La productividad, rentabilidad y competitividad de una empresa también puede medirse por los niveles de calidad que tienen sus procesos de producción, pues la calidad del producto o del servicio que presta, y que es lo que le garantiza su posicionamiento en el mercado, será consecuencia directa del cuidado con el que se realiza.

Así que para las empresas el control de calidad es un elemento crucial en los procesos de producción. De allí que para obtener productos óptimos sea necesaria la intervención de todo el talento humano. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: el compromiso para producir con calidad debe ser de todos y, al final, los buenos resultados repercutirán en beneficio de la organización.

Pero no bastan solo las buenas intenciones. Es fundamental que los procesos de producción sean ejecutados de la mejor manera posible, pues eso evitará poner el mercado productos de poca calidad que serán rechazados por los consumidores.

Es conveniente que las empresas lleven un control para garantizar que la calidad esté presente en la fabricación de los productos. Es la única manera de que salgan al mercado cumpliendo con los estándares establecidos, tanto por las normas como por las expectativas de los clientes.

Para ello existen distintos métodos de control de calidad. Los más comunes son:

Hoja de control: Es una planilla que facilita la obtención de datos, donde se encuentra una división precisa sobre las distintas funciones a analizar. Este procedimiento debe realizarse con una periodicidad estipulada, porque es así donde se notarán fallas en los procesos a largo plazo.

Estratificación: Se trata de un método estadístico muy importante que clasifica la información considerada relevante, agrupándola en estratos. La elección de los puntos a evaluar corresponde a la hecha por el personal a cargo. Esta forma de medición sirve para tener la información agrupada y poder observar cuáles son los procesos que deben ser revisados y tenidos en cuenta.

Además, la implementación de un control de calidad proporciona ventajas a las empresas: al ejecutar procesos de producción de calidad se optimiza también la manufactura, se le brinda confianza al personal, se mejora la rentabilidad de la empresa y se logra una mejor posición para competir en los mercados.

Por otra parte, garantiza un mejor manejo de los recursos, son menos los errores y, por lo tanto, también son menos reclamos y devoluciones. Esto redunda en el incremento del bienestar y la productividad de la empresa.

Es indispensable para las empresas contar con un plan de control de calidad. Es mediante su aplicación que se verá o no un crecimiento de la compañía. Cuanto más estricto sea un control de calidad, de mayor calidad será el producto final.

Sobre este último punto, William Edwards Deming, uno de los más importantes consultores estadounidenses, definió el proceso de una manera esquemática:

Mejora de la calidad –> Pocos fallos, pocos retrasos, mejor uso de recursos y costes reducidos –> Mejora de la productividad –> Captura de mercado con mayor calidad y precios más bajos –> Permanencia en el negocio –> Proporciona trabajo y más trabajo.


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