La economía es una ciencia social, en la cual grandes pensadores, filósofos, matemáticos, estadísticos y expertos en investigación de operaciones, entre otros intelectuales, han invertido tiempo y energía, investigando, analizando, generando conocimientos, proponiendo teorías y publicando literatura sobre esta materia [1] y por tal razón, no estoy de acuerdo con la opinión de algunas personas que afirman que «las ciencias sociales son una farsa«.

A Albert Einstein –quien fue galardonado con el premio Nobel de Física en 1921, por sus investigaciones sobre el efecto fotoeléctrico, que también postuló las teorías especial y general de la relatividad– no le gustaban las ciencias sociales, debido a que le parecían muy complejas, pues sus modelos involucran muchas más variables, que los modelos usados en las ciencias exactas y comparto su opinión, porque los modelos matemáticos en las ciencias naturales –que representan leyes de la naturaleza y son abstracciones del mundo real–, contienen un conjunto reducido de variables determinísticas y en algunos casos variables probabilísticas, que permiten predecir el comportamiento y los resultados de un experimento con un alto grado de precisión y reproducirlo cuantas veces sea necesario, obteniendo siempre los mismos resultados, mientras se mantengan iguales todas las condiciones experimentales.

Como ejemplo de un modelo matemático determinístico usado en las ciencias exactas, que se aplica en los circuitos eléctricos, tenemos la ley de Ohm, cuya fórmula es: Resistencia = Voltaje/Intensidad o más sencillo aún: R = V/I.

Parte de la complejidad de las ciencias sociales, consiste en que además de las variables determinísticas y probabilísticas (aleatorias o estocásticas), existe otro tipo de variables que podríamos denominar caóticas, que a pesar de tener gran influencia sobre los resultados que se obtienen de los modelos matemáticos utilizados, no se consideran dentro de los mismos y que hacen que ciencias como la economía, en algunos casos se parezca más a una protociencia como es la astrología, lo que conduce a que muchas veces, quienes pronostican el comportamiento futuro de indicadores macroeconómicos tales como son tasas de: crecimiento del PIB, inflación y desempleo entre otros, fallen en sus pronósticos, representando esta anomalía, uno de los factores que les hace perder credibilidad a los profesionales de esa ciencia social.

Por otra parte, la aplicación de técnicas como es la regresión lineal que es tan útil en la búsqueda de modelos matemáticos que describen las leyes físicas, no es tan aplicable y adecuada a los datos históricos de las ciencias sociales, para obtener conclusiones basadas en comportamientos anteriores.

Dentro de las variables caóticas que afectan a los modelos de las ciencias sociales, podemos mencionar las expectativas y los rumores por citar solo dos, que, en algunos casos al generar pánico y producir incertidumbre, logran que la gente asuma comportamientos no tan racionales, que no aparecerían en condiciones normales y cuyos efectos finales son impredecibles.

Como un ejemplo del efecto de las variables caóticas sobre la economía, se puede mencionar el caso de la propagación del rumor de una devaluación monetaria, lo cual incita a que las personas, traten de proteger sus patrimonios e ingresos y decidan: endeudarse, gastar sus ahorros o incluso delinquir, para acaparar: divisas, productos de primera necesidad, activos tangibles o intangibles, criptomonedas, etc, siendo que este comportamiento podría producir: corridas bancarias, quiebra de entidades financieras, fugas de divisas, temor a invertir en la economía real, desempleo, escasez de productos, acaparamiento, especulación, generación de mercados paralelos, saqueos, aumento de las tasas de interés, aumento del tipo de cambio, crecimiento de la inflación, delincuencia y al final, desestabilización económica, social y política, que podría conducir a protestas violentas o en el peor de los casos a una guerra civil.

Dentro de las percepciones podemos citar por ejemplo los efectos de las opiniones de personajes como Elon Musk, quien a través de mensajes en las redes sociales hace comportarse a las criptomonedas como si fueran una montaña rusa o, por otra parte, la caída de las acciones de Coca-Cola, debido a un gesto de Cristiano Ronaldo –¡vaya tonterías de las manipulaciones en el mercado bursátil!–.

De acuerdo con los ejemplos anteriores, variables que parecieran inocuas y que a primera vista no deberían tener mayor influencia en los modelos predictivos usados en la economía, terminan distorsionando todos los pronósticos de los especialistas más reconocidos y generando un caos en los mercados.

