Comenzó el último cuatrimestre del año y el Estado sigue indolente ante la crítica situación de hambre y pobreza que se vive en la inmensa mayoría de los hogares venezolanos. ¿Qué más debe pasar para que se aboquen a darle solución a este grave problema?

Las políticas económicas del Estado han llevado a 80% de la población a vivir en la miseria, sin la esperanza de que sus sueldos y pensiones de hambre reciban una dignificación que les permita al menos alcanzar algunos de los artículos de la canasta básica para que se acalle el ruido estomacal que los acompaña a la hora de acostarse. Es angustia lo que muchos venezolanos sienten al no saber cómo harán al día siguiente para llevar alimentos a su casa.

Es el Estado el único responsable por el aumento de la desigualdad social en el país, donde solamente los poderosos cuentan con una canasta básica abundante, servicios básicos permanentes y el goce de buena salud por contar con seguros en dólares, no así nuestros abuelos que tienen hambre y claman por alimentos, al igual que los empleados de la administración pública que solo reciben un salario de 40 dólares. Quiero insistir en esto porque no es una tontería: la canasta básica ronda los 523 dólares.

La trama de corrupción en el Estado y en especial dentro de Pdvsa ha sido un golpe duro a los derechos humanos. Esto sumado a la impunidad ha derivado en el crecimiento exponencial del dólar oficial, que ya está alcanzando la cotización del paralelo y por ende nos conduce a una hiperinflación indetenible.

 


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