Referencial

Lo que en tiempos pasados era un gran festín y derroche de fuerza en cada convocatoria electoral, hoy se transformó en un luto creciente, ante la fractura y desbandada en todas las estructuras oficialistas que por más esfuerzo que hacen y presión que le imprimen a la sociedad empobrecida no consiguen los resultados que demandan los jerarcas del régimen.

El rojo avasallante impuesto por el difunto presidente Chávez, para que fuera promovido por sus seguidores, fue desplazado por estrategias multicolor diseñadas por los asesores del heredero del poder, que transformaron de manera progresiva el simbolismo desgastado. El orgullo de portar una franela o gorra roja quedó en el olvido, el uniforme revolucionario dejó de existir para dar paso al ingenio creativo de campañas estridentes, bullosas de alto costo, que pretenden vender a una Venezuela que no existe, pero que quienes forman parte de la nueva boliburguesía la dibujan y promocionan reiteradamente frente a un pueblo lleno de necesidades, que muere de hambre y de mengua en todos los rincones del país. Esta nueva casta con poder político y económico irradia su estrategia a los estados y municipios donde la precariedad es absoluta, gobernadores y alcaldes se declararon en rumba permanente, ahora son casi todos grandes promotores artísticos, también especialistas en certámenes de belleza. El derroche es obsceno, ofensivo y degradante. Un país hecho pedazos con unas instituciones vacías, inoperantes, en completo deterioro, con una sociedad esclavizada salarialmente y sin ningún tipo de seguridad social que tiene que observar desde la vitrina de la pobreza la exacerbada opulencia y derroche de quienes definitivamente no se preocupan por los venezolanos, mucho menos por el futuro del país.

Al hablar de cuenta regresiva es una realidad inobjetable e inocultable que el candidato oficialista fue ungido en esta oportunidad por un trabajo realizado forzadamente  por las UBCH, jefes de calle, bricomiles y toda esa parafernalia ya reducida, desmotivada y poco efectiva, además de las cuotas impuestas a las  instituciones del Estado, civiles y militares, que salieron a la caza de sus menguados seguidores e incautos ciudadanos en unas jornadas de recolección de firmas que se hizo silentemente, sin mucho aspaviento, para cumplir con un requisito que le dé legitimidad para aspirar infructuosamente a la reelección al actual inquilino de Miraflores.

Voceros oficiales anunciaron, como siempre, una número estrafalario de 4.000.000 de firmas, cifra difícil de auditar, sin ninguna institución que pueda dar fe y certificar la veracidad de las mismas, pero que se anunciaron para luego ser canalizadas en la maquinaria mediática del Estado y tratar de lograr lo que es una realidad comunicacional por ellos practicada, una mentira dicha mil veces se convierte en verdad.

Si esa recolección se dio en los cuarteles no llegaron a 200.000, si le sumamos 300.000 de los milicianos convencidos del bloqueo totalizamos 500.000 y si la metodología de recolección fue la que observé en algunos episodios y denuncias, para alcanzar la cifra anunciada cualquiera haya sido el monto real quedó entre el esfuerzo de la maquinaria oficialista en presionar a los beneficiarios de algunos programas sociales, hoy catalogados de miserables y los laboratorios de los oficialistas en diferentes instancias de sus estructuras llenado planillas con nóminas del estado sin consentimiento de los funcionarios y empleados , jefes de calle pidiéndole a los consejos comunales y juntas de condominio los datos de los beneficiarios del Clap, o pidiendo datos por teléfono a sus seguidores, de familiares para cumplir la tarea que no pudieron concretar pues la gente en gran proporción se negaron a firmar y avalar la candidatura de Maduro. El chantaje no funcionó ni en los abuelitos pensionados, los pocos consultados y abordados tuvieron la oportunidad de hacer su reclamo y manifestar su descontento y ruptura con la mentira y el engaño permanente del aspirante a la reelección.

Los oficialistas quedaron en evidencia de su imposibilidad de ejecutar una elección de base de su candidato por la impopularidad del mismo y el alto grado de descontento irreversible por el fracaso del modelo socialista. El haber propiciado una recolección de firmas a la sombra y en la obscuridad de la decadencia, para finalmente anunciar al país algo que rompe con la realidad de 24 meses de análisis estadístico, de las principales encuestadoras del país, que sitúan al candidato Maduro entre el 7 y el 10% en el mejor de los casos lo que se traduciría en una cantidad de firmas de todos sus seguidores en el país y el exterior de entre 1.400.000 y 2.000.000  cifra calculada a la cifra oficial del registro electoral el cual asciende a un poco más de 20.000.000 de venezolanos.

Como Santo Tomas, ver para creer. El candidato oficialista por primera vez busca el ritmo y copia la campaña de nuestra candidata opositora María Corina Machado. Desesperadamente busca mostrar popularidad que no la tiene, trucos de cámara, manipulación de imágenes e intentos de grandes movilizaciones para mostrar fuerza se han realizado de manera infructuosa cientos de buses de todas las capacidades, casi vacíos, trasladando gente del interior. Concentraciones impresionantemente vacías, sin algarabía, sin ánimo, con la mayoría de los pocos asistentes obligados y chantajeados, evidentemente movidos por la insensatez y la necesidad o alguna dádiva que mitigue la crisis, generada por cierto por quien los espera en una tarima lleno de guardaespaldas y espera ser aclamado y aplaudido.

Caso contrario sin gastos de movilización, con alegría, de manera espontánea todas las actividades pautadas por todo el territorio nacional por María Corina Machado candidata de la unidad nacional, exceden todas las expectativas. Calles y Avenidas repletas de gente y carreteras que se llenan de gente que manifiestan su respaldo a quien enarboló   la bandera de la esperanza y el cambio quien pese al acoso del régimen no se detiene y como un fenómeno político crece pese a las adversidades.

Sin importar el escenario que debamos enfrentar, las dificultades que debemos superar y los obstáculos que debemos vencer el sentimiento de cambio se impondrá y el 28 de julio elegiremos una nueva presidente que sentará las bases para el desmontaje de un estado ineficiente, corrupto, transgresor de la ley y violador de la constitución y de todos los derechos fundamentales. La gente en la calle, las encuestas y la actitud de quienes ejercen el poder anuncian anticipadamente la derrota del oficialismo y sus aliados. Es cuestión de días

Cuando los oficialistas han entregado alguna gobernación o alcaldía han entregado las cuentas vacías, las infraestructuras desmanteladas, los bienes nacionales desaparecen. He soñado y pensado como será cuando el oficialismo entregue el poder ejecutivo. Se podrá calcular el daño patrimonial ejecutado por la revolución, quedará algo en pie y funcionando cuando la voluntad popular tome el poder. Falta poco para  vivir esta experiencia  y poder conocer el punto de partida para la reconstrucción del país. Preparémonos para este día histórico de conquista ciudadana y patriota.


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