Los pronósticos y las políticas económicas –monetaria y fiscal– que de ellos se derivan, son algunos de los productos de primera línea de esta ciencia social, que están sujetos a la influencia de las variables caóticas mencionadas, que se ignoran por los pronosticadores, a diferencia de lo que ocurre con los productos de la ingeniería, tales como son: edificios, puentes, vías, barcos, aeronaves, cohetes, computadores, sistemas de información, etc, donde en el análisis se tratan de considerar y calcular todas las variables y parámetros que pudieran afectar el diseño y por ende, el buen funcionamiento de esos bienes.

Por otra parte, los padres de la macroeconomía –John Keynes y Milton Friedman– provenían de las escuelas de matemáticas y estadística, áreas que, a pesar de ser ciencias respetables, en algunos casos desprecian el aporte de otras disciplinas académicas, que deben ser tenidas en cuenta para lograr un pensamiento ecléctico y objetivo del comportamiento humano y de la realidad física, siendo que dentro de las grandes disciplinas olvidadas por la economía quizás están algunas como son: filosofía, historia, sociología, sicología, ética, física e ingeniería, entre otras ciencias.

En el siglo pasado, cuando hacía estudios de pregrado en las escuelas de las ciencias exactas, también cometí por ignorancia el grave error de menospreciar a las ciencias sociales, de las cuales debía cursar algunas materias incluidas en el pensum de la carrera, a las que considerábamos como «costuras o pajísticas” – haciendo un mayor énfasis en: matemáticas, física, lenguajes de programación, bases de datos, sistemas operativos y teorías de sistemas– y solo me percaté y quedé convencido de la importancia de las ciencias sociales en la formación de los profesionales integrales, después de haber interactuado con el mundo real, razón por la cual tuve que desempolvar apuntes y libros de pregrado relativos a contabilidad , economía y administración, para poder interactuar con propiedad con mis compañeros de trabajo de las diferentes áreas y niveles y reforzar así las capacidades administrativas y gerenciales, que debía asumir.

Considero que la economía como ciencia aún se encuentra en la adolescencia de su vida y le falta mucho camino por recorrer para llegar a la madurez, tal como ha venido ocurriendo con la física, que ha sufrido grandes revisiones, descubrimientos y ajustes desde Arquímedes, Pitágoras o Aristóteles, pasando por los tiempos de científicos como fueron: Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, Isaac Newton, Albert Einstein, Max Planck y aún hoy, se están estudiando nuevas teorías, como la teoría de cuerdas, que trata de explicar más profundamente, de qué está hecho el mundo y la dualidad existente entre materia y energía, que al final convergen solo en energía, que vibra de diversas formas y en diferentes frecuencias, de tal manera que, si se comprueba esta teoría, todo el universo estaría compuesto por cuerdas, que son hilos de energía vibrante, en un hiperespacio con 11 dimensiones.

Ahora podríamos hacer la siguiente reflexión: ¿qué pasaría si con el paso del tiempo y sin razón aparente los edificios colapsaran, los puentes se derrumbaran, los aviones se cayeran y los barcos se hundieran? Esta clase de fenómenos obligaría a los ingenieros diseñadores a revisar si existe alguna anomalía con los materiales usados, errores en análisis y diseño de las estructuras o problemas con las leyes de la física, para buscar soluciones apropiadas, donde se debería comenzar por la revisión de la calidad y resistencia de los materiales, los principios que rigen el equilibrio y la ley de la gravedad, que pudieran haberse distorsionado.

En la economía, donde se han presentado crisis globales recurrentes, aún en los países más desarrollados del mundo, que son insensibles a todas las políticas económicas aplicadas, es necesario hacer una revisión y corrección de paradigmas, dogmas, modelos y teorías económicas, que involucre a otras disciplinas académicas, donde quizás se puedan encontrar aportes de mentes sin prepotencia ni arrogancia y con ideas nuevas, claras, críticas y no contaminadas por antiguas teorías fracasadas, que podrían nublar y condicionar el libre pensamiento, para generar los cambios requeridos.

