

Lo que distingue a esta excepcional producción de otras sobre el mismo asunto analizado por historiadores y servicios de investigación global es la muestra minuciosa gradual de los recursos técnicos, legislativos, sociopáticos y psicológicos, con énfasis en la represión sistemática de la verdad, utilizados por el régimen soviético, hoy como ayer, desde su origen teórico marxista. Permitir la información libre sobre tamaña tragedia con su macabro saldo de víctimas directas y colaterales implicaba reconocer que hubo errores graves en el manejo de la emergencia antes, durante y luego de la explosión nuclear (abril, 1986). Esa verdad acabaría con el mito de su perfección en todos sus ámbitos y el fracaso de su propaganda calcada en la receta nazi de Joseph Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. La mentira  sembrada como certeza indiscutible. Develaría su columna vertebral del engaño sostenido, la  minusvalía profesional y moral de su poder político  y científico frente al mundo capitalista.

En jergas criollas continentales: régimen de coba, embuste, chapuza.

En primer lugar, la  tortura mental de precisión patológica practicada por sus verdugos a cargo de  los directivos de la KGB sobre científicos honestos que indagaban sobre las fallas para evitar su repetición y alertar al planeta civilizado sobre los resultados trágicos que la radiación atómica produciría en la salud de dos  o más generaciones propias y circundantes incluidas las del norte europeo. Esa conducta policialmente politizada explica sin ambages hasta dónde aquel método de la mentira estatal es imitado sin tregua por sus discípulos del G2 castrista y sus  obedientes camaradas, los organismos represivos del castrochavismo. Una salvaje barbarie  tejida en la mentira, su constante, única verdad.

Practicada veintiún años en Cubazuela por los delincuentes organizados locales y transnacionales que configuran su poder militar, Electoral, Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La respuesta repetida de los presuntos civilizados nacionales, regionales y hemisféricos que los adversan hasta hoy mismo ha sido la consternación… y la solicitud expresa que ruega, suplica, implora, propone diplomáticos acuerdos, alianzas, diálogos y elecciones bajo el trono de perversos, coberos genéticos o compulsivos.

El efecto Chernobyl con sus satélites  en La Habana y Caracas ya invadió a las Américas. Ahora le toca el turno al totalitario fundamentalismo iraní ya instalado, en vías de expansión.

Pobre historia académica sobre la infamia, la universal gigantesca mayoría te ignora o desprecia. Y la involución avanza.

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