Hace unos días estuve en Panamá conversando con el dinámico ejecutivo de una importante organización latinoamericana quien, día a día, está construyendo nuevos horinzontes para la visión logística del transporte en los próximos años.

Es autor del libro titulado: Corredores bioceánicos, una potente herramienta empresarial, que ahora utilizo a efectos de esta mi columna. Se trata de Ricardo Partal Silva, presidente de la OMCPL, Organización Mundial de Ciudades y Plataformas Logísticas, autor y director ejecutivo de Integración Empresarial por los Corredores Bioceánicos (Argentina/Chile y los vinculados en Suramérica).

En su análisis, muy pertinente para esta época, subraya la importancia económica de los “corredores bioceánicos” que son, en palabras directas: trazos de carreteras que atraviesan del Pacífico al Atlántico. Y son herramientas de integración económica, de transporte, de desarrollo turístico y principalmente de vertebración latinoamericana al mover millones de dólares.

Quizá uno de los hitos en la construcción de este paradigma es la Declaración de Asunción (2015) que dejó establecido que los Corredores Bioceánicos son “herramientas” para el futuro, mediante la colaboración y efectiva facilitación de transporte de carga, además de dinamizar otros aspectos del desarrollo económico local de los lugares por donde atraviesa el corredor. Siguiendo esa lógica, en 2017, la Declaración de Brasilia volvió a ratificar la importancia de la conexión vial bioceánica eficiente, moderna y ágil.

Proyectos de corredores hay varios, que involucran, por cierto, a países del Mercosur. En la conversación que tuvimos con el líder de esa organización conversamos de la importancia del concepto de corredores y obviamente la necesidad de que los Estados comprometan su palabra política y sus esfuerzos para dotar al privado de corredores (carreteras) que fomente el comercio ininterrumpido. Naturalmente, los Estados deben garantizar a los inversionistas privados que el tránsito por esos corredores debe ser absolutamente normal, en paz y sin esos denominados “cortes de ruta”, ya sea por mal mantenimiento de vías o por convulsiones sociales/políticas que normalmente son resultado de países que no tienen estabilidad política o no abrazan ideas de libertad y democracia. Las rutas (vías) jamás deberían estar sujetas a corte bajo ningún concepto, los corredores son como venas que permiten el flujo de sangre y oxígeno al cuerpo llamado Latinoamérica.

Los corredores, entendemos y concluimos, son el equivalente terrestre al “canal de Panamá” que es la vía por excelencia de unión entre Atlántico y Pacífico.

El libro del amigo Ricardo Partal es un documento específico que analiza e involucra a 51 ciudades; 5 provincias argentinas y a 2 regiones de Chile; una de ellas La Araucanía, con 2 provincias y la otra, Bio Bio con 4; con el pasar del tiempo, en 2017, se creó́ la nueva región de Ñuble.

El objetivo final de la obra es mantener la idea base de la integración, el estímulo a los negocios privados del transporte de carga y el apoyo permanente a la formación y organización de corredores de cargas binacionales y bioceánicos.

Seguramente hay mucho tramo por recorrer, pero saludo las iniciativas privadas en empujar este tipo de dinámicas de vanguardia.

El líder organizacional se comprometió, además, a estimular el nuevo paradigma del transporte con vehículos eléctricos de alto tonelaje, una vez que avance el desarrollo y la tecnología.

Link de la conversación:

https://www.youtube.com/watch?v=Fff_wpTmsmM

@BorisSGomezU


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