El coronavirus es un virus que ataca las células alveolares del pulmón denominadas neumocitos. Su nombre real es Orthcoronavirinae, es una subfamilia del virus ARN monocatenario positivo, su tamaño es de 120 a 160 nanomilímetros de diámetro, ataca a los animales y al ser humano. Puede manifestarse siendo asintomático, sin generar ningún síntoma apreciable, como un simple resfriado o con situaciones más graves como bronquitis, bronquiolitis, neumonía o síndromes respiratorios pudiendo en casos de personas mayores o con determinadas enfermedades importantes causar la muerte. Además, el coronavirus es de muy fácil transmisión, el contagio se produce mediante contacto personal y con las gotitas de tos o estornudos de una persona infectada. También tocando una persona sana un objeto intermedio que una persona infectada haya tocado, de ahí la virulencia del contagio.

En todos los casos las manos son el elemento de contagio más importante y peligroso ya que es el sistema habitual de contacto entre personas, de personas con objetos y con las que habitualmente nos tocamos la cara, la nariz y los ojos, que es por donde el virus penetra en el cuerpo humano. Pero mi función no es explicar el virus ni cómo se transmite sino como influye en el ser humano y la sociedad la pandemia o después de ella, cambiando la gente, sus estructuras y funcionamiento. Se  generó a principios de 2020, pero su origen se ubica en el año anterior. Se denomina pandemia cuando se generaliza en el mundo o en una parte muy importante del mismo.

Gracias a los viajes espaciales, en su desarrollo tecnológico, preparación y su ejecución se desarrollan varios inventos con la aplicación a cosas que nada tienen que ver con los viajes aeroespaciales como marcapasos, pintura protectora, termómetros de contacto, pavimento, diodos emisores de luz, cirugía ocular, aparatos dentales, comida de bebés, lentes resistentes y otros.

Es el caso del medicamento cuyo principio activo es sildenafilo y que se conoce por su principal marca como Viagra, se utilizaba inicialmente como un tratamiento para la angina de pecho, pero se descubrió que adicionalmente generaba en los hombres significativas erecciones por lo que fue más potente y útil en su uso para tratar la disfunción eréctil que para la hipertensión arterial y la angina de pecho. Después de la aplicación del sildenafilo también se han desarrollado otros principios activos análogos como el tadalafilo, de efecto más prolongado cuyo nombre comercial más conocido es Cialis, y el vardenafilo, conocido más por Levitra.

La Viagra no solo ayuda a las personas que tienen disfunción eréctil en mayor o menor medida sino que además ayuda a la erección en todos los casos y sobre todo a los que, por falta de práctica o por edad, les es más difícil conseguir la erección. He comentado en otros artículos o capítulos que la felicidad depende en gran medida de las relaciones de las personas y entre estas cobra una especial importancia la familia y esta, a su vez, de la pareja, origen de la familia. Para que esto funcione adecuadamente es necesaria una buena y sana sexualidad a la que sin duda ayuda una buena y adecuada erección por parte del hombre. Además, la sexualidad es muy gratificante y casi necesaria para el ser humano, tanto para la mujer como para el hombre.

También la finasterida conocida como Proscar fue un medicamento que se descubrió para combatir la hiperplasia benigna de próstata, pero luego se descubrió que funcionaba eficazmente para la detención de la caída del cabello y en la recuperación de cabello en personas con alopecia. Para esta nueva e importante aplicación, se cambió el nombre de Proscar por el de Propecia.

Como consecuencia de los viajes aeroespaciales, de medicamentos para las anginas de pecho o para la hiperplasia benigna de próstata, se consiguieron estos beneficios distintos al propósito inicial, pero igual de importantes, que posiblemente sin los primeros hechos no se hubieran descubierto en ese momento, tal vez más tarde o a saber cuándo. Ha habido muchos descubrimientos paralelos a lo que se buscaba y en muchos casos más importantes que los primeros. Colón descubrió América cuando trataba de llegar a Las Indias y creía que había llegado a ellas.

