¡Cuando las cosas tienen que cambiar, cambian! De tanto trajinar desde el oficio de la amenaza y los zarpazos asesinos que ha dado la tiranía instaurada en territorio venezolano por el castrismo, hoy la apuesta mundial es hacia su caída e inicio de una transición en Venezuela.

¿Qué hará el sistema de Estado capitalista chino, con su partido comunista a este respecto frente a un Occidente decidido a exigir otro modelo de competencia económica internacional legítima y de compromisos de intercambios en salud y protección anticriminal mundial? Veamos:

Pienso, y creo que en esto me acompañan ya muchos, se dará este paso tan formidable como inaplazable en las actuales circunstancias.  La tiranía venezolana creyó que podría seguir comprando tiempo por el coronavirus. Encaramada en el poder y prometiendo dar textualmente “a cuentagotas” nuestro petróleo, y otras riquezas minerales y naturales a los aliados remanentes y mercaderes, en un país al que han destrozado su economía y desterrado a un sexto de su población. País que una vez fuera actor de estabilidad mundial desde la OPEP, y para la construcción de la democracia en la región latinoamericana y del Caribe.

Después de la declaratoria de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello como prófugos de la justicia norteamericana, el pasado jueves 26 de marzo, se han acelerado movimientos del ajedrez político mundial. Aún con el coronavirus a cuesta, o precisamente por ello, el proceso de exigencia e inicio hacia la acción de un concertado proceso occidental para la demolición definitiva del régimen tiránico es una realidad en marcha.

Nuestra percepción es que dicho régimen no solo no va a entender que se le cae el techo encima, que es decir tanto como su economía,  sino que no entiende que el hambre y la enfermedad no esperan más, y la tragedia que ha creado le explotará en la cara. Lo único que realmente ha prosperado, sosteniblemente, durante el régimen, junto al negocio del narcotráfico y el narcolavado, ha sido cierta legitimación de capitales provenientes del crimen internacional que han colocado en Asia, Europa y América. Ahora con la recesión mundial en puertas los más duros irán a por ellos.

Sus delitos como contrabandos y otros menores también están en el radar de los órganos de la justicia norteamericana. Pero lo que le quita piso del apoyo incondicional que hasta ahora le ha dado la Fuerza Armada Nacional, y como es lógico pensarlo no todo el cuerpo de oficiales de mediana graduación estará dispuesto a enterrarse por complicidad con narcotraficantes y socios de terroristas, como son sus seudolíderes Maduro y Cabello, hoy solicitados a la justicia internacional por los Estados Unidos de América.

Pienso también que el mundo era uno antes, y será otro después de esta terrible pandemia y sus dolorosas secuelas y enseñanzas. El coronavirus está siendo no solo para la salud pública internacional, sino para las economías y para la sociedad en todas sus manifestaciones, una estremecedora experiencia que nos obliga a cambiar nuestro concepto de interdependencia y confianza internacional. Más allá de solo hacer control de daños y asumir el saneamiento en salud pública dentro de la región, y a nivel mundial, se tendrán que replantear la colocación de inversiones y esfuerzos de reconstrucción económica y de desarrollo por cada región, y a nivel planetario. Todo ello en pos de un mejor porvenir para nuestras naciones globalmente, pero comenzando por casa, que es decir continentalmente.

Por todo lo anteriormente planteado, declaro depositar en la hermandad con los Estados Unidos de América, y en una estrategia compartida para Canadá, México, Centroamérica, Suramérica y el Caribe, es decir, todo el resto del continente, nuestra primordial esperanza de un mejor mundo a construir. Trabajo y esfuerzos compartidos en un mayor y mejor intercambio económico desde las empresas de la región, preferentemente. Compartir agenda para el desarrollo de una vida continental de libertades. Libres de narcocomunismos y sus alianzas pro terroristas, por ejemplo. Un mundo, en fin, donde no acaben con la capacidad pulmonar de nuestra juventud con tanta porquería que trafican e inducen a depender. Un mundo donde respirar libremente, en lo corporal y espiritual, sea la base para todas nuestras familias de América, y globo planetario en general.

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@gonzalezdelcas


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