Foto EFE/ Rayner Peña R.

La política de control de precios que este gobierno (incluido el de Hugo Chávez) sostuvo hasta hace muy poco tiempo, y que por fuerza mayor se ha visto obligado a levantar en estos últimos años de mandato del “protector”, merece la pena ser analizada, no en sus catastróficos resultados, sino en los grandes porqué.

Lo que se pretende

Los gobiernos que aplican medidas de control de precios buscan, entre otras cosas, que la población acceda a los bienes y servicios y obtenga, de esta forma, una mejora de su capacidad adquisitiva y consecuentemente de su nivel de vida.

Lo idea que soporta el control de precios

La cadena de producción y distribución, sobre todo “el comerciante”, genera ganancias exorbitantes que deben ser controladas por parte del Estado para proteger a la población.

¿Es verdad que esto ocurre?

Sí. Ocurre sobre todo cuando la cadena de producción y distribución es ineficiente, o cuando es una industria monopólica o cartelizada. Un ejemplo de industria monopólica es la de los casinos (que le encantan a este gobierno), los fabricantes de armamento, los bancos. Son industrias de difícil acceso por las enormes barreras de entrada que poseen. Las más grandes barreras de entrada las produce el propio Estado (y las licencias las otorga el gobierno). Por otra parte, están las industrias cartelizadas, un ejemplo es la petrolera; donde la OPEP busca poner de acuerdo a los oferentes para controlar el precio. En ambos casos, los oferentes terminan influyendo de manera determinante en el precio del producto o servicio, sometiendo al demandante a pagarlo.

¿Cuándo más ocurre?

En industrias de bienes y servicios escasos. Cuando hay muy poca producción de algo, ese algo se vuelve más costoso porque la oferta no cubre las cantidades necesarias que la gente desea obtener.

En resumen

La escasez del bien o servicio o la escasez de competencia producen aumentos de precio controlados por el oferente.

Los gobiernos actúan para controlar los precios y resolver el problema, ¿cierto?

Los gobiernos actúan para agravar el problema y aumentar aún más el precio. Cuando el gobierno controla los precios, lo que está haciendo es desincentivar la producción del bien y servicio. Al disminuir el rendimiento del producto de una industria, las inversiones se retiran de ella y dejan de producirlo. Esto aumenta la escasez de dicho producto, dejando menos oferentes con más poder en la industria y menos producción. Por otra parte, los demandantes o consumidores migran su consumo hacia productos sustitutos, causando un aumento de los precios de ese bien o servicio sustituto. Aquí el gobierno vuelve a controlar precios y pasa lo mismo, hasta que toda la economía está controlada, y vaciada de capital privado, con muy pocos oferentes llevados a posiciones de poder maximizadas y muy poco producto.

¿Y entonces?

Los gobiernos dicen que todos los comerciantes y productores son unos “malandros”, “oligarcas”, “apátridas”, “pitiyanquis”, “saboteadores” y comienzan a expropiar empresas y a generar subsidios abiertos en la producción y distribución de bienes y servicios, a comprar insumos y repuestos para la producción con grandes sobreprecios que nadie controla, a engordar la nómina administrativa, a asumir compromisos laborales insostenibles para “quedar bien políticamente”, y a comprar voluntades, así como cosas no relacionadas con la producción como avionetas, casas y apartamentos residenciales, vehículos livianos, viajes y pare usted de contar. En otras palabras, aumentan los costos insosteniblemente y disminuyen los ingresos por facturación, hasta quebrar las empresas y privatizarlas nuevamente, pero, a precios menores de los pagados en las expropiaciones y adquisiciones. Acto seguido, liberan los precios para atraer nuevamente la inversión, en una economía de absoluta escasez de productos y oferentes, de libre competencia y producción.  La consecuencia: los precios se van a las nubes; por encima largamente de los precios de los comerciantes tildados de “malandros”. Los gobernantes terminan billonarios, comprando las empresas expropiadas a precio de gallina flaca, con la misma plata que le “sacaron” a la empresa, los pueblos depauperados, pagando la factura del financiamiento del Estado, a través de la inflación, con salarios y puestos de trabajo destruidos, entregados a la mendicidad.

¿Qué es un subsidio abierto?

Uno que es aplicado de forma general a toda la población y sin un programa real que mida alcance, presente objetivos de cumplimiento, población beneficiaria y fecha de inicio y finalización. Se realiza a través de precios que están por debajo de los costos, o por debajo del precio de mercado y por encima de los costos (en el mejor de los casos). Ejemplos: la electricidad, el agua, la caja del programa CLAP, el pasaje del Metro, la gasolina subsidiada. Son insostenibles a largo plazo.

¿Y cómo hacemos que bajen los precios?

Estimulando la competencia y la inversión. Permitiendo que las fuerzas del mercado se friccionen y creando programas sociales dirigidos y aplicados de manera responsable, sin clientelismo, lejos del populismo y la dádiva. Así se revierte el ciclo de destrucción económica y castigando electoralmente a quienes crearon este desastre.

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