I

Cuando los sobrinos de su esposa expresaron su deseo de estudiar medicina, inspirados como lo contaron muchos años después por su tío político, el doctor los ayudó y los mandó a estudiar fuera, en una universidad privada en Guadalajara, México.

Y lo hizo no porque pensara que era mejor escuela, porque siempre la criticó, sino que consideró que era una oportunidad que no se podía despreciar. En cuatro años obtenían el título y venían luego a su tierra a hacer reválida y posgrado. Entonces, el doctor se convirtió en la beca Gran Mariscal de Ayacucho de sus sobrinos políticos.

Como los muchachos vivían en El Tigre, cuando llegaba la fecha de irse, pasaban por casa del doctor en Los Teques y toda la familia luego los acompañaba al aeropuerto. De esos días quedan convivencia con los primos mayores. Canciones, cuentos y chistes.

II

Alexis se especializó en pediatría como su tío. Lo hizo en el hospital militar Carlos Arvelo en Caracas. Y también como su tío siempre tuvo presente el juramento hipocrático y la función social de los médicos.

Ejerció siempre en el interior del país, en el oriente, en donde creció, en donde estaba toda su familia. Como hijo de la isla de Margarita, por un tiempo vivió allá.

Un médico venezolano como muchos otros que luchó hasta el final contra las adversidades impuesta por el régimen. Que a pesar de los horrores que debió haber visto, su único objetivo era salvar vidas. Que seguramente dedicó incansables horas de su vida a atender a los niños enfermos de la provincia venezolana, largamente abandonada durante esta dictadura.

Hablo en pasado porque mi primo murió ayer. Luchó contra el virus pero no pudo.

Cuando supe la noticia mi memoria se inundó con todos los recuerdos que tengo con él desde niña. Con su voz, con su risa, con sus chistes y hasta con las canciones que me cantaba y que no me gustaban. Con los cuentos que me contaba de mi papá y mi mamá en Margarita.

III

Después de esa tristeza, pienso en todos los médicos que están muriendo por el covid. Aunque en realidad no debería decir que el virus los mató. Los mató el régimen, que no ha sido capaz de asegurarles a los profesionales de la salud la debida protección para que puedan hacer su trabajo.

Es su responsabilidad y de nadie más. Perdón, me corrijo. También es responsabilidad del gobierno interino. Aquí todos los que tienen un poco de influencia son culpables, porque no es momento de estar dando declaraciones vacuas e inútiles, sino de acciones.

¿Es muy difícil pensar que si están recibiendo ayuda, a los primeros que hay que proteger es a los trabajadores sanitarios? ¿Con quién nos vamos a quedar si perdemos a nuestros médicos y enfermeras? Para el régimen la solución es montar unos tarantines en el Poliedro atendidos por cubanos.

¿En verdad la gente piensa que es lo mismo un cubano que un médico venezolano? ¿Por qué los dejamos morir? Dejen de hablar pendejadas por las redes sociales y pónganse a organizar para que los pocos recursos que tenemos lleguen a los que realmente son importantes.

Es como cuando uno escucha las instrucciones en los aviones: antes de ayudar a otros, ayúdese a usted mismo. Por favor, gobierno interino, dejen que el régimen haga el ridículo con los aplausos y pónganse a trabajar en lo que importa.

@anammatute


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