En 2017 el presidente de Francia, Emmanuel Macron, señalaba al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura, pero justo cuando la crisis energética cercó a los franceses este 2022, Macron parece haber sufrido un lapsus mental: no sólo le dio la mano al tirano de Miraflores sino que propició un nuevo acercamiento entre la oposición y el chavismo.
Con su nueva posición como aliado del régimen de Maduro, el presidente de Francia no sólo irrespeta a los venezolanos sino que se pone del lado de los malos de este mundo. ¿Acaso a Macron lo mueve el interés por obtener un poco del petróleo venezolano?
Quizá lo más difícil en este momento es que algunos gobernantes de naciones poderosas están legitimando al sistema represivo chavista, movidos por intereses locales.
Realmente fue una vergüenza ver al señor Gerardo Blyde una vez más sentado con el chavista Jorge Rodríguez, esta vez desde París, compartieron mesa con el presidente de Colombia, Gustavo Petro y el de Argentina, Alberto Fernández, así como la ministra de Asuntos Exteriores de Noruega, Anniken Huitfeldt y por supuesto, el cómplice del encuentro: Macron.
Está claro que por los estragos que la guerra de Ucrania ha generado se está produciendo una crisis energética en Europa y la administración de Macron podría estar viendo en el régimen de Venezuela a un socio comercial para su país. El sufrimiento de los venezolanos parece poco importarle en este momento al presidente de Francia, pero las sanciones internacionales y los crímenes de lesa humanidad de los que ha sido señalado el chavismo, hacen más complicado cualquier tipo de operación comercial entre Caracas y París. En ese contexto Gerardo Blyde juega un papel preponderante para limpiarle la cara a la dictadura y allanarles el camino.
Ni Gerardo Blyde ni Juan Guaidó representan a los venezolanos ni al sufrimiento que está enfrentando el pueblo por culpa de la dictadura. Es totalmente inaceptable jugar con el destino de un país montando un show con un personaje que dice ser de oposición pero que realmente es una marioneta. Aunque así están las cosas en este momento, hay que tener fe en el porvenir, el país no siempre estará bajo el yugo de una tiranía. La verdad siempre sale a relucir y la justicia tarde o temprano llega.
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