Al repasar la historia de Venezuela nos encontramos en casi todos los gabinetes, excepción hecha a los del actual régimen, de personajes notables. La constante a partir de la independencia fue que gente de mucha talla, con grandes logros, currículum, prestigio, relaciones y compromiso ciudadano, ocupó los cargos más relevantes. Académicos, científicos, intelectuales o profesionales brillantes. Hasta en las épocas más autocráticas, las dictaduras se enorgullecían de la calidad de sus ministros.

Cuando la ciudadanía quiere saber el porqué de la debacle actual, tiene que entender que una de las razones es la mediocridad e irrelevancia de quienes ocupan los puestos claves. Personas que no saben lo más mínimo de un tema y sin embargo son jefes de cartera. Esto sumado al desfalco o saqueo en el que ha incurrido la mayoría de los ministros presentes.

Para poner algunos ejemplos, observemos quiénes fueron ministros de Economía o Petróleo antes de estos impresentables 21 años: Santos Michelena, Manuel Antonio Carreño, José Antonio Mayobre, Juan Pablo Rojas Paúl, Fermín Toro, Manuel Antonio Matos, Román Cárdenas, Tomás Enrique Carrillo Batalla, Germán Otero, Benito Raúl Lozada, Rafael Alfonzo Ravard, Manuel Pérez Guerrero, Gustavo Roosen, Luis Giusti, Andrés Sosa Pietri, Carlos Rafael Silva, Pedro Tinoco, José Antonio Velutini, Luis Ugueto, Manuel Azpúrua, Ricardo Hausmann, Julio Sosa, entre muchos otros…

Lo mismo ha sucedido y sucede cuando se hace la comparación con los ministros en la mayoría de los gobiernos en América Latina. Cualquier mínima investigación que haga el lector, y para esto puede usar Internet, resulta en currículos impresionantes.

Aquí en Venezuela, por ejemplo, para citar solo un caso, el jefe de Petróleos, Tareck el Aissami, nunca tuvo experiencia en la materia. Es un abogado graduado después de los 30 años y ni siquiera tiene ancestros criollos. De la nada prácticamente se convirtió en el zar petrolero de una nación que ha vivido sobre todo del oro negro en la última centuria. Con el general anterior jefe de Pdvsa sucedió lo mismo. Es imposible pedirle peras al olmo. Empiecen revisando la propia hoja de vida de quien ejerce de facto el poder y se darán cuenta de por qué tanta mediocridad y tanto desatino.

Los resultados están a la vista. Un país que exportó hasta 3.750.000 barriles diarios, y que ahora no alcanza los 500.000. Una economía que está en hiperinflación y batió todos los récords mundiales en negativo. Hambre en la calle, que uno siente cuando va a cualquier mercado y ve a la gente desesperada en sus alrededores rasgando la basura. Mientras tanto, se siguen violando los derechos humanos y se impone una decisión trasnochada al diario El Nacional, obligándolo a pagar más de 13 millones de dólares a Cabello. Y a la vez, los diputados aprueban en primera discusión las leyes de las ciudades comunales y del parlamento comunal. La seguridad jurídica, pilar para levantar cualquier economía, está en su mínima expresión. El dólar sigue escalando sin parar. La pregunta que la mayoría se hace es hasta cuándo esta tragedia puede continuar. ¡El cambio va!…

@OscarArnal

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