La hipocresía tiene matices. Si el mediocre moral se aviene a vegetar en la penumbra, no cabe bajo el escalpelo del psicólogo: su vicio es un simple reflejo de mentiras que infestan la moral colectiva (…) Persigue a los caracteres superiores, pretende confundir sus excelencias con las propias mediocridades, desahoga sordamente una envidia que no confiesa, en la penumbra, ensalobrándose, babeando sin morder, mintiendo sumisión y amor por los mismos que detesta y carcome. Su malsinidad está inquietada por escrúpulos que le obligan a avergonzarse en secreto; descubrirle es el más cruel de los suplicios. Es su castigo.

José Ingenieros – El hombre mediocre 

Seguramente, los detractores de este título dirán que estamos promoviendo un golpe de Estado, cuando en la praxis política, sólo derogando la Constitución y las “leyes” será la única manera de poder volver a  darle vida democrática y jurídica al país; después que el madurismo con aquella ilegitima e ilegal “constituyente” de 2017, la cual fue convocada sin referendo previo –pese a la jurisprudencia de tal evento en 1999-, semejante exabrupto de bazofia jurídica convirtió a Venezuela en un país de facto, por los sucesivos nombramientos que se hicieron sobre los “poderes”, incluyendo una “elección presidencial” adelantada; y varias “leyes”, todas anticonstitucionales, como las denominada “ley antibloqueo”, y una totalmente violatoria de los derechos humanos de la propia Constitución, como la infeliz “ley del odio” apoyada con una praxis de una fiscalía convertida en Meleto de quienes se manifiestan contra el madurismo, o sea, que el régimen con un Poder Judicial subordinado ante sus exigencias aplica con saña y destrucción moral sus deseos de liquidación personal sobre quienes sean críticos, opositores o disidentes, y cuyas acciones han costado muy caro a Nicolás Maduro, al punto de que ha sido condenado por violaciones de los derechos humanos en el seno de la Organización de Naciones Unidas.

Desde que Nicolás Maduro asumió en el poder, primero en sustitución de Hugo Chávez en 2012; y luego por votación popular en 2013, Venezuela perdió su rumbo, y desde entonces, para justificar tan nefastos errores en materia política, económica y social; el madurismo  recurrió al trillado discurso de la “guerra económica”, y luego era común hablar del “dólar criminal”, y cuando más se hundía el país en una crisis con tantas complejidades y desaciertos, previendo que perderían las elecciones presidenciales de 2018; optó en 2017 por tomar el sendero del neototalitarismo con la seudoconstituyente, que terminó de enterrar a la nación en el plano económico, y cuya reacción inicial fue el camino de la hiperinflación, lo que desató una oleada emigratoria sin precedentes en la otrora patria del Libertador, que según cifras de la ONU, superan en 7,1 millones de venezolanos dispersos por el mundo, sin obviar que tales errores del madurismo, terminaron de arruinar la industria petrolera, principal fuente de ingresos de los venezolanos, y con ello, llevarnos a la peor de las podredumbres políticas, que corrompieron y anularon todo el sistema institucional, y hoy, somos el único país del continente, y probablemente a escala mundial, cuyos salarios y pensiones son inexistentes, con montos que apenas si alcanzan los 6 dólares mensuales; en el medio de una economía dolarizada.

¿Cómo puede sostenerse una nación, con una administración pública –o lo que queda de ella– cuando educadores, médicos y enfermeras, así como el resto del personal profesional y trabajadores en general, apenas perciben ingresos entre los 6 y 20 dólares al mes en promedio máximo? Y lo peor, es que el régimen, a pesar de tales deficiencias que colocan a la Venezuela petrolera, incluso con “salarios” por debajo de naciones como Cuba y Haití, se atreve a amenazar con “leyes” que por lo visto aplica para el madurismo como estructura de bazofia política; pero no aplica para ellos en términos de la propia Constitución; verbigracia, ha sido toda la estructura burocrática de Nicolás Maduro y un destrozado Poder Judicial junto con un inoperante Ministerio Público, quienes han convertido al país en un averno jurídico; y resulta obvio, que mientras no exista sindéresis en los entes que deben administrar equipolencias para los ciudadanos, mayores serán las desigualdades en el campo de la sociedad; ante una población cada vez más hundida en el hambre y la miseria.

