Este es el segundo artículo sobre la eventual duración de la pandemia después del publicado en el diario El Universal hace ya año y medio y donde leíamos: “Cualquier predicción se basa en modelos matemáticos o históricos y no son bolas de cristal, pero los especialistas en modelos epidemiológicos coinciden en que el covid-19 llegó para quedarse”. Sobre la base del ejemplo histórico de la mal llamada “gripe española” de 1918, la cual tardó dos años en detenerse, comentaba que, por lo menos tendríamos pandemia hasta finales de 2021. Dos años después, esta predicción se quedó corta y la evolución del coronavirus sigue sorprendiendo a los expertos. Los epidemiólogos advierten que la disminución del número de casos podría indicar un estancamiento antes de que surja otra variante problemática, por lo que no podemos declarar que hemos terminado con la pandemia. En algunos lugares, como gran parte de África, las tasas de vacunación están muy por detrás del resto del mundo, esto hace que sea difícil lograr una inmunidad sólida al virus en  la población global.

Aunque si bien es cierto que en varias regiones del mundo la pandemia ha disminuido considerablemente, después del duro golpe de la variante ómicron, hay noticias de un alto número de contagios en China con millones de habitantes en confinamiento e incremento de casos en la Unión Europea y varias ciudades de América. La Organización Mundial de la Salud ha señalado que la ómicron no será la última variante preocupante y que no terminará en ninguna parte hasta que termine en todas partes. Los líderes deberían usar este período de calma en curso, para prepararse para futuros brotes, los cuales podrían ser tan letales como delta o tan transmisibles como omicrón. Otros han señalado que incluso estas olas pandémicas podrían evolucionar de los animales.

Para los médicos es asombrosa la rapidez con la que evoluciona el virus y lo que le hace al cuerpo humano. Millones de personas están lidiando con síntomas que persisten durante semanas o varios meses después de haber sido diagnosticados con esta  infección.

Desde el comienzo de la pandemia, los médicos notamos que el coronavirus no era solamente un virus respiratorio, sino que algunos pacientes hospitalizados también presentaban daño cardíaco, coágulos sanguíneos, complicaciones neurológicas, defectos renales y hepáticos.

Una de las razones científicas es que el virus SARS-CoV-2 adquirió mutaciones genéticas mucho más rápido de lo esperado. Es sorprendente ver que estas variantes dan saltos bastante significativos en la transmisibilidad, capacidad de adaptarse y propagarse con facilidad, característica que es increíblemente sorprendente aún para los virólogos más avezados. Estas mutaciones hacen que la pandemia sea mucho menos predecible.

Un escenario probable es que una vez que se haya acumulado una cierta cantidad de inmunidad (natural o adquirida) tengamos a la población con una protección bastante amplia, pero no sabemos cuánto tiempo se necesitará para llegar a ese punto.

Cada cambio del virus requerirá un conjunto de estrategias para combatirlo, pero el enfoque ideal dependerá de quienes se enfermen y con qué severidad. Llegado el momento cuando el covid-19 no sea una emergencia importante, y volveremos a una vida en la que el coronavirus no represente un riesgo mayor de la vida cotidiana como la gripe y se  transforme en una presencia persistente pero menos letal.

Estas proyecciones sobre cómo se comportará el covid-19 son especulativas, pero el final involucrará una combinación de todo lo que controló las pandemias pasadas: medidas continuas de “cordón sanitario”, novedosas drogas antivirales entre otras terapias y finalmente vacunas que se adapten a los cambios del virus.

Tenemos ya más de dos años de historia y todavía es difícil predecir qué sucederá. Pareciera que tendremos que convivir con el virus y lidiar con temporadas epidémicas de aumento de la circulación del SARS-CoV-2, que en momentos más críticos podría obligar a los gobiernos y a la población a adoptar medidas preventivas colectivas para limitar la transmisión del virus. Este virus sin duda caprichoso nos ha enseñado que tenemos que esperar de él lo inesperado.

@santiagobacci


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