Todo esto lo cuento porque la pandemia del coronavirus ha cambiado coyuntural y temporalmente el mundo, sus costumbres, el comportamiento y la vida de sus habitantes. Ayer cuando me despertaba en Santo Domingo, República Dominicana, donde estoy trabajando como asesor del presidente Danilo Medina, se me saltaron las lágrimas al leer en mi teléfono móvil los datos de nuevos enfermos en España, con 732 personas muertas en las últimas 24 horas. Una auténtica barbaridad, no pude, me imagino que, como muchos ciudadanos, contener las lágrimas; es claro que la muerte es parte de nuestras vidas, pero no de esta manera y a esta velocidad, demasiadas muertes que no tocaba que se produjeran.

Hay mucho dolor, hay miedo por nuestros mayores, hijos, familiares con otras enfermedades, mujeres embarazadas, por conocidos, familiares y amigos infectados por coronavirus. Pienso que, como yo, la mayoría no pensaría en nosotros mismos, no sé si es que somos ilusos u optimistas o estamos en la ola de solidaridad que en cierta medida recorre el mundo y hemos empezado a pensar más en los demás. En muchos países democráticos se han aprobado estados de alarma, de emergencia, cuarentenas, toques de queda y actuaciones excepcionales para que los ciudadanos se queden confinados en sus casas, cerrando todos los establecimientos comerciales, restaurantes, bares, centros de ocio, deporte, parques, la mayoría de empresas, negocios, colegios, todo tipo de centros de educación e iglesias, a excepción de farmacias, bancos, hospitales, clínicas, supermercados, cadenas de alimentación, generadoras de electricidad, mantenimiento de redes eléctricas, todo lo relacionado con los hidrocarburos y gasolineras y servicios de distribución a los hogares. Prácticamente se cierran los países enteros. Se puede mantener cualquier tipo de actividad económica y de cualquier otro tipo como entretenimiento y ocio, educación e iglesia siempre que sea de forma virtual.

Esto estresa todo lo relacionado con la era digital para poder dar respuesta a lo urgente, la necesidad de actividad productiva y la continuidad de la vida profesional, educacional y de ocio de una mayoría de la población, dada la cuarentena de confinamiento y las medidas de distanciamiento social. La actividad en el mundo digital se ha disparado, pero no solo en las redes sociales y las comunicaciones personales de todo tipo sino a las profesionales, laborales, de gestión y las educativas. El teletrabajo, incipiente en el mundo empresarial y laboral, se está activando de manera importante dado que, en la mayoría de las empresas, producirá de esa manera o no podrá producir, lo que generará un desarrollo en la práctica de forma acelerada que será después de la superación de la pandemia solvente y eficaz desde la distancia o incluso desde casa. Adelanta en el tiempo algo que estaba presente, pero sin saber cuándo.

Lo mismo pasa con los colegios, los primeros en cesar, que también están incorporando la educación a distancia, se calcula que 850 millones de estudiantes, algo menos de la mitad de los estudiantes del mundo están en estos momentos, marzo de 2020, recluidos en sus casas a consecuencia de la pandemia, según la última información de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Para corregir la pérdida de clases desde este organismo se está impulsando al máximo la continuidad de la educación desde sus casas, entre otras cosas para evitar que la ausencia de clases y preparación académica aumente la brecha social. Para ello, la llamada Coalición para la Educación Covid-19 se está reuniendo con sus asociados y con el mundo empresarial que puede aportar soluciones en este sentido como empresas multinacionales de software y compañías de telecomunicaciones. En muchos colegios se emplean sistemas de estudios soportados en tecnología que permite la implementación de la educación a distancia.

Se utilizan en las clases para los criticados deberes, obligaciones de realizar tareas escolares y universitarias fuera de las clases en sus respectivos hogares. Aunque antes hubiera programas y plataformas no están suficientemente desarrolladas por lo que esta situación está presionando al sistema educativo y a las empresas implicadas a trabajar a gran velocidad para mejorar su calidad, manejabilidad y eficiencia educativa. Esto lo acelerará la implementación de las nuevas tecnologías que influirán en el mejor desarrollo de la educación en el futuro y la posibilidad de ampliar en mayor medida la educación a distancia cuando ésta sea necesaria o incluso imprescindible.