En tal contexto, habrá manera de entender que una pequeña nación centroamericana como El Salvador, sin las riquezas petroleras y minerales que tiene nuestro país, pueda pagar 400 dólares mensuales a sus pensionados, mientras en el territorio nacional cuya cúpula política se jacta en decir que tenemos las reservas más grandes de crudo del planeta, paga al mes 130 bolívares de pensiones; es decir, al paso que marca la devaluación diaria del bolívar, representarán a lo sumo el 1% del ingreso de los pensionados donde Nayib Bukele ejerce la presidencia. ¿Eso es posible de comprenderlo?

¿Tiene tal lógica de destrucción económica y financiera para un país con explicación alguna en los más acérrimos maduristas, y máxime cuando el mismo “Estado” cobra todos sus servicios anclados al denominado “petro”; como eufemismo monetario, para no señalar directamente al dólar como moneda que indexa los requerimientos públicos del madurismo ante los requerimientos de la ciudadanía en materia de impuestos y aranceles? Evidentemente, que la realidad social ha tocado fondo, sin que aún llegue hasta el núcleo de la efervescencia societaria; porque además de la degradación y la podredumbre salarial; la prestación de servicios públicos, además de los conflictos en la educación y la salud, todos los estados y municipios viven con un permanente racionamiento en el servicio de agua que puede extenderse por meses, a la par que los cortes eléctricos dejan sin luz por horas y horas, inclusive días, a las ciudades y pueblos; y vimos cómo hasta el recién inaugurado estadio Simón Bolívar quedó sin energía por varias horas en pleno juego de la Serie del Caribe.

Lo irónico de esta complejidad política y económica es que el madurismo, que declaró suspensión de pagos de deuda externa a los acreedores de Estados Unidos y naciones de Europa, continúa enviando “como parte de pago”, y sin recibir un dólar por ello, casi 500.000 barriles de crudo por día a China¹; por una deuda que nos entregó unos autobuses, muchos de ellos ahora convertidos en chatarra, y los rieles desmantelados de lo que iban a ser algunas vías férreas, o casos más emblemáticos donde solo quedó la llamada “piedra”, como el caso de lo que sería el puente Nigale en el Zulia². La pregunta: ¿Por qué si se declara default sobre las naciones occidentales, no se aplica la misma acción contra el gigante asiático? Por qué no se les plantea a los chinos que, ante nuestra situación económica estacionaria, en lo sucesivo no habrá más envío de petróleo, salvo sea cancelado de contado. Y es que el no hacer tal demanda, queda demostrado que el régimen en su condición ideológica, prefiere que un pueblo esté postrado por inanición, antes que ir contra los intereses de sus socios chinos, que por cierto negocian explotación de petróleo y gas con Guyana³, precisamente sobre territorio que Venezuela reclama nuestro, lo que revela una enorme crueldad de la cúpula madurista, y por supuesto, un marcado desinterés por las necesidades que afronta y confronta la población.

El madurismo como germen de destrucción política y humana, no ha tenido acierto alguno en favor de la gente; y sólo ha logrado materializar la compra de algunas conciencias opositoras, quienes desde sus putrefactos reductos pretenden erigirse como contrarios al régimen, mientras tienen sus pensamientos corrompidos, y sus acciones de “oposición” son parte de la bazofia que se mezcla con el régimen en sus aposentos de politiquería y mendacidad. Por ello, el madurismo, como esquema neototalitario ha fracasado y no podrá tener éxito en ninguna vía, porque sus madrigueras están contaminadas del averno, que lo llevan hasta las simas pestilentes que conjugan en sus actos numularios.

