Dedico el artículo de esta semana, gracias a la deferencia que me posibilita El Nacional, a dos Alexas: una, a la que nunca tuve el privilegio de conocer, Alexa Durán, quien estudiaría Ciencia Política; y a la otra, a la que amo inconmensurablemente y a la que quisiera todavía poder reconocer, a mi hermana Alexa González.

Durante esta etapa de exilio la maestra vida me ha mostrado y enseñado, como jamás imaginé, a experimentar muy duras situaciones que nos detienen el tiempo en un segundo, en un instante infinito, frente a esa variable paradójicamente escasa e irrepetible. Comparto con ustedes desde mi alma, más que desde solo razonamientos puros, sentimientos que espero nos muevan y acerquen a todos los que hacen que la vida tenga trascendente sentido: el amor.

En días de marzo de 2018 comenzaba a aceptar que ya había pasado un año desde mi última salida de Venezuela, el 18 de febrero de 2017. Me concentraba ahora en trabajar para un mejor futuro. ¿Qué mejor idea, me dije, que crear un lugar de estudio, reflexión y debate que nos uniera en torno a la búsqueda de la verdad, de una identidad libertaria y democrática? A partir del sueño de república libre e independiente  de los padres fundadores de nuestra nacionalidad hispanoamericana, surgió entonces la iniciativa de crear la Cátedra Internacional por la Libertad Francisco de Miranda.

Años antes había conocido y compartido con profesores en la Florida International University, FIU, desde 2004 y en mi primer exilio al que llamé “académico”.  Entre las opciones que procuré entre una beca Fulbright, la cual prácticamente había ganado pero retrasaba la decisión de adjudicación para un posgrado en Estados Unidos, la opción asumida fue la ya concedida entonces por la Universidad San Pablo CEU de España, iniciando por Madridla formidable travesía. El propósito del plan trazado era estudiar y comparar ambas culturas: la española y la estadounidense, como las más importantes influencias en la realidad de lo que había llegado a ser Venezuela hasta el siglo XX.

Después de la experiencia en Madrid que me llevó de la Universidad San Pablo CEU al Instituto Ortega y Gasset, y luego a la Universidad Complutense de Madrid, logré una invitación de Harvard que tenía convenio con la Complutense, y me vine por Boston hasta recalar en el Centro de América Latina y el Caribe, en la Universidad Internacional de la Florida, FIU.  Allí busqué y logré ingresar por recomendación de mi hermana Alexa, quien egresada del doctorado en Salud Pública  de la Universidad de Harvard, me planteó  la consideración de un Centro de Estudios de América Latina y el Caribe en la Universidad Internacional de la Florida. Luego de mi regreso a Venezuela, y como consecuencia, creo, de insalvables visiones antagónicas de nuestro pensamiento político, nunca más volví a ver a mi hermana; aunque regresó pocos años a vivir en Venezuela y aunque ahora vivimos ambos en el mismo estado de la Florida en Estados Unidos.

Aquel vínculo creado desde 2004 en mi pasantía como profesor investigador invitado en FIU, me llevó a plantearme la creación de la Cátedra Internacional por la Libertad Francisco de Miranda en dicha universidad. En esta última casa de estudios, con el apoyo de la Fundación Venezuela Siglo XXI, de mi profesor en el IESA George Kastner, del profesor de la Biblioteca Digital del Caribe de la FIU Miguel Ascencio; con auspiciosa participación de muy destacadas personalidades entre las que destacan: Carlos Alberto Montaner, quien escribió para nuestra Cátedra palabras de apertura leídas por nuestra querida Beatrice Rangel; palabras del rector de la Universidad Metropolitana entonces Benjamín Scharifker, de grupos culturales y musicales como los del profesor Américo Baptista, y los jóvenes de la Alianza de Estudiantes Venezolanos en la FIU.

El acto académico inaugural de la Cátedra Miranda previsto para el 17 de marzo del año 2018 se detuvo. El colapso dos días antes, el 15 de marzo de 2018, del puente peatonal entre las aceras norte y sur de la icónica calle 8 de Miami, por un instante también nos derrumbó el alma y detuvo el tiempo, junto a nuestra comunidad de la Universidad Internacional de la Florida. Los centros de estudio, los trabajos, los clubes deportivos, culturales, académicos a los que pertenecemos, la ciudad donde habitamos forman parte esencial de nuestras vivencias, de nuestros amores y sinsabores que tocan en un momento inesperado en lo más íntimo las fibras del corazón, esa máquina del tic tac simbólico del amor  del vivir y del fallecer.

En homenaje a las víctimas del 15 de marzo de 2018, en el acto inaugural de nuestra Cátedra Internacional por la Libertad Francisco de Miranda movido por la tragedia al 30 de marzo de 2018, se hizo un minuto de silencio en la sala del Graham Center de la Universidad Internacional de la Florida. La vida continuaba, con sus emboscadas y sus renacimientos la vida seguía. Por ello al escribirles hoy desde el alma, más que la razón, no voy prescribirles qué deben o no hacer pero sí decirles que el tiempo inicia para perdonar y amar es cada instante, en cada momento mientras nos quede aliento…


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