Si el Salto Ángel -o Kerepakupai Merú, nombre indígena– ubicado en el Parque Nacional Canaima en el estado Bolívar, Venezuela, tuviera su espacio geográfico cercano con Caracas o cualquier zona urbana de alguna ciudad del interior controlada por el régimen neototalitario y destructor de Nicolás Maduro, es casi seguro que esa caída de agua ya no existiría, y la bazofia política del país, hubiese achacado su desaparición a las “sanciones” o el “dominio imperialista”.

En la misma medida vemos cómo se multiplica la emigración por América Central –la mayoría de ellos venezolanos– rumbo hacia Estados Unidos, todo en un contexto de pospandemia que ha agudizado los problemas económicos y sociales del continente, y por ende, problemas como la desnutrición, la pobreza y la miseria parecieran no tener solución, precisamente en el continente con mayores riquezas naturales del planeta, pero también con inexplicables desigualdades sociales, y ni siquiera, en una región donde recursos como el agua son inimaginables, la gente puede recibir el fundamental líquido en sus casa, o incluso espacios como la amazonia son muy afectados por el llamado ”cambio climático”, y sobre ello, miles y miles de hectáreas son arrasadas por incendios forestales.

Ante esta realidad, queda en evidencia el fracaso de las ideologías políticas, sean de “izquierda” o “derecha” para solucionar los numerosos problemas sociales de América Latina, y por el contrario, si algo ha quedado en evidencia desde el siglo XX, y lo que ha transcurrido del siglo XXI, ha sido la ineptitud, la ignorancia y la mediocridad política que reforzados en ambiente de numerosas denuncias de corrupción y destrucción de recursos naturales, la clase política no ha podido diseñar políticas públicas eficientes que permitan (de)construir un marco de Estados modernos, eficientes y desarrollados en sus componentes agrícolas, industriales, turísticos, servicios y tecnológicos.

En tal contexto, un hecho de reciente avance médico–tecnológico realizado en Brasil con varios estudios en los últimos años, es un claro ejemplo del cómo deben ejecutarse las políticas públicas hacia el presente y el futuro, con el propósito de intentar cambiar con éxito los fracasos que en materia política han sido el orden del desastre y la podredumbre económica social que ha caracterizado el aumento del hambre, la pobreza y la destrucción del continente.

En efecto, el hecho que unos niños siameses de tres años hayan podido ser separados con éxito y vida en una larga cirugía de casi 24 horas y con el apoyo de casi  100 profesionales de la ciencia médica y asistencial, y quienes previamente para un acontecimiento de tal envergadura se prepararon con antelación de manera virtual entre el 7 y 9 de junio en una “operación virtual” con las características biológicas y neuro-cerebrales de los siameses para enfrentar con éxito lo que según los propios neurocirujanos era la intervención quirúrgica de máxima complejidad ante la cual se habían enfrentando desde el espacio científico y complejidad médica, la cual finalmente, hasta el momento de redactar estas líneas se ha convertido en todo un suceso de inigualable alcance en operaciones de separación de niños con tales dificultades de vida¹.

En consecuencia, esa manera de práctica virtual, es lo que hemos denominado para el campo de las ciencias sociales y humanas, la aplicación de la tecnoeducación y la neopolítica para buscar otras esferas de solución a los problemas de América Latina. O sea, estamos planteando que entremos a la virtualidad con la máxima de nuestras dificultades y complejidades políticas, económicas y sociales, y hagamos un continente virtual con todos los Estados del continente, y dentro de esa “virtualidad” podamos (de)construir nuevos Estados, que sean modernos, eficientes y tomando como base los presupuestos de cada uno de ellos, conforme el tamaño de sus economías, podamos a su vez, redistribuir sus ingresos por impuestos e ingresos propios desde una perspectiva que cambie por completo los fracasados modelos que han imperado entre los gobiernos de “izquierda y derecha”.

Es posible que, al igual como fueron las afirmaciones del equipo médico que realizó la exitosa operación de los siameses -muchos no creían que podría llevarse a cabo una operación semejante con probabilidades de éxito- se aplique lo mismo en analogía para conformar una América Latina, que solamente ha quedado marcada por retórica discursiva, sin que hasta el presente haya existido un auténtico proyecto de conformación histórica y epistemológica, y que a su vez, se apoye, precisamente en la tecnología para enfrentar con éxito desde esa virtualidad lo que debería ser la realidad.

Por ahora es una realidad que desde el papel, convertida en un proyecto de ciencias sociales, esperamos pueda ser convertida en praxis de una virtualidad que marque un futuro distinto para América Latina, que ha estado llena de fracasos y hundimiento de la mayoría de su población en pobreza y desigualdades sociales.

@vivassantanaj_


¹ https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2022/08/02/62e90531e4d4d8d3508b45a7.html

 


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