Tanto el teletrabajo como la educación a distancia serán un impulso más en la era digital que como ya hemos comentado traerá consigo la casi total accesibilidad de todo el conocimiento a través digital. Un gran aporte es la democratización de la información, el conocimiento y la cultura, debilitando las barreras sociales y económicas. Decimos también que con el progreso se avanza inexorablemente en la educación y con la educación se progresa más, mejor y más rápidamente. El desarrollo eficaz del trabajo y la educación a distancia tiene infinidad de beneficios personales y sociales. Es más fácil acceder a ella en momentos de necesidad, enfermedad, problemas de transporte o familiares.

Pensemos en un padre o una madre que se tiene que quedar en casa para cuidar a su hijo, una persona que ha quedado temporalmente con pérdida de movilidad, pero está en condiciones de estudiar o trabajar, el cuidado de bebés, una leve enfermedad que no nos impide trabajar o estudiar, transportes necesarios para ir al lugar del trabajo o escuela que no funcionan por cualquier causa, personas que viven aisladas o lejos de cualquier centro de trabajo o estudio. Pero no es solo eso, el perfeccionamiento de estas tecnologías posibilitará una mejor organización del mundo laboral y educativo con una mayor calidad y eficiencia de ambas. Ahora estas rutinas de mayor o menor calidad existen, pero todavía están lejos de la eficiencia, calidad y control necesarios. Es previsible pensar que la presión sobre el sistema, lo que antes he llamado estrés, van a impulsar este desarrollo.

Tanto en el tema laboral como en el educacional es necesario asegurar la productividad del trabajador y del estudiante y que dediquen el tiempo y el esfuerzo acordado o pautado. En el caso de la educación ese control también es necesario para los educadores, pero eso no es nada que los sistemas tecnológicos no puedan solucionar eficientemente. En estos momentos hay muchos trabajos que no se pueden realizar a distancia como es el campo, la construcción, fábricas, cirujanos, atención de enfermos, bomberos, policías, pilotos de aviación y otros. Pero con el desarrollo tecnológico y los robots, estos no serán excepciones por lo menos en gran medida. De hecho, ya hay parte de trabajos que se pueden hacer a distancia. El comercio, la banca, seguros, todo lo relacionado con los viajes, la prensa que ya en bastante parte funcionaba digitalmente, ahora van a tener un acelerón que va a generar nuevos hábitos de consumo en todas las transacciones de compra habitual por el ciudadano, también se está desarrollando el servicio a domicilio. Son prácticas que aumentan y vienen para quedarse con mayor implantación, organización y tecnología.

Igualmente pasará con la mayor y mejor implementación de las relaciones de los ciudadanos con las entidades públicas. Tal vez el mejor y más potente de los avances no es material ni siquiera en parte, sino espiritual, que según la RAE se define como “Del espíritu o relacionado con la parte inmaterial del ser humano a la que se le atribuyen los sentimientos y la inteligencia” y también refiriéndose a la persona “que es sensible y que se interesa más por aspectos relacionados con los sentimientos y la razón”. He eliminado en esta definición el concepto religioso que, aunque es muy importante en el campo espiritual de gran parte del mundo no es extensivo a todos. La religión acompaña y ayuda a muchas personas en momentos difíciles como estos.

