La Agencia Bancaria Europea publicó su informe correspondiente al tercer trimestre de 2021, en el cual hace alusión a la rentabilidad financiera (RoE) de la banca en ese continente. El promedio fue de 7,7% en todos los bancos de la región.
El ranking estuvo liderado por Rumania con 16,3%, seguido por Hungría con 1,9%. Grecia obtuvo -25%., lo que ubica al sistema de ese país como el de peor desempeño de Europa.
De acuerdo con los datos presentados, la recuperación del sector financiero ha sido más alta de lo esperado, ya que durante el último trimestre de 2020 el crecimiento apenas se ubicó en 1,9%.
España, por su parte, es una de las naciones en las cuales el desempeño fue mayor, al ubicarse en 12,1%, lo que contrasta con el -3,9%, registrado durante el período octubre-diciembre de 2020.
Entre los factores que impulsaron este resultado positivo destacan el margen por intereses, que contribuyó con 55,4% de las ganancias. Las comisiones también supusieron 31,9% de las ganancias.
Y mientras tanto, la morosidad continúa en descenso. La tasa de este indicador en los 131 bancos a los cuales la Agencia Bancaria Europea hace seguimiento, se redujo al 2,1% entre julio y septiembre del pasado año, lo que se tradujo en una histórica reducción de 20 puntos con respecto al segundo trimestre de 2021.
Los datos señalan que este factor disminuyó en lo que concierne a préstamos particulares de 2,7% a 2,5%, mientras que en lo que corresponde a créditos para empresas pasó de 4,4% a 4,2%.
Sin duda alguna, entre los mejores pagadores, se encuentran aquellos sectores que estuvieron más golpeados por la crisis sanitaria, tales como alojamiento, comida, artes, entretenimiento y ocio, que vieron descender sus tasas de morosidad entre 20 y 50 puntos básicos. Aunque siguen mostrando atraso en los pagos de sus obligaciones crediticias, la incidencia es mucho menor.
Las cifras antes indicadas hacen prever que la solvencia y la estabilidad financiera de la banca europea van mejorando paulatinamente, lo que hace vaticinar una recuperación basada en índices de rentabilidad acordes con el momento económico que vive el continente. Los números van mostrando cuán resistente a los embates y a las crisis puede ser un sistema financiero.