Habiendo establecido en el artículo de la semana pasada la falta a todos los niveles  correspondientes de gobierno de planes de contingencias para enfrentar emergencias y catástrofes, comenzamos a afrontar las consecuencias de dicha situación desarrolladas en mentiras colectivas que harán nuestra vida social más soportable para nuestra tranquilidad mental.

La primera situación que vamos a afrontar en este sentido será, sin duda, la realización eficiente del año escolar en línea, tarea sistemática que se está realizando a pasos agigantados en muchos colegios privados en Venezuela, donde incluso han llegado algunas escuelas a colocar los contenidos programáticos y las tareas escolares en  plataformas gratuitas como los blog, de forma que funcionen como pizarras digitales para que los estudiantes desde sus casas hagan las evaluaciones correspondientes para aprobar las asignaturas de su año escolar específico.

El problema se presenta en las escuelas y universidades públicas, donde directivos, profesores y estudiantes comparten en la inmensa mayoría de los casos una situación económica estrecha, donde muchos no tienen computadora en su casa y si tienen, no todos tienen Internet, mientras que en materia de telefonía celular, no existen o no quieren publicar (tarea de los ministros de Educación de todos los niveles) información sobre cuántos estudiantes y maestros tienen celulares inteligentes con acceso a estos programas y no simplemente celulares analógicos solo para llamadas y mensajes de textos (SMS).

Colegas docentes me han comunicado su voluntad de pasarse a la vía digital, pero no consiguen cibercafés abiertos en ningún sitio debido a la cuarentena o cobran 60.000 bolívares la hora en un local de este tipo y es un gasto que no pueden asumir de su bolsillo.

Hoy en día, cuando se habla tanto de encuestas, sería importante que cada director de unidad educativa en este país desarrollara un registro de dicha información, para simplemente tabular y conocer realmente cuántos estudiantes y docentes tienen realmente capacidad de entrar en esta vía de la educación online y de esta manera desarrollar una política pública educativa eficaz en este sentido. En lo personal, por la edad de Aristóbulo Istúriz, sé que debe recordar la época de los exámenes finales que se presentaban hace décadas y algunos sufrimos en nuestra adolescencia, lo que pudiera ser una solución a nivel nacional para determinar el grado de aprendizaje de cada estudiante por cada grado escolar.

El otro problema que debe resolverse de forma urgente, es sin duda el papel de las figuras correspondientes a la participación de las instancias del nivel vecinal, más específicamente en cuanto a la situación de los denominados consejos comunales y jefes de calle que deberían ya tener registrada a toda la población de la tercera edad y familias en grave situación económica para prestar asistencia alimentaria y social en caso de mantenerse la cuarentena durante las próximas semana, tratando de cortar la expansión de la pandemia.

Es hora de que alcaldes y gobernadores, que están pendientes de mantener el orden público, se comiencen a preocupar y actuar en forma sistemática con los mecanismos de participación ciudadana que en estos momentos pueden ser herramientas vitales para la atención de los ciudadanos de a pie, que se encuentras desvalidos en muchos casos por falta de familiares que los atienda, debido a que muchos de ellos, especialmente los más jóvenes se encuentran en el exterior, luchando para enviar divisas en forma de remesas a sus parientes en Venezuela.

Otro problema importante y más grave de lo que se pueda imaginar mucha gente es la desaparición de centenares de miles de empleos del sector formal e informal, lo que genera una sensación de terror ante la falta de recursos financieros para seguir manteniendo a la familia sin producir recursos monetarios producto de su trabajo cotidiano.

La desaparición de decenas de miles de empresas de pequeña y mediano nivel, sumado a las denominadas microempresas, que pueden sumar entonces centenares de miles de empleos incluyendo a los denominados emprendedores, franquiciantes y “comerciantes informales”.

Se hace indispensable un Plan de Empleo Nacional administrado con mucha eficiencia desde los niveles locales y regionales que implique un apoyo directo a muchos de estos empresarios para lograr mantener a flote a estas miles de unidades productivas o incluso el Seniat va a colapsar por falta de contribuyentes especiales que pueden reducirse en un gran número por esta crisis económica, producida como consecuencia del covid-19.

No es el momento de salir enloquecido a cobrar impuestos municipales, sino el momento de convertir la data de las patentes de industria y comercio en la fuente de creación de nuevos  Institutos de Desarrollo Económico del Municipio X , para salvar lo existente y no estar dilapidando los pocos recursos financieros que se puedan conseguir en montar negocios “chimbos” o “compañías fantasmas” para ayudar amigos o familiares que después por su falta de experticia terminan quebrando como ha ocurrido a lo largo de las últimas décadas con muchos institutos municipales de crédito que se fueron a pique y bancarrota por no poder cobrar y multiplicar los créditos de dichas carteras destinadas a préstamos de diverso tipo.

Los ejemplos presentados en muchos países de conversión de muchas instituciones culturales, educativas y deportivas en instalaciones hospitalarias, es una posibilidad que debe estudiarse con alarmante prioridad en los días y semanas por venir, que requiere sin duda del trabajo mancomunado de instituciones públicas y privadas, así como la participación de miles de voluntarios, que en caso de Venezuela será llenado ese espacio con miembros de UBCH o milicianos, de los cuales el Gobierno nacional plantea disponer de millones de personas en activo y reserva, por lo cual, espero que no se forme un “bochinche” si se superan las capacidades sanitarias de los hospitales, ambulatorios y clínicas privadas actualmente desplegadas en la lucha contra el covid-19 a nivel nacional.

Las consecuencias de no seguir las instrucciones y ejemplos de los demás países que están afrontando este guerra sanitaria con recursos financieros y tecnológicos muy superiores, implica sin duda grandes riesgos que pueden llevar a un quiebre definitivo de la entidad nacional, sino logramos mantener de forma simultánea el sistema sanitario funcionando con el sistema económico.

 

 


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