En este sentido las familias, los vecinos, la sociedad, los países y todo el mundo en general viven unos momentos de gran solidaridad a niveles nunca conocidos como hasta ahora y extensivo a toda la humanidad. En estos días he podido ver y analizar distintas encuestas de distintos países y en ellos la mayor parte de los ciudadanos apoyan todas las medidas que siendo duras y tal vez radicales se están llevando a cabo contra la pandemia. Los resultados de las mismas nos dicen que, por supuesto, toda la población mundial conoce la existencia de la pandemia del coronavirus, quieren estar informados y manifiestan tomar precauciones, en estos casos con porcentajes superiores a 90%. De forma mayoritaria manifiestan que se lavan con frecuencia las manos con agua y jabón, a veces con gel, no salen de casa y no acuden a lugares con mucha gente. Están divididos entre los que manifiestan tener miedo y los que no. Son conscientes, por unanimidad, que la enfermedad es grave y aceptan de forma mayoritaria la supresión de eventos, las actividades comerciales a excepción de las que antes hemos hablado, el cierre de escuelas, colegios, universidades, de fronteras y en general las medidas de cuarentena y de aislamiento social.

La sociedad ha respondido de forma solidaria, comprensiva y responsable ante medidas duras pero que consideran necesarias, no es solo la privación de gran parte de la libertad, sino que todas estas medidas y la enfermedad están generando y van a generar en el futuro un importante daño económico al país, a las empresas, autónomos y a las personas individualmente.

Muchas personas han sufrido ya la enfermedad, demasiadas han muerto y seguirán enfermando y muriendo, algunos serán conocidos personales nuestros y otros conocidos públicamente. Personas que han muerto en la soledad y ni siquiera se les ha entregado a las familias y amigos que no han podido despedirse de ellos, ni vivos ni muertos, duro como nunca. Debido a los protocolos de aislamiento de los enfermos y la prohibición de celebrar funerales para evitar focos de contagio. Eso ha sido y es plenamente aceptado por los ciudadanos y por la sociedad.

En todas las redes se están activando conversaciones, opiniones y memes, la gente explica el sentir de los ciudadanos quienes se dan cuenta que antes no se valoraban las cosas cotidianas del día como un trabajo, ir al gimnasio, el café de al lado de la oficina, la caña o el vino con los amigos, los besos y abrazos con tus familiares y amigos, pasear por la calle o el parque, ir a un partido de fútbol, de compras o al cine.

A pesar de tener todo eso que ahora añoramos y que nos parece un auténtico lujo, muchos días nos lamentábamos de la vida que teníamos y nos enfadábamos por nimiedades y tonterías. Obsesionados por el dinero y lo material. Que daríamos ahora por ir un rato a un bar cualquiera a tomarnos una cerveza, unos vinos o una coca-cola con alguna tapa o ración. No tendría precio. Igual que abrazarnos y celebrar con muchos amigos una fiesta o acompañar a tus hijos pequeños al parque a correr y jugar. Lo importante es que nos estamos dando cuenta de lo que teníamos y de lo que dentro de poco volveremos a tener. Probablemente esta mala experiencia nos traerá un mundo un poco más espiritual y un poco menos materialista, tampoco podemos caer en el buenismo de pensar en que todo va a cambiar, realmente seremos muy parecidos a lo que éramos, pero con un toque interesante que nos puede ayudar al menos a pensar con más criterio. El cambio de las relaciones entre países y una cierta coordinación mundial para más y mejores casos sí que pienso que va a dar un salto positivo hacia delante.

Aunque no sea una maravilla el entendimiento mundial alrededor del coronavirus ha sido algo que hasta ahora nunca se había dado y es un magnífico hecho y sin duda abre un interesante campo de actuación. Desde mi punto de vista ha sido una reacción de la sociedad a través de sus estructuras de poder, pero muy en línea con la demanda social y el servicio y beneficio del pueblo de todos los países y de los cinco continentes. Eso es la permanente actuación de la mano invisible y los consensos que genera el mercado de las ideas.

Es duro estar encerrado y es meritoria la aceptación y cumplimiento de los cientos de millones de ciudadanos del mundo, es difícil, se añoran muchas cosas, pero también se recobran otras, y de estas, la principal es el contacto y la relación con los hijos, sobre todo de los padres que históricamente han estado más ausentes, aunque también de las madres y posiblemente también para la convivencia de las parejas por lo menos de los que se atraigan y se quieran. Más de un padre me ha comentado que se sentía feliz de convivir y compartir con sus hijos.

