Las denuncias acerca de las operaciones en Venezuela de una trama criminal extremadamente peligrosa encienden otra vez las alarmas frente al terrorismo y exponen la amenaza constante del narcotráfico, que lleva consigo miseria e incluso muerte a miles de jóvenes en Estados Unidos y otros países.

El trabajo de investigación publicado el 6 de febrero por la revista colombiana Semana indica que el gobierno de Iván Duque tiene información exacta de los movimientos de cabecillas de las disidencias de las FARC en territorio venezolano, desde donde operan rutas del narcotráfico y planean acciones terroristas contra el país vecino.

Conviene recordar, sin embargo, que la acusación federal estadounidense el 26 de marzo de 2020 contra Nicolás Maduro y los demás integrantes del Cartel de los Soles permite establecer que la alianza narcoterrorista entre el régimen chavista y la guerrilla colombiana echó raíces en Venezuela hace más de dos décadas.

El encausamiento de 28 páginas contra la red mafiosa que secuestró las instituciones en Venezuela para permitir la entrada y salida de drogas ilegales precisa que un primer laboratorio para producir cocaína fue instalado en 2003 en Apure, cuando al jefe de las FARC alias Jesús Santrich le entregaron 300.000 dólares. En 2004, Estados Unidos calculaba que 250 toneladas de cocaína estaban saliendo de Venezuela hacia ese país por Centroamérica y el Caribe.

La aguerrida fiscal Ariana Fajardo, del Distrito Sur de Florida, que ha prometido contribuir a sacar de raíz la corrupción en Venezuela ­-y por eso ya se le conoce como la fiscal del Cartel de los Soles-, confirmó que a la guerrilla colombiana no solo se le ha dado dinero y espacio en este país para traficar droga, sino también armas y protección. El testimonio fotográfico de Semana no parece dejar lugar a dudas al respecto, ni siquiera para un “supuestamente”.

Las operaciones de mafias criminales del Cartel de los Soles para inundar de drogas Estados Unidos y Europa cuentan ahora con disidentes de las legalizadas FARC y sus nuevos socios del ELN, que actúan junto con carteles mexicanos en la zona de contrabando colombiano de Catatumbo fronteriza con Venezuela.

Estados Unidos, con el apoyo de más de 20 naciones, anunció el primero de abril del año pasado el despliegue cerca de Venezuela de barcos destructores y aviones con la mira puesta en el Cartel de los Soles. Pero la insidiosa conspiración del narcotráfico ha demostrado siempre que puede crecer también en medio de dificultades.

Por eso ahora cobra mucha más importancia el anuncio de acciones contra el narcotráfico, en cooperación con la DEA. que el presidente interino Juan Guaidó formuló en septiembre del año pasado. Hasta ahora se sabe poco de ese pacto para retomar el acuerdo antidrogas Venezuela-Estados Unidos, aunque lo suficiente para deducir que será implacable contra el Cartel de los Soles y sus testaferros. Y el reconocimiento del mandatario interino por el presidente Joe Biden, un convencido de la lucha contra el narcoterrorismo, autoriza esa conjetura.

En un intento por desacreditar los señalamientos de Colombia sobre la presencia de disidentes de las FARC en Venezuela, el canciller del régimen usó su cuenta de Twitter para afirmar que el país vecino está controlado por la DEA. Parece sin embargo improbable que la agencia antidrogas estadounidense olvide que el chavismo la expulsó del país en 2005 para facilitar el narcotráfico y hasta le mató un agente encubierto.

“Cuando la oligarquía colombiana tiene el agua al cuello se torna tan predecible, que da sueño”, escribió Jorge Arreaza. Pero a Estados Unidos le preocupa el riesgo “muy real” que supone para esa nación y sus aliados el narcoterrorismo del Cartel de los Soles y sus aliados de las FARC, y eso es como para quitarle el sueño a la conexión criminal.

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!