Trump Irán
Foto: AFP

La tiranía de los políticamente correcto está rebosando el vaso. Existe claramente una guerra mundial entre las fuerzas del mal que propugnan un régimen comunista a nivel mundial, y aquellas que defienden el orden democrático liberal.

Lamentablemente el campo comunista está ejecutando una estrategia más inteligente y está ganando terreno fundamentalmente por el miedo de los liberales a hablar claro y enfrentarse sin vacilaciones a la ofensiva comunista. El comunismo disfrazado de progresismo, “wokeness”, justicia social o lo más temible el socialismo del siglo XXI, intenta con eufemismos, contra los que nadie puede estar en contra como, paz, libertad, progreso, igualdad, ganar adeptos incautos y así obtener el poder para instaurar la dictadura comunista.

Es la estrategia del Nuevo Orden Mundial (NOM) el cual es “un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único —colectivista, burocrático y controlado por sectores elitistas y plutocráticos— a nivel mundial”. (Wikipedia). En ese plan hay una heterogénea confluencia de líderes y sectores (muchos, en realidad la mayoría de buena fe, pero que son manipulados por los comunistas): la ONU y sus organismos, en defensa de un globalismo antidemocrático, la “intelligentsia” izquierdosa, que desea la implantación del colectivismo, los partidarios de “wokeness” quienes están alertas de la problemática social, especialmente de las minorías, en donde es palpable como una buena intención , por ejemplo la desigualdad racial, es aprovechada por un movimiento marxista como BLM, plutócratas que quieren dominar el mundo económico, a través de un régimen iliberal que los beneficie, como Soros y así sucesivamente.

La característica común a todos ellos es que manipulan la opinión pública para presentarse como la vanguardia del bien, y ello les ha rendido un gran resultado. El buenismo de los liberales y su temor ante lo políticamente correcto los ha paralizado y así vemos regímenes de verdad democráticos trabajando para los intereses del comunismo, como lo ejemplifica Piñera y Duque.

El epítome de todo esto está en las elecciones de Estados Unidos en la que las evidencias muestran un colosal fraude contra el voto popular a favor de Trump, basado fundamentalmente en  el fraude electrónico realizado por Smartmatic, la originalmente empresa creada por el chavismo para esta misión y hoy en manos del sorismo.

Para la abogada y experta en procesos electorales, Adriana Vigilanza “la propia contratación de una empresa con vinculaciones con el régimen chavista para el conteo de votos en las elecciones estadounidenses es ya un indicio de penetración en el sistema electoral  y de corrupción. De otra manera no se puede explicar” (https://gaceta.es/actualidad/el-chavismo-y-el-fraude-electoral-en-los-estados-unidos-20201113-1733/). Para el ingeniero Gustavo Delfino “resulta que todos los problemitas denunciados reflejan que hubo votos emitidos a Trump que fueron transferidos a Biden, entonces las fallas van en la dirección de beneficiar al otro candidato. El problemita es en realidad un gran problema. Esto se repite coincidencialmente en Estados donde la compañía encargada del voto electrónico está relacionada con Smartmatic, de la cual los venezolanos tenemos una muy mala historia cargada de fraudes y muertos, lo que resulta altamente sospechoso” (https://gaceta.es/actualidad/el-chavismo-y-el-fraude-electoral-en-los-estados-unidos-20201113-1733/).

Pero resulta que para la tiranía de los medios y los gigantes tecnológicos, la FAGMAT (Facebook, Apple, Google, Microsoft, Amazon y Twitter), el presidente es Biden, porque así lo quiere NYT y CNN. ¿De dónde sacan estos señores la autoridad para dictaminar quién dice la verdad y censurar a quienes no opinan igual que ellos, negándoles el derecho a la libertad de expresión? Ese es su meta: la implantación del Big Brother de Orwell, y ya la están alcanzando.

Precisamente porque Trump los ha enfrentado sin miramientos, en lo que representa una revolución cultural en defensa de los valores democráticos, aunque FAGMAT lo representa como todo lo contrario, es que el progresismo mundial le ha declarado la guerra mortal. La reelección de Trump representa la derrota de esa tiranía socialista y significará el principio de la derrota del socialismo a nivel mundial.

Es tan cínica la estrategia antidemocrática en contra de Trump, que todos los medios han levantado una voz monolítica para tapar lo obvio: no hay un presidente electo hasta que no se hayan concluido los procesos judiciales, que inevitablemente finalizarán en la Corte Suprema de Justicia. Pero los medios se resisten a esta realidad incontrovertible y en todo el mundo propagan una mentira: que Biden ya es el presidente de Estados Unidos.

La prueba más palpable de esta mentira se demuestra con el siguiente ejemplo: si alguien lo denuncia por estafa y usted es inocente, pues su interés es de llevarlo a la justicia a que pruebe esa denuncia, pero si usted es culpable, evitará a toda costa que eso llegue a tribunales. Eso es lo que hacen los demócratas, si no han hecho fraude han debido permitir las auditorías, pero igual que Chávez no la permiten porque se demostraría el fraude.

En conclusión, Trump está enfrentando una conspiración mundial del comunismo, pero les ganará porque tiene las pruebas del fraude y la justicia fallará en derecho. No me importa no ser políticamente correcto y enfrentar la avalancha perniciosa de los grandes medios y gigantes tecnológicos, porque estoy convencido de que la verdad prevalecerá y el comunismo será finalmente derrotado, por ese gladiador de la democracia, Donald Trump.


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