Una y otra vez hemos hablado del progreso importante, pero no definitivo, en la igualdad de mujeres y hombres, en esta nueva experiencia por lo que he podido apreciar está habiendo un mayor y más justo reparto de las tareas del hogar. Tampoco es que sea para tirar cohetes, pero hay avances. Hace unos pocos días entré a comprar comida a un supermercado en Santo Domingo, en otras ocasiones me encontraba muchas más mujeres que hombres, en esta había más hombres que mujeres, evidentemente no es que los hombres estén haciendo más cosas eso sería más que una revolución, es que en el reparto de tareas esa que requiere menos experiencia y es menos difícil está siendo asumida por los hombres. Algo es algo.

República Dominicana como muchos países tiene problemas graves de machismo hasta el punto que el presidente Danilo Medina en su segundo discurso institucional en relación al coronavirus dijo, porque lo tenía que decir, “Finalmente, les pido una vez más, por favor, que saquen lo mejor de sí mismos, que miren con los ojos del corazón, que traten de no perder la paciencia con sus seres queridos, que no descarguen su frustración contra los niños o las mujeres”. Sin duda, la República Dominicana es un gran país de gente buena y agradable pero también tiene problemas, como el que hemos señalado en el que tienen mucho que evolucionar. Está claro que es conocido y por lo tanto tendrán que actuar muy claramente con leyes y actuaciones concretas. En una epidemia no vamos a cambiar el mundo, pero damos velocidad al cambio. La sociedad y la mano invisible no quieren ni un feminicidio más ni impunidad para los maltratadores y asesinos.

Ha habido dos grandes culpables de esta epidemia; China y sus responsables políticos porque es de allí donde nació y se propagó el coronavirus, y; el mundo y sus estructuras mundiales, porque vuelven a no estar preparados para luchar contra una pandemia. Como dijo Patricia Janiot, periodista, presentadora y corresponsal senior en Noticias Univisión, “lo insólito es que estábamos avisados.” Mencionó un estudio de la Universidad de Hong Kong publicado en 2007 que decía “la presencia de grandes depósitos de virus como SARS-COV en murciélagos de herradura, junto con la cultura de comer mamíferos exóticos en el sur de China, es una bomba en el tiempo. La posibilidad de un resurgimiento del SARS u otro virus nuevo de animales de laboratorios y la necesidad de estar preparados, no deberían ser ignorados. Además, mantiene Patricia Janiot que “destacados epidemiólogos venían advirtiendo que lo peor podría pasar si no nos preparábamos”.

La pandemia acompaña a la humanidad a lo largo de su historia. En 2009 fue la gripe A (H1N1) también llamada gripe porcina, se infectó entre 11% y 21% de la población y probablemente hubo entre 200.000 y 300.000 víctimas mortales. En 1981 el sida, hasta ahora se han declarado 78 millones de infectados y 35 millones de fallecimientos. En 1957 la influenza A (H2N2) de origen asiático producto de la mutación de virus en patos salvajes produjo 1.100.000 muertes, datos estimados. En 1918 con la denominada gripe española, aunque se desconoce el verdadero origen, murieron según estimaciones más de 40 millones de personas. En los últimos 2.500 años ha habido más de 20 grandes pandemias, como la peste negra o peste bubónica en los siglos XIV y XV que mataron a más de 200 millones de personas, haciendo desaparecer a una cuarta parte de la población mundial.

