La historia se escribe sobre la base de los argumentos de los que mantienen el poder y se afianza por la capacidad de olvido que le otorgamos los ciudadanos; permitiendo que el refrán popular “La historia la escriben los vencedores” sea una lamentable y cruel realidad.

Realidad que solo podemos evitar, combatir y contrarrestar mediante el ejercicio frecuente de la escritura; inicialmente documentando y difundiendo con el objetivo de crear conciencia y evitar el olvido.

La Venezuela actual exige de manera permanente este ejercicio de responsabilidad ciudadana.

Para octubre de 2019 se mantienen en el país no menos de 500 personas detenidas por la dictadura, datos que varían según el análisis y documentación de cada organización no gubernamental que de manera valiente aún hacen vida en el país,

Mientras los datos de Foro Penal Venezolano reflejan 470 presos políticos, otras registran algo más de 500.

La criminalización de la disidencia en Venezuela es permanente y cotidiana, la ONG Justicia Venezuela asegura que 211 presos políticos son militares activos o retirados. Esto significa que más de 40% de los detenidos por objetar y luchar contra la tiranía tiene formación militar, lo que refleja el descontento hacia los actores de poder. Ya la tiranía no solo perdió el apoyo civil sino castrense.

Eso les aterra, les causa pánico.

La crueldad es su nuevo eslogan de campaña, la violencia es política de Estado.

Todo el territorio nacional se convirtió en un campo de concentración, en el que se persigue, se criminaliza, se detiene y se asesina a quienes piensen distinto.

La delgada línea entre el preso político y el preso de conciencia se cruzó hace tiempo.

El estado Lara no está ajeno a esta dura y cruel realidad que afecta principalmente a los detenidos, sus familiares y su entorno. El preso sufre los rigores de una cárcel que, en un país destruido por la dictadura, viene a ser un plus de castigo. A esto sumemos también la condena del ciudadano al olvido.

Las causas de ese olvido son múltiples, pero no casuales; es parte del proceso sistemático de dominación que lleva a cabo el régimen.

Mantener ocupada a la población con un permanente y diario asedio social para “obligarla” a olvidar es un juego psicológico ya aplicado en países donde los dictadores han ejercido este control. Las violaciones sistemáticas de los derechos humanos son una política de gobierno permanente y constante, ocasionando que la sociedad civil tenga que ocuparse por su subsistencia y sobrevivencia.

Son varios los casos que se encuentran bajo esta figura de presos políticos o de conciencia en la región larense, uno de ellos es el profesor jubilado de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA) Eugenio Escalona, de 69 años, detenido desde el 6 de agosto de 2018 y que continúa tras la rejas en el Sebin a pesar de tener una boleta de excarcelación dictada por un tribunal. Lo acusan de participar en uno de los tantos magnicidios que ha denunciado el dictador.

Andrés Guerrero Manstretta fue detenido en 2017, cuando tenía 16 años y cumplió su mayoría de edad tras las rejas. Acusado de participar en el asesinato del militar retirado Danny Subero, quien se infiltró en las protestas ciudadanas de aquel año.

La única “prueba” en su contra es aparecer en una foto el día del suceso…

Ayrton Giménez Bracho fue detenido en 2017. Tiene 22 años y 2 tras las rejas; acusado con cargos falsos por parte del sistema de justicia corrupto y complaciente. Sus familiares y abogados entregaron suficientes pruebas al tribunal de que el joven larense se encontraba fuera de la ciudad cuando ocurrieron los sucesos por los cuales lo acusan y que tienen relación con la detención arbitraria de dos funcionarios militares en el sector El Cardenalito al este de Barquisimeto durante las protestas de ese año.

Por este mismo suceso fue detenido y encarcelado Yovanny Muñoz, joven activo de la denominada resistencia que fue herido de gravedad con una bomba lacrimógena que le causó la pérdida de un ojo y una herida que casi le cuesta la vida.

Yovanny fue arrestado en septiembre de 2017, luego de un patrón común de detenciones selectivas contra ciudadanos que participaron en las protestas.

Rafael Díaz Cuello, profesor universitario, y activista político, se encuentra también detenido pero en la cárcel militar de Ramo Verde por su condición de militar retirado; acusado y juzgado en cadena nacional por Jorge Rodríguez, el Joseph Goebbels de la dictadura.

Rafael acaba de cumplir un año detenido y ha denunciado en varias misivas escritas de su puño y letra las torturas que ha sufrido en cautiverio.

Todos ellos están detenidos. Todos ellos son venezolanos que siguen acompañados por sus familiares y amigos que mantienen la esperanza de abrazarse en libertad. Todos ellos tienen la certeza de saberse secuestrados de manera injusta por la dictadura. A todos ellos les duele el olvido de las personas. Basta saber si a ti te duele ese olvido…

Como asegura la escritora española Carla Montero: “La historia la escriben los vencedores, pero el paso del tiempo también da voz a los vencidos”

 

Twitter: @andresvzla1975


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