Foto AFP

El 18 de julio del año 2017, el actual presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, quien para aquel entonces era senador, junto a más de 110 congresistas de Colombia y Chile introdujeron una demanda ante la Corte Penal Internacional en contra de Nicolás Maduro por presuntos delitos como tortura, asesinato, persecución a un grupo poblacional definido y arrestos masivos, entre otros. Demanda que hoy es una investigación real.

Todos los venezolanos recordamos el año 2017, fue el año donde se cayeron muchas caretas, donde dejaron de importar las formas, donde el uso de la violencia no se cohibía ante la presencia de las cámaras. Venezuela y el mundo pudieron ver videos de cómo asesinaban jóvenes a mansalva y sin embargo reinó la impunidad ante tales pruebas.

En septiembre del año 2018, seis Estados miembros de la CPI pidieron que la Fiscalía investigara posibles crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Algo inédito, era la primera vez que un grupo de países solicitó conjuntamente que se abriera una exhaustiva investigación por presuntos delitos cometidos en el territorio de otro Estado miembro de la CPI.

En la política nacional e internacional, han ocurrido eventos que para muchos están llenos de desesperanza, como la visita al Palacio de Miraflores del fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan. Desde el régimen cantaban victoria y cacareaban, lo que ellos creían sería un triunfo para la dictadura, por el simple hecho de que tan alto representante de la justicia internacional, se entrevistara con el dictador.

Por su trabajo, el fiscal Karim Khan sabe cómo lidiar con violadores de derechos humanos, con el firme propósito de recabar las pruebas necesarias para llevarlos a la justicia. Para él no sería nada difícil sentarse frente a frente al dictador, porque su objetivo es claro, aplicar todo el peso de la ley.

Esta investigación será profunda y contundente, no solo para quienes cometieron tales abusos, sino también para quienes hayan encubierto, los cómplices, líderes militares, civiles que sabiendo lo que sucedía no intervinieron o simplemente prefirieron “hacerse los locos”, como popularmente decimos en Venezuela.

La CPI actúa como un tribunal de última instancia, interviniendo únicamente cuando los juzgados nacionales no tienen la capacidad o el interés para investigar y juzgar los delitos internacionales más graves.

Tal vez para muchos el encuentro entre el fiscal de la CPI y el dictador fue como tal un evento desesperanzador. Pero para los que soñamos que la libertad, la justicia y la igualdad en nuestro país se convierta en una realidad, estamos convencidos de que este es un gran paso para lograrlo y que estamos aún más cerca de ver a quienes han acabado esta hermosa tierra en los últimos 22 años, rendir cuenta ante la justicia internacional. La Venezuela próspera, libre, justa e igualitaria está cerca, no perdamos la fe.


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