Tenemos un mundo y una economía que vive al día, que prioriza el presente y no tiene en cuenta el futuro. Parece como si nos gustara el pan para hoy y hambre para mañana. Es verdad y es evidente que el mundo evoluciona a mejor en casi todas las cosas, pero por priorizar el presente estamos destrozando el planeta, no pensamos en problemas de futuro y repetimos muchos errores. Sabemos que las pandemias van a venir, pero no nos preparamos para ellas. En este ensayo por partes he hablado varias veces de China que es una dictadura que ha pasado del comunismo al capitalismo salvaje antisocial e irresponsable sobre todo en temas gravísimos que nos están pasando, por su culpa, al mundo entero. No tienen buena salubridad pública, sus niveles de contaminación son graves, no controlan sus costumbres alimentarias, peligrosas para la salud de sus ciudadanos y de la humanidad, no son mínimamente transparentes. Ellos son responsables dolosos de la pandemia y deberían pagar un precio por el daño de víctimas, enfermos y fallecidos, por daños sociales y económicos en el mundo entero. No soy justiciero, ni siquiera aspiro a que pague todo el daño que ha causado, pero sí que pida perdón públicamente, y que de forma institucional y solemne pague una cierta cantidad económica importante al servicio de la sanidad mundial en gran parte para que las estructuras mundiales estén mejor y más preparadas para la lucha contra las pandemias. China debería compensar al mundo.

Por último, ya que solo pagarían una mínima parte del daño social y económico, deberían comprometerse seriamente para solucionar el problema de salubridad, contaminación, cumplimiento de normas internacionales, erradicación de prácticas alimenticias peligrosas para la salud humana, higiene y seguridad en el trabajo y transparencia, pero, sobre todo, algo que el mundo entero demanda y sus ciudadanos lo merecen, ya es hora de ir transformando su dictadura en democracia.

En esta crisis se ha notado mucho el comportamiento de las democracias aceptables y las complejas denominadas populistas. Gran parte dirigidas por líderes populistas han reaccionado tarde y mal, veamos el ejemplo de Bolsonaro en Brasil, Trump en Estados Unidos, López Obrador en México, Maduro en Venezuela, que además es una dictadura, Boris Johnson, el presidente populista del Reino Unido, una de las más antiguas y mejores democracias, y Putin en Rusia. Aparte está el caso de Pedro Sánchez en España, que es un aprendiz de populista o neopopulista que también ha reaccionado igualmente tarde, mal y desordenadamente con un gobierno dividido y apoyado por los independentistas que han aprovechado la situación para atacar a España.

Hay grandes diferencias de la evolución de los países que es muy difícil explicar las razones de por qué ocurren. Es claro que la pandemia está castigando más a los que han reaccionado más tarde como es el caso mencionado de los populistas. El hacer o no hacer test a la mayor parte de la población también influye en contra de los países que no lo han hecho en el momento, la cantidad y a la velocidad necesaria.

Hay dos tipos de test. La PCR (siglas en inglés de Reacción en Cadena de la Polimersa) es una técnica que permite amplificar material genético de una muestra para secuenciarlo y detectar un fragmento del material genético de un patógeno o microorganismo. Su uso es habitual y rutinario en laboratorios de Microbiología de hospitales, centros de investigación y universidades. Tiene una gran especificidad, sensibilidad y permite la detección muy precoz de la presencia del virus. Sin embargo, es una técnica de cierta complejidad que requiere equipamiento y personal especializado. Los test de diagnóstico rápido se basan en la detección bien de anticuerpos desarrollados por el paciente o de proteínas del virus. Funcionan como un test de embarazo, de manera rápida.

El test PCR lo tienen la mayoría de los países, pero son muy lentos y costosos. Desde enero varios países se pusieron a investigar y producir test más rápidos y baratos. Ya lo tienen Alemania y China, aunque Alemania lo tiene reservado solo para ellos ya que han fabricado insuficientes test. También el calor y la humedad influyen negativamente en la transmisión del virus. Puede que el Big Data, la organización social y la disciplina de los ciudadanos también ayude a una mejor defensa frente a la pandemia. Existe la posibilidad de que algunos países no digan toda la verdad y también que al no tener test suficientes no se esté calculando bien la relación entre infectados y fallecidos. En todo caso ninguna de estas diferencias ni la suma de ellas explica esta desigualdad entre unas zonas y otras y entre unos países y otros, tiene que haber una razón estructural.

