Colombia tiene la suerte, en estos momentos de pandemia, de tener como presidente de la República a un hombre serio y honesto como Iván Duque. ¿Qué tal que tuviéramos al traidor de la patria, Juan Manuel Santos? Estaría robando los fondos de la emergencia para sí y para sus socios del farcsantismo, y peor aún, con Petro, que estaría implantando el comunismo, con la excusa de que el capitalismo no puede con la pandemia (afirmación que refuta la realidad, los países que mejor han encarado la pandemia son precisamente los capitalistas Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán, Alemania, Suiza, etcétera).

Ya Duque demostró el liderazgo suficiente para haber prevenido lo peor de la pandemia en el país, con medidas serias guiadas por la ciencia y no la charlatanería (gracias a Dios la ministra de la Ciencia ni se ha paseado por la Casa de Nariño). Ahora viene la segunda parte, enfrentar las secuelas económicas de la pandemia.

Como premisa fundamental Duque debe tener que es falsa la dicotomía planteada por los seguidores del socialismo del siglo XXI entre salud y economía. Las dos están inextricablemente ligadas, la economía necesita de la salud y la salud, obviamente, necesita de la economía. Ya se hizo lo más difícil: evitar una tragedia, conteniendo los efectos de salud de la pandemia. Ahora toca el segundo paso. Contener la destrucción de la economía.

La segunda premisa fundamental es que se necesita de medidas de emergencia, salir de la caja, para enfrentar las secuelas económicas del coronavirus. Ojalá, en esta situación, Duque se despoje, como lo hizo para enfrentar el aspecto sanitario de la crisis, de su carácter timorato e indeciso y luche con denodada energía los aspectos económicos de la pandemia.

En primer lugar debe hacer un llamado firme a la solidaridad de todos, pero eso no es suficiente; el hombre es por naturaleza egoísta y los ricos lo son más y los banqueros colombianos aún mucho más, debe forzar esa solidaridad a través de contundentes medidas legales.

La audacia en las medidas económicas se debe ver reflejada de abordo, en por las circunstancias y de manera transitoria, abandonar la ortodoxia económica.  Se debe recurrir a la deuda pública interna e internacional, se deben utilizar las reservas monetarias de la República, en un “Plan Marshall“ nacional, de rescate de la economía, sobre todo del empleo de los colombianos.

Algunos lineamientos básicos que deben guiar esta lucha contra la crisis son:

  • Hacer un plan de subsistencia por 3 meses, entregando un mínimo vital a los colombianos de estratos 1 y 2.
  • Ordenar a los bancos la suspensión del pago del capital e intereses por 6 meses a todos los créditos vigentes.
  • Dar crédito al sistema financiero para que den créditos blandos con 6 meses de gracia, a 20 años y con intereses igual al IPC, a micro, pequeños y medianos empresarios y a trabajadores independientes.
  • Ordenar que se flexibilicen los criterios de otorgamiento de créditos, pues son precisamente los individuos y empresas con mayor riesgo los que necesitan de mayor financiamiento.
  • Forzar la baja de las tasas de interés reduciendo la tasa de usura para 2020 de 28% a 17%.
  • Encontrar la manera de subsidiar la nómina de las micro y mipymes para evitar los despidos.
  • Suspender por este año los pagos de parafiscales y retefuentes.

Todo esto obviamente tiene un gran costo, pero es menor a la destrucción de la economía, para ello cualquier medida que el Banco de la República y Min Hacienda hagan para costearlo son justificados, luego se enderezarán los entuertos. Es vital que los colombianos rechacemos los inauditos llamados de la izquierda a “apagar la economía”, ellos con eso solo quieren el caos para aprovecharse de él y llegar al poder e instaurar el socialismo del siglo XXI. Adelante presidente Duque, no tema en ser ingenioso, tiene el total apoyo de la inmensa mayoría de los colombianos, que ven en usted el líder apropiado para enfrentar esta crisis del coronavirus.


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