Mucho se ha escrito y especulado sobre la Malinche y su leyenda. La india mexicana ha dado origen incluso a un adjetivo reconocido por la Real Academia de la Lengua, “malinchismo”, que significa menosprecio por lo propio y gusto por lo extranjero. Para muchos mexicanos la Malinche es sinónimo de traición, una aborigen aliada a Hernán Cortés para conquistar a los aztecas. Para otros es lo contrario, le dio a Cortés un hijo que representa la encarnación del mestizaje, del amor y de lo que es México hoy en día.

La Malinche fue una figura clave en la toma de la ciudad azteca de Tenochtitlán o Ciudad de México. Ayudó a Cortés con su conocimiento de la idiosincrasia de las tribus, a armar una coalición mayoritaria derrocando a Montezuma. La Malinche dominaba varias lenguas indígenas y el español, y fue la traductora de Cortés. Montezuma abusaba de las diferentes tribus indígenas, las esclavizaba y les cobraba fuertes tributos. La Malinche y su pueblo habían sufrido al tirano Montezuma, y ahora es Cortés, quien aliado a la Malinche logran  derrotarlo. Cortés fue un fuera de serie. Se le atribuye la estrategia de “quemar las naves” para dejarle claro a sus compañeros que no había posibilidad de vuelta atrás. Se trataba de “vencer o morir”.

Los españoles colonizaron después a los pueblos que ya Montezuma tenía como su propia colonia. Para nadie es un secreto que los aborígenes vivían enfrentándose entre ellos y que realizaban sacrificios humanos como ofrenda a sus dioses. Incluso hay testimonios de que algunos de ellos llegaron a la antropofagia con los derrotados.

La Malinche probablemente se dio cuenta de que estos extranjeros eran menos bárbaros. Que practicaban una religión, el cristianismo, más coherente y basada en el amor al prójimo. Que tenían una lengua y una cultura más elaborada, rica y consistente. Otros indígenas llegaron incluso a confundir a los españoles barbudos con dioses.

La leyenda negra o “indigenismo”, explotada hasta la saciedad por el chavismo, es maniquea al pretender plantear una historia que no reconoce ningún aporte de los conquistadores y etiquetarlos como saqueadores capitalistas. Del antiguo Paseo Colón, en Plaza Venezuela, también bajaron la estatua del almirante genovés, para imponer las de los indios, ahora por todos lados. El precursor Miranda y el Libertador, el primero en su imprenta y el segundo con el nombre de Colombia a su gran obra, reconocieron al descubridor.

Hoy hay que reivindicar la figura de la Malinche, por ser una mujer que se destaca de manera sin igual en los inicios del siglo XVI, en medio de una sociedad machista hasta el cansancio. Una líder que se da cuenta de que hay que alinearse con el progreso, la verdad, el amor y con un destino sin tiranos.

@OscarArnal

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