El 21 de abril de 1519 Hernán Cortés llegó a México, y con él, sin saberlo, un conjunto de enfermedades entre sus escasos soldados como viruela, sarampión, fiebres tifoideas, tifus y la gripe que diezmaron la población indígena, tlaxcaltecas y aztecas. Se calcula que la población de Nueva España era antes de los españoles de 22 millones de personas que pasaron a ser después de un siglo millón y medio. Es posible que las personas de una zona geográfica reaccionen de forma diferente al coronavirus que otras, no lo sé, pero esto pudiera ser una razón estructural igual que otras que pudieran aparecer.

El otro gran culpable son nuestras estructuras de poder internacional. Ellos deberían haber estado preparados, no pueden ni deben ser estructuras burocráticas que reaccionan tarde y a rebufo de los problemas. La mayoría de las estructuras políticas internacionales están muy lejos de la eficacia que el desarrollo actual del mundo exige. ¿Cómo no prepararon el mundo ante una posible pandemia? ¿Cómo no actuaron frente a China para que no siguiera teniendo las prácticas alimentarias que ponen en riesgo la humanidad? Necesitamos estructuras de poder internacionales democráticas, al servicio de los 7.700 millones de habitantes mundiales y que no sean producto de pactos entre países, algunos de ellos complejos y con escasos comportamientos democráticos que no colaboran con el resto de países y que no buscan el beneficio del mundo. Esta pandemia la superaremos con graves daños en vidas, enfermedades, fracturas sociales y económicas, pero al menos debemos prepararnos para que si hay una nueva pandemia, algo que es lógico que suceda, sepamos o podamos combatirla eficientemente y con el menor destrozo posible. Hay que estudiar cómo reestructurar los organismos de poder internacionales, hay que transformar todas las dictaduras en democracias y crear una especie de parlamento mundial, sé que suena a ciencia-ficción, pero ese es el camino para avanzar hacia un mejor futuro. De manera que las estructuras actuales no sean manejadas por burócratas a manos de determinados centros de poder y presión donde los países no democráticos jueguen a ralentizar o entorpecer muchos de los avances necesarios. De alguna manera hay que hacer que algunas de las necesidades y acciones que el mundo necesita sean tomadas y ejecutadas por todos.

La contaminación del planeta no debería ser dejada a la buena voluntad de cada uno, el control de los océanos no debe ser de un desorden generalizado y que cada país haga lo que quiera. No consiste en ningún caso en limitar la soberanía de cada país, más bien de compartir democráticamente determinadas decisiones. El peligro es que estas macroestructuras se pueden convertir en burocracias distantes del pueblo y poco democráticas e ineficientes, pero es difícil que lo sean más y peor que las actuales. Posiblemente sea un camino lento y difícil, pero es necesario y es por donde debe ir el mundo. La Unión Europea es una fórmula que se pudiera utilizar, se puede decir que nació en 1957 cuando se firma el Tratado de Roma, por el que se constituye la Comunidad Económica Europea o Mercado Común, es decir hace unos 67 años, la organización global tiene muchas estructuras burocráticas y no democráticas desde hace mucho, aunque sí tienen el control los países que la conforman.

Los principales son la Organización de Naciones Unidas con diversas estructuras y órganos que son: Asamblea General, Consejo de Seguridad, Consejo Económico y Social, Secretaría General, Consejo de Administración Fiduciaria y la Corte Internacional de Justicia. La ONU debería ser el embrión debidamente transformador de las democracias del mundo, referente de la mano invisible y sensible al mercado de las ideas y sus consensos.

También existen otros organismos internacionales de ámbito mundial como el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, Organización Internacional del Trabajo, Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dependiente de la ONU. Hay otros más, pero estos son los más importantes, significativos y de estructura pública.

Estos días en que gran parte de la población está confinada en sus casas sin salir, que muchas empresas y fábricas están cerradas, que no hay coches, ni autobuses, ni casi camiones por la ciudad y las carreteras, la contaminación está disminuyendo notablemente, los animales se están acercando a las ciudades, parece que han aparecido delfines en Venecia, es un lapsus de tiempo a favor del medioambiente, también sirve de referencia para el mismo y es incluso posible que haya, aunque pequeño, un impacto social hacia la preservación del medio ambiente.