El país requiere de una concreción de unificación no solo de oposición, sino también antimadurista; porque pareciera que algunos sectores quisieran estar entre el bien y el mal; sin que les pudieran afectar determinadas connotaciones políticas que son necesarias ante una coyuntura como la que estamos confrontando de problemas y necesidades sociales urgentes que han sido exclusivamente responsabilidad de este régimen, empobrecedor de la inmensa mayoría de los venezolanos.

En consecuencia, para comenzar a derogar la Constitución sobre la base de lo que aún tiene de legalidad, primero nos queda la enmienda para anular la reelección indefinida que sirvió con inmediatez a Hugo Chávez para reelegirse, razón por la cual, no pudiera Nicolás Maduro volver a ser candidato, porque si tal mandato del pueblo (2009) aplicó durante el segundo período del fallecido presidente; la jurisprudencia está marcada en los contextos jurídicos que ellos mismos legalizaron en tal realidad política. Luego, tenemos que después de la perversión que se cometió en 2016 con un tribunal regional sobre la posibilidad de convocar a un referendo revocatorio, donde se asumió que 20% de las firmas de tal solicitud tenía que ser en cada estado, a pesar de ser una convocatoria nacional, y con la seudojurisprudencia que se creó en 2017 con la manipulada Asamblea Nacional Constituyente en la elección de sus “representantes”, sería inútil materializar esta instancia. Ante tales adversidades, la enmienda necesita solo 10% de las firmas del registro electoral, y aunque vinieran con subterfugios a aplicar lo de “convocatoria nacional en todos los estados”, no sería complicado alcanzar tal cifra de firmantes, y si llegara a darse el caso que uno, dos, o tres estados de un total de 23 entidades federales no alcanzaran tales requerimientos, sobrepasando considerablemente en el resto de los estados el número de firmas necesario para el ejercicio de tal derecho político; sería evidente que el neototalitarismo volvería a quedar desnudo ante el mundo en sus patrañas políticas, jurídicas y violadoras de derechos humanos, al negar al pueblo la posibilidad de expresarse en las urnas en temas que son de enorme interés para su estabilidad política, económica y social.

Desgraciadamente, fue el propio madurismo el que asesinó de facto la Constitución de 1999, cuando ni siquiera han sido capaces de cumplir lo que establece la máxima jurídica en materia salarial con los docentes y trabajadores. Fueron ellos quienes hicieron una estructura amorfa, vacua y pervertida de la carta magna y las leyes en Venezuela; es decir, todo lo allí escrito se convierte en un palimpsesto ante cada “interpretación” jurídica, según las necesidades de las estructuras del poder.

Desde esta realidad histórica, nos queda una alternativa para intentar desmontar con el último vestigio de legalidad, el neototalitarismo y los pertrechos de un régimen cuya simbiosis fascista, nazista y estalinista es lo único que ha podido mostrar a los venezolanos y al mundo. Constitución y “leyes” deben ser derogadas en Venezuela, y la enmienda nos otorga, quizás la más concreta vertiente contra el madurismo, todo activado en la posibilidad de realizar unas elecciones presidenciales con una candidatura de unidad nacional ¿Será posible lograrlo? Por ahora, no existe otra posibilidad con suficiente fortaleza política y jurídica que acelere la caída y destrucción de quienes intentan perpetuarse en Miraflores y sus estructuras punitivas del poder.

@vivassantanaj_

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Nota: ¿Cuándo el ministerio público activará mi denuncia contra el Saime? Llevó más de un año esperando mi pasaporte

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¹ https://twitter.com/vivassantanaj_/status/1616206698439651329

² https://twitter.com/vivassantanaj_/status/1600518722057289728

³ https://twitter.com/vivassantanaj_/status/1620832940782653446

 


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