Para nadie es un secreto que el mundo está dando un vuelco hacia la profundización y hasta el traslado de las relaciones humanas hacia la red. Las empresas más importantes del mundo digital estudian y desarrollan el metaverso como nueva forma de interactuar que no estaba ni en el más lejano radar de nuestras atenciones, “se trata de un mundo de comunidades virtuales interconectadas donde la gente puede reunirse, trabajar y jugar, utilizando auriculares de realidad virtual, gafas de realidad aumentada, aplicaciones para teléfonos inteligentes u otros dispositivos”. (Jerusalem, 2021)

Las sociedades crecen y se desarrollan con normas de civilidad y convivencia que pueden y deben modernizarse pero sin perder la esencia del respeto hacia el prójimo, “el respeto es una norma y como tal no viene del sentimiento, tampoco de la moral pura sino de la razón práctica: un medio inventado por los humanos para mejor vivir unidos”. (Mirés 2022)

Los desarrollos digitales rompen las barreras de tiempo y distancia, permitiéndonos hacer actividades digitales con otras personas como: trabajar, visitar amigos y familiares, ir de compras, asistir a un concierto o un museo virtual, hacer un viaje a través de Internet, etc. La cuestión acá es si estamos preparados para vivir en una virtualidad sin normas o si se impone un código que tenga que ver, no solo con nuestro comportamiento, sino también con nuestra manera de relacionarnos y de comunicarnos lejos de nuestros interlocutores. Es allí cuando debemos evaluar la importancia de la cortesía trasladada al plano virtual.

Respecto a la elementalidad de la cortesía se han pronunciado científicos, poetas o docentes entre otros. El diccionario de la Real Academia DRAE, define la cortesía como “ la demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona”.

Las normas de cortesía, son modelos de comportamiento adecuados para vivir en sociedad, pero cada sociedad puede ser distinta. Incluso dentro de una misma sociedad existen variados foros y en consecuencia comportamientos diferentes. No es lo mismo una reunión familiar a un encuentro entre colegas profesionales, tampoco un evento deportivo a otro de carácter político. Motivados por la simetrías o asimetrías sociales, económicas y culturales existen distintas maneras de presentarnos y mostrarnos ante las demás personas.

En el caso virtual nos referimos a la cortesía en la red, como netiqueta o netiquette. Son termómetros que miden el avance y la madurez de una sociedad; en este caso de la sociedad digital. Parten de la premisa que aún aceptando las distancias existen aspectos mínimos de respeto entre los usuarios de la red que regulan el comportamiento de una comunidad; en consecuencia los aceptamos como generales y necesarios. Actuamos con cortesía digital y recíprocamente, esperamos el mismo comportamiento hacia nosotros.

El mundo virtual relaja las normas. Vemos como las conversaciones en la red se escapan con facilidad de las normas ortográficas. Se perdona con más facilidad los deslices lingüísticos o cobran importancia símbolos o textismos no habituales o no necesarios en la presencialidad así como en el lenguaje expresado de manera escrita. Jorge Franganillo (2020) indica que “cuando enviamos un mensaje, la producción del texto y su recepción ocurren en dos entornos distintos, emisor y receptor no comparten el mismo espacio físico. Por lo tanto, no es posible confiar en las señales que suelen ayudar a captar el sentido de los mensajes, como son el tono de voz, los gestos o las expresiones faciales”.

Respecto al uso de textismos, su aceptación progresa de manera ostensible. Un estudio realizado por Alejandro Gómez Camacho (2018) analizó la percepción de 580 profesores sobre la relación entre la adquisición de la competencia ortográfica en lengua española, italiana y portuguesa y la utilización de textismos en mensajes de texto que se envían a través de los teléfonos inteligentes. La investigación concluyó que “la utilización de elementos multimodales como emoticonos, imágenes, audios y videos, que no existen en la escritura estándar, tienen una elevada aceptación tanto en los mensajes de texto como en el contexto educativo”.

Las normas de cortesía digitales están permanentemente en desarrollo, sin embargo, sin pretender abarcarlas en su totalidad  existen varias de ellas que por su elementalidad merecen ser destacadas. Entre ellas un internauta cortés debe:

  • No dejar a tu interlocutor digital “en azul”, es decir un mensaje leído pero sin la respuesta correspondiente. Responder oportunamente, aún cuando esa respuesta no complazca o coincida con el planteamiento que se nos efectúa es un acto de respeto elemental.
  • No usar la red para manipulación mediática, bullyng, insultos ni amenazas. Como ejemplo reciente el mundo del entretenimiento no ha dejado de sorprenderse con las ofensas que se han proferido la última semana dos artistas (Residente y J Balvin), que seguramente no hubiesen expresado en el plano físico. Es fácil usar las redes para insultar a la distancia. Como indica Virginia Shea (1997) en su libro Netiquette, “nunca envíes por correo ni publiques nada que no dirías a la cara de tu lector”.
  • Ser conciso y claro al escribir, en consecuencia organizar las ideas antes de escribirlas; así mismo no saturar a los demás participantes con exceso de información. Un buen mensaje corto es mucho más efectivo que una explicación prosopopéyica adornada de galimatias innecesarios.
  • Así mismo, hacer uso de un buen lenguaje escrito. Recuerde que una tilde o un signo de puntuación que se omita, puede cambiar el sentido de un mensaje.
  • Limitar el tiempo de la conexión, respetar el tiempo de los demás y muy especialmente llegar a tiempo a las reuniones virtuales.
  • Evitar y hasta prohibir el uso de dispositivos electrónicos en la mesa, lugar de encuentro que debe ser respetado y cultivado.
  • Encender la cámara cuando tu interlocutor lo ha hecho o rechazar la conexión si deseamos no hacerlo. Este punto cobra importancia para los alumnos que interactúan con profesores en el mundo virtual.
  • Evitar en todo caso el USO DE LAS MAYÚSCULAS para párrafos en la red. Son considerados símbolo de irrespeto o grito a tu interlocutor.

Al cumplir con las normas básicas de netiqueta buscamos el desarrollo de la ciudadanía digital, expresada como Marcelo Berenstein (2021), como “la capacidad de participar en la sociedad en línea”. Este autor añade que “ este término ha sufrido varios cambios en su descripción a medida que los nuevos avances tecnológicos han cambiado el método y la frecuencia con que las personas interactúan entre sí en línea”.

Recordando a Manuel Antonio Carreño en su célebre obra Manual de Urbanidad y Buenas Maneras (1853),quehoy más que nunca, la sociedad necesita de estas normas para no desintegrarse en una simple  prisa sin rumbo o en un peligroso afán desmedido de lucro personal.

 


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