El modelo dictatorial, que impone el grupo encabezado por Nicolás Maduro, ha llevado al país a una situación de colapso y caos sin precedentes en nuestra historia. La vida diaria de los venezolanos es de grandes esfuerzos y sacrificios para poder acceder a cosas tan básicas y elementales como el servicio de agua, de electricidad o de gas.

El Estado no cumple con sus responsabilidades y estas condiciones de precariedad y emergencia son tanto generadas como aprovechadas por el régimen. De esta manera, establece relaciones de subyugación y control sobre las personas y desconoce la realidad y los problemas a través de un masivo aparato de propaganda.

Un ejemplo de esto lo vivió la comunidad de La Vega en días pasados. Como lo denuncia Esteban, uno de los líderes que hacen vida allí, el gobierno afirma responder a la grave crisis de gas doméstico enviando un camión con bombonas a la parte alta de esa importante barriada. El hecho se publicita y se anuncia con grandilocuencia, pero termina siendo un engaño: las bombonas están vacías. Todo ha sido producido con fines meramente propagandísticos.

La irregularidad de la distribución, el encarecimiento y precariedad del servicio, son la realidad con la que deben lidiar en las comunidades. Como lo afirma Yusbel, una de nuestras madres líderes en el sector El Cardón, en Carapita, cada vez es más errática y espaciada la distribución de las bombonas, con sectores que pasan semanas y meses sin ser abastecidos. Las bombonas llegan a costar hasta 5 dólares, con recargas que antes duraban un mes y ahora difícilmente llegan a la semana. Además, ya son varias las denuncias acerca de los fallos en las boquillas de las bombonas y como algunas están llegando llenas de agua. Estas condiciones han dificultado aún más el desempeño de nuestros comedores, por ejemplo, que deben atender a grupos de 40 o 50 niños, consumiendo las bombonas en tres días o menos.

La respuesta de las comunidades a esta situación es de organización civil y creación de redes de apoyo. De esta forma no solo se generan iniciativas mancomunadas que ayudan a paliar la emergencia, sino también se estructura la movilización organizada para la denuncia y la protesta. Así lo evidencian las manifestaciones que vienen sucediéndose en todo el país, mayoritariamente por agua, electricidad y gas, que se han producido en respuesta al deterioro radical de las condiciones de vida y que el Estado victimario, lejos de reconocer y atender, por el contrario niega y reprime.

Nuestro trabajo en el Movimiento Caracas Mi Convive nos demuestra la necesidad prioritaria de construir nuevos pactos convivenciales para abordar los problemas desde la organización y la articulación, restituyendo el tejido social y empoderándonos como individuos y comunidades.

Es el momento de hacer causa común en torno a los problemas y emergencias que nos afectan a todos y convertirlas en puntos de encuentro reales, que sean las verdaderas bases de nuestro desarrollo. La crisis alimentaria, las violaciones masivas de derechos humanos, la hiperinflación, el colapso de los servicios básicos, nos afectan a todos y es necesaria la articulación mancomunada y organizada de los diversos sujetos sociales alrededor de estas emergencias, para poder enfrentarlas de manera efectiva.

Esta organización y encuentro debe servirnos de base para enfrentar no solo la emergencia y la crisis, sino también para iniciar los procesos de cambio y transformación por los que la inmensa mayoría de los venezolanos estamos clamando.

robertopatino.com


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