En esta crisis del coronavirus, han faltado respiradores artificiales, camas hospitalarias, camas de las unidades de vigilancia intensiva UVI y hasta hospitales, centros de incineración de cadáveres y hasta mascarillas. Hay que estar preparados para el futuro y preparar alternativas de ampliación rápida. En algunos países se ha reaccionado adecuando espacios alternativos, y a partir de fábricas que fabrican otros productos y están preparadas para transformar la producción y adaptarla a las necesidades del momento, pero esto debe ser planificado con tiempo y activarlo en cuanto se presuma que la pandemia puede venir.

Se puede preparar hasta el más mínimo detalle. Como también debemos tomar actuaciones como la puesta en marcha inmediata de los laboratorios que puedan investigar, de forma urgente, los medicamentos y las vacunas. Cuando viene una pandemia y más en concreto esta última hay que parar la capacidad productiva, lo que provoca que haya menos dinero y recursos económicos disponibles cuando más se necesitan. Tenemos un problema con los recursos económicos de los países ya que en general casi todos tienen su capacidad de endeudamiento cubierto prácticamente al máximo sostenible y alguno sobrepasando ese máximo. Desde mi punto de vista es una práctica poco adecuada, irresponsable y muy peligrosa. En Panamá, cuando se firma un documento en el que una persona se hace responsable de la gestión de fondos de una sociedad pública o privada o para una gestión mercantil manifiesta que se obliga y esta persona debe aceptar gestionarlo como un buen padre de familia. En realidad, debería decir para adecuarlo a estos tiempos como un buen padre o buena madre de familia.

Un jefe de gobierno, en definitiva, es administrador de la economía, las finanzas y el dinero de la sociedad de los ciudadanos del país y debería administrarlo como un buen padre o madre de familia. El problema y de eso hablaremos en otro artículo o capítulo, que no lo hacen así porque ellos están de paso y actúan irresponsablemente. Gobiernan pensando en el corto o medio plazo, gestionando gastándose todo el dinero posible antes de que termine su gestión. En algunos países de Latinoamérica y otros continentes cuando las elecciones y el cambio de gobierno son a mitad de año, el gobierno saliente se gasta gran parte del presupuesto anual dejando al gobierno entrante sin demasiadas posibilidades de gestionar bien el país hasta marzo o abril del siguiente año.

Ese problema es más grave cuando ocurre una catástrofe, una crisis económica o una pandemia como la actual que se presentan de golpe. La mayoría de los países y sobre todo algunos tienen en estos momentos el país sobre endeudado, lo que les obliga a actuar peor, más tarde, con menos medios y con más graves daños en víctimas, sociales y económicas. Jugar con la economía al límite de sus posibilidades es exponerse a una quiebra del país o en todo caso a sufrir una crisis económica duradera dañina para la sociedad y para cada ciudadano. Para un país, como para una empresa, o un ciudadano endeudarse no es demasiado bueno, endeudarse mucho es peligroso y dañino y endeudarse por encima de su capacidad de pago es un suicidio, una quiebra. En el mejor de los casos el país puede acudir al rescate económico y financiero, pero es doloroso, destructivo y duradero. Salir de ésta salimos, depende que hagamos las cosas bien, reaccionemos con agilidad a las situaciones y los laboratorios de todo el mundo consigan pronto más información sobre el coronavirus, posibles medicamentos que tengan alguna efectividad y la necesaria vacuna.

Puede que hayamos aprendido cosas como hemos mencionado y podemos utilizarlas para avanzar y progresar, pero para eso hay que pensar, planificar y trabajar. Esto es como cuando una persona está orando pidiéndole a su dios que le toque la lotería, un día, otro, otro, otro y otro, al paso del tiempo su dios le dice, pero por favor al menos participa. O como cuando al pintor español, Pablo Picasso, le preguntaron si la inspiración existía y él dijo “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. 

http://carlosmalodemolina.com/


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