Con nuestra bendición. Así termina el comunicado emitido por la Conferencia Episcopal Venezolana ante las elecciones parlamentarias.

El futuro de Venezuela no puede seguir atado a las agendas particulares de los grupos de interés o stakeholder, como se dice en inglés. Llevamos años de sufrimiento transitando un camino tortuoso, entregando concesiones y cheques en blanco con la esperanza de que, esta vez, sí lo lograremos. No, no es así, corresponde despertar de este letargo en el que nos han sumergido haciéndonos creer en mesías y fórmulas mágicas.

El dolor que padece nuestra gente a causa de una crisis humanitaria compleja, sin precedentes, debería ser motivo suficiente para entender la urgente y necesaria decisión de tomar las riendas sobre nuestro proceso, una lucha respaldada por la comunidad internacional pero con los venezolanos al frente, de lo contrario estaríamos condenados al padecimiento perpetuo.

La única vía que depende cien por ciento de nosotros, de nuestra fuerza, de nuestra capacidad para resistir y movernos, es el camino electoral.

Ciertamente Josep Borrell tiene razón cuando asegura que en Venezuela no hay condiciones para elecciones “libres y justas”, pero también tiene razón la Conferencia Episcopal cuando hace un llamado a la clase política de oposición y sostiene que “no participar en las elecciones parlamentarias y el llamado a la abstención lleva a la inmovilización, al abandono de la acción política y a renunciar a mostrar las propias fuerzas. (…) A pesar de las irregularidades, la participación masiva del pueblo es necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo de parte del gobierno”.

Borrell en su pronunciamiento dice “trasladé para ello al gobierno de Nicolás Maduro las condiciones mínimas definidas por la oposición para un proceso electoral creíble”, la pregunta es ¿a cuál oposición se refiere?

Hablar de oposición en Venezuela es hacer alusión a un concepto abstracto, puesto que este sector es un mosaico variopinto y lleno de matices, por tanto queda la duda de saber si Borrell se refiere al G4, a la Mesa de Diálogo Nacional, a la oposición mayoritaria de la sociedad civil no representada en ninguno de esos grupos o a María Corina Machado, ¿cuál es la oposición que debe marcar la pauta para definir esos requisitos mínimos y abrir paso a la observación electoral de la Unión Europea?

Ahora bien, en ningún momento Borrell habla de no participar, por el contrario, coincide con la CEV en la necesidad de buscar condiciones.

Personalmente, si tuviese que acompañar una postura sería la de los obispos, quienes no están claudicando como muy mal dice María Corina Machado, sino por el contrario, ellos entienden la urgencia estratégica de impedir la desmovilización total y la muerte de la esperanza.

El valioso apoyo de la comunidad internacional sigue y seguirá siendo vital en esta lucha incansable por recuperar la institucionalidad y el Estado de Derecho, pero repito, este esfuerzo no será efectivo hasta que los venezolanos, los dolientes directos de los muertos tomemos la decisión de avanzar unidos y confrontar al adversario en todos sus terrenos.

Desde el punto de vista táctico y estratégico, cuando tienes un enemigo poderoso pero desgastado y jugando en diferentes tableros, no puedes darte el lujo de escoger en cuáles juegas o en cuáles no, al contrario, debes confrontarlo en todos los espacios puesto que cualquier mínima brecha puede ser la oportunidad para rendirlo.

Planteo al país la unión superior en favor de destrancar el juego político. Un modesto recordatorio a Henrique Capriles, muchos están esperando que él hable para dar un paso al frente. Le hago un llamado al liderazgo de la sociedad civil venezolana, a los empresarios, a los obreros, a los sindicatos, a los gremios profesionales, a los ganaderos, a los agricultores, a los campesinos, a los artistas, a los académicos, a las universidades, a los estudiantes, a los consejos comunales, a las iglesias, a los indígenas, a las amas de casa, vamos a unirnos para luchar condiciones electorales.

Sugiero que las fuerzas democráticas de la sociedad civil terminen de unirse, se postulen y estando inscritos hagamos una lucha activa por condiciones. Quienes todavía dudan pensando que Estados Unidos los sancionará, les digo eso es falso por una gran razón, no es un delito querer luchar por tu país, en todo caso, sancionarán a quienes sigan atentando contra el país y la ley.

Les dejo un pequeño aliento. Como directora de un programa de diplomacia ciudadana, conversé sobre este tema con altos funcionarios del oficialismo quienes me confirman que las negociaciones internas continúan y que la puerta para construir un consenso aceptable para la Unión Europea aún no está cerrada.

No me corresponde llamar a votar, pero sí motivarlos a participar y luchar condiciones, no nos dejemos arrebatar la única salida que depende completamente de nosotros.


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