En cadena nacional el pasado 19 de febrero, en el Encuentro con Delegados de los Consejos Productivos de Trabajadores Petroleros, el “presidente obrero” anunció por enésima vez el rescate y relanzamiento de Pdvsa, industria nacional que producía en 1998 3.200.000 barriles diarios, cifras que descendieron a inicios de la gestión del mandatario usurpador en 2013 a 2.300.000 barriles diarios, para finalmente registrar el indicador récord en 2020 de 730.000 barriles diarios, cantidad que se producía a inicios de 1941.

A estos contundentes datos se debe agregar que el tope de producción de 1998 se lograba con una nómina de 60.000 trabajadores, incluidos el personal directo de Pdvsa y de contratistas, entre tanto en 2020 la nómina general indica la cifra de 167.000 trabajadores.

Pues bien, en el guion del show que orquesta el régimen no menciona estos datos alarmantes, solo resalta la propaganda antiimperialista y el bloqueo salvaje de las potencias capitalistas. Esta puesta en escena es permanente porque igual lo hace en Guayana con las empresas básicas o cuando va a Valencia y promete el renacimiento de la otrora próspera zona industrial, haciendo anuncios rimbombantes de empresas que están todas en la ruina.

El acto lamentable y bochornoso realizado con trabajadores petroleros significó más de lo mismo: obreros uniformados con sus bragas de trabajo, con banderas y cartelitos de «No más Trump», aupando consignas hasta el éxtasis cual pastores evangélicos puertorriqueños, resumido por delegados voceros de los CPT en mensajes alegóricos al “presidente obrero y su compromiso de recuperar Pdvsa”.

Como si eso fuera una concha de ajo, cuando la realidad es otra, en específico en la Costa Oriental del Lago, en Tía Juana, nombrado y exaltado en la cadena de marras: de 60 lanchas necesarias para la producción en el lago de Maracaibo, solo medio funcionan 10  por falta de mantenimiento; entretanto, el personal obrero se retira a las 11:00 am debido a la ruina de los muelles, convertidos hoy en cementerios. Parten a sus hogares desmoralizados por salarios sin poder adquisitivo y sin transporte que garantice sus traslados.

Desde 2016 los obreros petroleros han escuchado las arengas presidenciales de golpes de timón, designación de varios presidentes de Pdvsa, para luego conocer diariamente la espantosa corrupción en compra de válvulas, conexiones, grúas, lanchas que no sirven, e incluso herramientas que jamás son facturadas.Mientras tanto, el personal frustrado no recibe la comida garantizada por contrato colectivo y ven al obeso presidente de la federación sindical Futpv lucrarse con las cooperativas de alimentación.

Las protestas observadas recientemente en los muelles del Prado en Tía Juana y Talleres Centrales La Salina en Cabimas son la otra versión de la Pdvsa de trabajadores felices que anuncian los CPT del régimen. Por el contrario, son trabajadores abrumados ante tantas promesas que solo representan bonos únicos a través del carnet de la patria de 750.000 bolívares, sin ninguna incidencia salarial; y por el otro lado, la represión policial a quienes osen protestar, por lo ocurrido a los sindicalistas convocantes a las asambleas anteriormente mencionadas.

Realidad cada día más próxima a la época de la dictadura perezjimenista, cuando los chácharos gomecistas y los esbirros de la Seguridad Nacional sacaban por los pelos de la cabeza en las viviendas de campamentos a los dirigentes obreros que valientemente se enfrentaban a las dictaduras señaladas.

Finalmente, el montaje del show de los CPT y de recuperación se demostrará en el corto plazo, pues los tiros van por otro lado, se orientan a la entrega definitiva de Pdvsa a Rusia y China, así como a reconocer que los CPT representan su verdadera esencia, en un acto en el que por cierto no se mencionó una sola vez la palabra sindicato, ni el contrato colectivo petrolero, el de mayor trayectoria en la historia laboral venezolana.


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