Se podría empezar por revisar las leyes de la oferta y la demanda, que en condiciones normales, deberían mantener en equilibrio las variables de precio y cantidad, de acuerdo con «la existencia de una mano invisible del libre mercado» propuesta por Adam Smith en el siglo XVIII, debido a que en mi opinión, esa «mano invisible del mercado» ha sido sustituida por «una mano peluda de la especulación«, donde se crean ofertas y demandas ficticias, para manipular el comportamiento de los precios, lo que hace a estas leyes totalmente inoperantes respecto al punto de equilibrio real y por otra parte, se crea un dinero sin respaldo, de la nada y en cantidades astronómicas, para apalancar a los especuladores, en detrimento de los productores, lo que hace perder el valor al dinero, generando inflación, caída del PIB y crisis sistémicas.

A pesar de haber otorgado muchos premios Nobel de Economía durante más de medio siglo – desde 1969 hasta el año 2020 –, la economía mundial sigue dando tumbos, mientras que en las ciencias exactas se envió a explorar los confines del espacio interestelar a las sondas Voyager en 1977 y en 2021 se han colocado robots equipados con inteligencia artificial para estudiar al planeta Marte, pero en la Tierra aún no podemos controlar fenómenos tan triviales como la inflación o la caída de la producción que genera hambrunas, pues todas las soluciones que presentan los expertos a las crisis económicas se basan en un eufemismo llamado flexibilización cuantitativa, que es la generación de masas monetarias exponenciales de la nada, acción que es similar al uso del mercurio por los alquimistas en la Edad Media, para curar cualquier tipo de enfermedad.

Por otra parte, existen otros eufemismos como son llamar inversores a los especuladores como es Mr. George Soros, quien en 1992 hizo quebrar al Banco de Inglaterra, manipulando y atacando su moneda, siendo que el objetivo final de un especulador es almacenar dinero en bóvedas, en paraísos fiscales o ver crecer las cifras acumuladas en servidores informáticos, sin que ese capital preste alguna utilidad a las naciones, mientras que los verdaderos inversores reales son aquellos que invierten su capital en investigación, desarrollo y producción, como es Mr. Bill Gates, creador de Microsoft, con productos informáticos tales como Windows, SQL Server, C# entre otros y últimamente, convirtiéndose en el mayor terrateniente de Estados Unidos y gran productor agrario, pues adquirió 98.000 hectáreas en 18 estados, para hacer estudios sobre las semillas y sembrar rubros agrícolas, tales como son las papas, que son adquiridas por la cadena McDonald’s, lo cual genera trabajo para muchos e incrementa el PIB de ese país.

Por otra parte, otra de las características de los especuladores es crear fundaciones supuestamente filantrópicas, para reclutar y mantener en universidades reconocidas, medios de comunicación e incluso en gobiernos, a apologistas de prácticas tales como son la expansión de la liquidez, las devaluaciones de las monedas, los controles de cambios, el uso del crédito para especular, bloqueos y guerras económicas hacia países competidores, la promoción de creencias falsas como que la bolsa es la economía, etc, que aunque son acciones funestas para la economía, generan ganancias para unos pocos, arruinando a los productores y por esa razón pudiéramos hacer la siguiente analogía: “La corrupción es a la política como la especulación es a la economía e infortunadamente estas perversiones han coludido para destruir democracia y economía conjuntamente ”, siendo que de acuerdo con el artículo llamado “La economía es un sistema dinámico armónico” [2] que publiqué en fecha 18 de mayo de 2021 en este prestigioso medio, si comparamos a la economía con un sistema físico masa-resorte, “en términos físicos, la especulación es similar a la fricción que no realiza ningún trabajo útil pues desperdicia energía produciendo calor y haciendo que las vibraciones del sistema sean amortiguadas, logrando que el mismo se detenga con el paso del tiempo, tal como ocurre con las crisis económicas que tienden hacia las recesiones o peor aún hacia las depresiones globales”.

Finalmente, debido a la pandemia covid-19, la respuesta económica a la crisis sanitaria fue la expansión la liquidez monetaria a niveles nunca vistos por parte de los gobiernos, lo que tendrá efectos inflacionarios que habrá que resolver durante y en la pospandemia y una buena medida sería dirigir parte de esa masa monetaria hacia: la educación, la investigación, el incentivo de la producción real y la reconstrucción de la infraestructura tanto local como globalmente, considerando que también se requiere devolver a las monedas su valor, quizás mediante el regreso al patrón oro, como se hizo al final de la Segunda Guerra Mundial.

[1] https://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/2013/08/efectos-de-la-liquidez-monetaria-sobre.html

[2] https://www.elnacional.com/opinion/la-economia-es-un-sistema-dinamico-armonico/


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