Después de décadas de socialismo (el peronismo local argentino es, nomás, el socialismo) viene un viento de libertad en Argentina. Se espera que en octubre Javier Milei (51, economista, Buenos Aires) arrase en las elecciones y tenga un ajustado plazo de tiempo para reorganizar el desastroso Estado argentino -monstruoso por su burocracia- y vuelva a dar alivio y respiro a la gente, a la sociedad argentina atrapada en un sinfín de impuestos, trabas y burocracias que le impiden crecer adecuadamente. Volverá la generación de empleo, el emprendedurismo, la cultura de hacer empresa y se quedarán atrás, finalmente, las visiones estatistas que buscan sólo succionar del Estado.

Sólo Panamá, Costa Rica, Paraguay, Uruguay y El Salvador están en buenos momentos de crecimiento de sus sociedades, particularmente Panamá y Paraguay creciendo económicamente a mil por hora y demuestran así, una vez más, que el socialismo (con el nombre que quieran ponerle) definitivamente no funciona. Sólo la libertad de hacer y de construir permite a Panamá y Paraguay, por ejemplo, estar a la cabeza en el crecimiento latinoamericano. Contrariamente a los socialistas del siglo XXI que están “a la cola” en todo.

Nos alegra mucho el renovado enfoque que quiere aplicar Milei: desde dolarizar la economía a renovar totalmente la industria de la energía (petróleo, gas, electricidad).

El ataque de Milei al Estado socialista/peronista es lógico, coherente y muy claro: a) dolarizar la economía, ya imposible con un “peso” que no vale ni el papel en el que se imprime; b) hacer un recorte con “motosierra” de los ñoquis (la alta burocracia en todos los niveles del Estado); c) sincerar los precios de la industria energética, vale decir que llega el fin de subsidios, que por años constituyen un gran boquete a la economía argentina.

Veamos: actualmente las inversiones en la industria de energía en Argentina son mínimas y poco atractivas. Es antiguo. Merece una modernización total. Es ineficiente y colapsó varias veces (suministros de servicio eléctrico).

Claramente, la industria energética fue conducida con ideología y sin herramientas de manejo gerencial, técnico ni menos financiero.

Los subsidios a la oferta distorsionan totalmente la economía. Se pagan precios totalmente incoherentes con costos de producción.

Coincido con el asesor de La Libertad Avanza, Eduardo Rodriguez, en materia energética y en sus principales postulados para renovar y reformar la industria.

Para ello dejo algunas ideas para construir una nueva tesis: Argentina necesita una NPE Nueva Política Energética, que básicamente resuma los postulados Milei y del pensamiento de los que creemos en la libertad con relación a la industria:

a) Definitivamente urge una Nueva Política Energética que debe contar con una Ley Marco de Energía, Gas, Petróleo, Electricidad, Renovables y Transición Energética que sea el paraguas en el cual se incentiva la inversión privada a escala y por largo tiempo. Hay una telaraña de normativas entre el Estado federal, estatal (provincial) y local (municipal).

b) Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S. A. (Cammesa) debe ser una eficiente operadora del sistema eléctrico.

c) Cortar los subsidios a combustibles y electricidad, implementando escalas de tarifación reales.

d) Para ello, adicionalmente, aplicar planes de eficiencia energética. No se puede utilizar energía que no se produce y más aún si la que se produce viene con subsidios.

e) Eliminar esos falsos “derechos de exportación” (que son simples retenciones) y aranceles de importación en crudo y combustibles que tanto daño le hacen a la capacidad de generar nuevos emprendimientos y compañías que activen y dinamicen el mercado energético.

f) En esa dinámica: el Estado debe autorizar contratos de exportación de crudo y refinados de más de 1 año de plazo.

g) Transición energética: va perfectamente de la mano de incentivar la industria del gas natural, que es un puente entre fósiles y renovables; pero sin fundamentalismos “verdes”. Toda transición exige tiempo, infraestructura, tecnología de punta y política de ejecución muy clara.

h) Importante atraer inversión en exploración y explotación de gas tipo shale. Lo mismo que para la industria del transporte marítimo tipo LNG. Más participación privada y menos Estado, menos burocracia.

i) Fusionar la gran cantidad de organismos del Estado dedicados al sector. Únicamente debe haber un Ministerio de Energía (a cargo de políticas de gas, petróleo, electricidad); una superintendencia a cargo de regular contratos entre privados y estimular inversiones y un ente a cargo de distribución de electricidad y fusionar, para reducir costes burocráticos y duplicidad de objetivos ENRE con Enargas.

Esas son algunas ideas que buscan complementar la nueva noción de Javier Milei para la industria energética. Si la va bien a Argentina, le irá bien al Cono Sur latinoamericano.

@BorisSGomezU


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