cubanos
El gobierno cubano impidió que se repitieran las manifestaciones del 11 de julio

No hay nada más elocuente que todas las acciones que hizo el gobierno cubano para entorpecer la manifestación el 15 de noviembre. Arrestos, persecuciones, espionaje, amedrentamiento, corte de calles y de los servicios telefónicos y de Internet, todo da cuenta de lo asustados que están por las protestas y las exigencias que les hace la gente ahora públicamente.

Se llenan la boca diciendo que la manifestación convocada por Yunior García Aguilera fue un fracaso. ¡Pero si no lo dejaron salir de su casa! Ni a él ni a sus compañeros del grupo Archipiélago que lidera las movilizaciones de la población desde julio pasado.

Tenían que cortar el servicio telefónico y de Internet, pues esta es la vía del grupo para organizar las protestas. Esta vez, igual que el 11 de julio, querían exigir en las calles por la libertad de los presos políticos, el respeto de los derechos ciudadanos y “la solución de las diferencias a través de canales democráticos”. Esto último está entre comillas porque es, a todas luces, un eufemismo para pedir democracia en la isla.

El gobierno dictatorial de la isla no puede darse el lujo de que los medios internacionales y los propios cubanos vean repetirse lo que pasó hace meses, cuando la población salió a la calle y alzó la voz, a pesar del miedo a los esbirros del régimen que se llevaron a muchos. Hubo una muerte que lamentar, pero lo que quiere decir es que la gente está harta de más de 60 años de vivir sin libertad.

Lo que ha hecho el movimiento Archipiélago creado por el dramaturgo García es organizar un grupo de cubanos, en su mayoría menores de 40 años, que se comunican a través de las redes sociales y que están dispuestos a seguir manifestando para decirle al mundo que quieren un cambio. Ojalá no se desvíen del tema, porque es obvio que lo que necesita la isla es la posibilidad de elegir un camino diferente al que le han impuesto por más de medio siglo.

Como no pudieron salir a la calle y todavía la gente tiene mucho miedo del terrible aparato represor gubernamental, García convocó a cacerolazos en las noches, a vestirse de blanco o a llevar flores a la tumba de José Martí. La dictadura insiste en que todo esto es financiado por Estados Unidos y se anotan una victoria porque evitaron la marcha, pero es bueno que se den cuenta de que, aunque la gente no haya salido de su casa, el descontento existe y tarde o temprano el dique se romperá.

El pueblo cubano está despertando poco a poco y está dispuesto a conseguir la vía para hacerse escuchar.


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