El castigo a las familias de los que se oponen y el ensañamiento contra personas inocentes son parte esencial de los regímenes políticos cubano y venezolano, en los que la creación, la productividad, el pensamiento crítico y la solidaridad son sentidos como amenazas por los poderosos de turnoEditorial de El Nacional, 25-02-20.

Tomamos de El Impulso (3 junio, 2017), nota de un reportaje sobre el asesinato a manos de la Policía Nacional Bolivariana de María Estefanía Rodríguez, una humilde camarera cabeza de familia, ultimada de un disparo la noche del jueves 1 de junio de 2017 en Las Veritas, parroquia El Cují de Barquisimeto, cuando camino a casa pasaba cerca de una manifestación. Vale la referencia a manera de reivindicarla por sus convicciones y su sueño -referidos en ese reportaje- truncados por la dictadura criminal que ha enlutado a millares de hogares venezolanos. Su delito fue ese sueño de querer ver cuando este gobierno cayera.

Como la gran mayoría del país, tenemos todo el legítimo derecho de aspirar a que el estado actual de las cosas cambien, a que se materialicen nuestros sueños de ver a una gran Venezuela, joven y  poderosa, que se encumbre con bríos renovados para ir a su cita con el futuro cuando este régimen caiga. Ese mañana negado por el odio, subyugado por la perfidia y emboscado por la mentira será la puerta de salida de la antihistoria, pero también la de entrada a un vigoroso porvenir.

Las negras páginas escritas para el oprobio y negación de la condición humana quedarán como un indeseado momento que no merecíamos. Estaremos más conscientes del grado de depredación de la banda de  inescrupulosos civiles y militares seudosocialista y variopinta, que por su ambición criminal le ha causado daño moral y material al país.

Se superará la hegemonía por la pluralidad de pareceres y se asumirá un país pleno de ideas y sueños que lo dotarán de un nuevo imaginario que esperanzará y motivará a darlo todo en el camino de reconstrucción que tenemos por delante. La historia y la justicia asumirán su rol.

Se rescatará la convivencia como ciudadanos y, con desprendimiento, se pondrá al servicio una nación moderna en la que realmente se desarrolle un alto nivel de educación y civismo, que pronto constituya de nuevo la mejor carta de presentación ante el mundo.

Se revisará en profundidad el papel de las fuerzas armadas para que no opere más en forma desnaturalizada como un partido político y así tengan la oportunidad de rescatar el respeto y orgullo perdidos. Cada venezolano tendrá la oportunidad de una vida sin las limitaciones a las que el clientelismo y la dependencia del Estado ya no lo someterán más, mancillándolo en su dignidad.

Todos debemos enfocarnos en rescatar la condición humana de nuestro pueblo y elevar su conciencia con reales principios de respeto y valores éticos, gestando a un nuevo ciudadano que sustituya al “nuevo hombre” que hoy simboliza la mediocridad y la carencia de escrúpulos que el populismo manipulador dejó este gobierno que inexorablemente ha de caer. La familia recobrará su papel, será otra vez la forjadora natural de nobles ciudadanos.

Se abrirá Venezuela a una economía que permita conseguirnos con la inversión, producción y empleo, dando por terminado ese capitalismo de Estado, que solo ha beneficiado a los estafadores que gobiernan, plagándola de desabastecimiento de alimentos y medicinas, racionamiento, inflación, colas, expropiaciones, empresas cerradas y desempleo, creando una inexplicable y dantesca crisis humanitaria en un país pleno de recursos humanos y materiales.

Cuando este gobierno caiga, ya no estará al mando la mafia de los incalumniables: Maduro, El Aissami, Reverol, Cabello, Padrino, los hermanos Rodríguez, Bernal, Varela, Carreño, Lucena, Moreno, Saab, Escarrá, Istúriz, y paremos de contar, porque la lista es tan larga como indeseable. Solo así se tendrá un país que supere la depravación, la injusticia, el odio y la confrontación. Tenemos todo el derecho de querer un mejor país, pero solo será posible cuando este gobierno caiga.

Siguiendo con la nota del reportaje, la esperanzada María Estefanía, decía: “Yo sueño con ver cuando caiga este gobierno. Yo tengo que ver eso, yo tengo que ver qué van a hacer con esa gente, con Diosdado y Maduro, tanta maldad que han hecho, tantos jóvenes que han muerto, esto no se puede quedar así”. Hoy su hermana recuerda esas palabras e indica que jamás se imaginó que sería una de las “víctimas de ellos”. La honraremos cuando este gobierno caiga.


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