El Plan Zamora nace por decreto presidencial en 2017. Su ejecución estuvo a cargo del Ministerio de la Defensa y sus componentes actuaron llenos de odio y resentimiento contra los manifestantes.

El informe hecho público de la fiscal de la CPI saliente Fatou Bensouda, en el que asegura la inacción del Estado venezolano en castigar a los responsables de cometer crímenes de lesa humanidad, sin duda que es un gran paso en esa búsqueda de la justicia internacional para reparar el daño irreparable de las víctimas de violación grave de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad por parte del Estado a través del Plan Zamora.

El Estado se sigue equivocando con la CPI al olvidar que allí no se aceptan arrepentimientos ni colaboración. No existen privilegios ni vale la inmunidad de jefes de Estado en ejercicio, como tampoco de militares de alto rango.

No tiene memoria de que es signatario del Estatuto de Roma desde el año 2000 y de que a partir del año 2002 la CPI tiene competencia plena para procesar e investigar crímenes de lesa humanidad que se hayan cometido en nuestro país.

Este es el resultado de la valentía de familiares, víctimas y quienes hemos sostenido que la única esperanza que nos queda es la CPI, porque en nuestro país el Estado despreció las denuncias y la exigencia de las víctimas de lograr justicia. Nunca olvidamos los aplausos, la algarabía, las carcajadas y los premios otorgados a los componentes del Plan Zamora después de las jornadas de represión, detenciones arbitrarias, torturas, tratos crueles e inhumanos y degradantes, desapariciones forzadas de personas, heridos y muertes de manifestantes.

Quienes pretenden ir a un diálogo solamente para cubrir cuotas de poder político con un Estado sentado en el banquillo por la CPI por crímenes de lesa humanidad, como lo destaca la exfiscal Fatou Bensouda, demuestran nuevamente que el ser humano no es la prioridad.

Sigo insistiendo, la CPI es la única esperanza para las víctimas en lograr el enjuiciamiento de todos los responsables de tan horrendos crímenes. Mucho ánimo y mucha fuerza, las violaciones graves de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad no prescriben.

 


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