Mucho se habla de las enseñanzas, aprendizajes y cambios que dejará la pandemia del COVID-19.

Es oportuno analizar aquellos que tienen que ver con la tecnología. En diversas conversaciones, entrevistas (virtuales), incluso mis alumnos me han preguntado cuál será el cambio pospandemia más importante para las empresas y si considero que la metodología de teletrabajo o home office será instaurado de forma fija.

Definitivamente, este reto que atraviesan las organizaciones ha llevado al límite de la presión del cambio a muchas de ellas, junto a sus integrantes. La barrera del miedo a la tecnología ha tenido que ser vencida a la fuerza. Aquellas empresas o personas que mantenían como tarea pendiente y en un nivel bajo de prioridad su comunicación digital, han tenido que llevarla al tope más alto de su lista.

Es irresponsable generalizar sobre el hecho de que toda empresa y sus actividades se pueden transformar a metodologías a distancia. Afirmaciones de este tipo abundan en plataformas como Linkedin o Twitter. Nada más alejado de la realidad, pues existen rubros dentro del retail, la manufactura, incluso las ventas/posventa que no son posible llevarlos a una versión de trabajo a distancia completamente. Al menos no por los momentos.

Quizá en un futuro, como aquel que se observa en las películas, en el que robots con inteligencia artificial son capaces de analizar emociones y pueden estar en un departamento de recursos humanos o atendiendo a un proveedor o cliente. Mientras tanto, no debemos dejar de customizar la tecnología aplicada (sea a la fuerza por una pandemia o por decisión propia) a nuestras metas y no que sea ella quien decida nuestro destino.

El verdadero cambio viene dado por las opciones que ahora existirán. Las telereuniones, el home office, los grupos de WhatsApp, las plataformas de comunicación grupales como Slack, ya forman parte de la rutina de muchas empresas. Todo esto llegó para quedarse. A partir de ahora se abre el abanico de opciones. Al ser bien implementadas, estas herramientas optimizarán el tiempo en las complejas agendas. El mundo seguirá con su ritmo acelerado, pero ahora estamos apoderados de aquello que muchos veían como un monstruo de tres cabezas: el mundo digital.

Aquella etiqueta común de los millennials que subestimaban los horarios, ha tocado afrontarla a todos, en diferentes áreas, laborales o personales. Ellos manejan sus actividades orientados a metas versus una estructura de horario laboral clásica y restringida. Esta etapa de trabajo en casa ha permitido la flexibilización de agendas y horarios. Es cierto que los líderes de equipo deben mantenerse precavidos para no forzar demasiado trabajo extra durante esta etapa tan compleja de controlar, dirigir y organizar. Pero también es una realidad que se debe hacer uso de una característica no tan propia de los millennials, aquella que tiene que ver con las agendas y la organización del tiempo. Esta etapa de pandemia y cambios constantes ha traído como consecuencia que la balanza generacional tienda a enderezarse, al menos en lo pertinente al uso óptimo del tiempo.

La implementación de diversas metodologías a distancia está permitiendo a muchas empresas, al asumirlas como recursos en sus procesos, disminuir costos de diferentes índoles. ¿Cómo impacta esto en tu empresa? ¿Podrá ayudarte a ser más competitivo en el mercado? Se puede, ahora, complementar la planificación estratégica de cada organización con los recursos tecnológicos o incluso orientarla a obtenerlos.

Ha llegado el momento de reflexión de cada persona en el uso de la tecnología. Es el momento de reflexión y reapuntamiento de la estrategia de toda empresa hacia una transformación digital profunda o, al menos, a tener presencia fuerte en el mercado digital. ¿Cuáles departamentos o procesos pueden agregar en sus agendas y metodologías el teletrabajo? ¿Incorporarás la opción de reuniones por videollamada dentro de las salas de reuniones presenciales? ¿En tu infraestructura tecnológica tienes los recursos para ayudar a tus equipos?

El COVID pasa, la tecnología queda y aún mejor, crece.

 


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