Un día como hoy (31 de marzo) pero de 1941 el Afrika Korps hace huir a los británicos en Mersa Brega (desierto del Norte de África) en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. El zorro ha entrado al gallinero y se iniciará una épica que durará casi 2 años. Muy probablemente es una de las campañas con mayor número de mitos, los cuales van más allá de los que hemos resaltado en el título. A continuación terminaremos de explicar algunos aspectos que dejamos abiertos en nuestra anterior entrega: ¿por qué el Tercer Reich solo consideró bloquear a los británicos en el Norte de África y no tuvo un plan más ambicioso?, ¿cómo se desarrolló el resto de la “Operación Sonnenblume” (del 24 de marzo al 12 de abril de 1941) y en qué degeneró por el resto del año?

La respuesta a la primera pregunta está en la mentalidad de Adolf Hitler. Su obsesión con Rusia hizo que no pudiera ver otra alternativa. La invasión a la URSS era el centro de su concepción ideológica, internacional e incluso militar. Era la solución para todos los problemas que existían en Alemania y que había generado con la guerra. No consideró el informe del general Wilhelm Ritter von Thoma que recomendó el envío de 4 divisiones blindadas con las cuales se podría tomar Egipto y de esa forma tener vía libre a los campos petrolíferos del Medio Oriente. Por no hablar de una derrota contundente de su principal enemigo para el momento: el Imperio Británico. El Alto Mando Alemán (OKW) apoyó la perspectiva del Führer pero por razones logísticas: la debilidad marítima del Eje en el Mediterráneo impedía un abastecimiento permanente del Afrika Korps, la cual se agravó con la victoria de la Royal Navy sobre la Regia Armada italiana en la batalla del Cabo de Matapán (noche del 28 al 29 de marzo de 1941). En los primeros cuatro meses del año habían sido hundidos 12 mercantes del Eje que se esperaban con urgencia. La verdad es que al final este será el principal problema que detendrá las aspiraciones del zorro.

El general Erwin Rommel pensaba muy diferente a las máximas autoridades del Tercer Reich. Creía quizás que su éxito haría cambiar de opinión al OKW y de esa forma su ejército tendría los recursos para pasar de la contención a la conquista. En sus Memorias (1954) advierte el desatendido potencial de la región a su cargo en la parte llamada “Primeras lecciones” del “Capítulo VI: Primer período de la guerra en África” al afirmar:

Estoy convencido de que hubiera sido mejor para nosotros no entrar en Grecia, creando, por el contrario, una concentración de fuerzas en el Norte de África, con el propósito de expulsar a los ingleses del Mediterráneo. Las fuerzas aéreas empleadas en Grecia podrían haber protegido los convoyes de África, y debió haberse explotado hasta el máximo cualquier posibilidad de ensanchar nuestro espacio en el Mediterráneo. En vez de tomarse Creta, hubiera sido mejor conquistar Malta. Poderosas fuerzas motorizadas alemanas en el Norte de África se habrían apoderado de toda la línea costera, ocupada por los ingleses, aislando el sudeste de Europa. Grecia, Yugoslavia y Creta no habrían tenido más recurso que rendirse, ya que el apoyo del Imperio inglés se hubiese hecho imposible para ellas.

Pero como veremos, a partir de la serie que iniciaremos la semana que viene sobre la invasión de los Balcanes por parte del Eje, se hizo lo contrario a lo que aspiraban Rommel y Von Thoma. Y una vez que gracias a la “velocidad que confirió la victoria” –en palabras del zorro–, los británicos fueron sorprendidos e importantes contingentes de soldados cayeron prisioneros (hasta el teniente-general Richard O’Connor fue capturado), el Frente del Desierto cayó en una guerra de desgastes. Se dieron batallas pero con pocos avances hasta finales de año. Todas ellas en torno a un enclave que no pudieron conquistar los alemanes: el puerto de Tobruk. Rommel realizó muchos intentos con fuerte presión aérea y el uso de su artillería, pero nada. Ni siquiera la llegada de la 15° División Panzer le ayudó y para colmo tuvo importantes pérdidas, por no hablar del agotamiento de su ejército y los permanentes problemas logísticos. Por su lado, los británicos buscaron romper el sitio con las Operaciones: “Brevity” (15-16 de mayo) y “Battleaxe” (15-17 de junio) pero también nada. Solo lo lograron con la “Operación Crusader”, la cual revisaremos en noviembre cuando se cumpla su 80 aniversario.

La Luftwaffe se incorporó a la lucha pero siempre con pocos aviones. Fue una pequeña fuerza que se fusionó con los italianos y que no pasaría de 200 a 300 unidades. La Royal Air Force (RAF) tendería a ser más numerosa pero los alemanes lograron en varios momentos la superioridad aérea, algo que corrobora sir Winston Churchill en su obra sobre la Segunda Guerra Mundial. En este Frente al igual que en el Mediterráneo, dos modelos de aviones que habían sido vencidos por la RAF (e incluso por las muchas bajas que sufrieron fueron retirados de la Batalla de Inglaterra en 1940 por el Tercer Reich), volverían a retomar su importancia: el Me 110 y el famoso Ju 87 “Stuka” (AA.VV., 1982, “Blitzkrieg en el Sur: capítulo 3°. Guerra en el Desierto” en: Enciclopedia Ilustrada de la Aviación. Tomo 3). Pero mi preferido será el caza Bf 109 E el cual llegó a este escenario el 15 de abril con la JG 27 comandada por el capitán Edu Neumann. Su camuflaje amarillo salpicado de motas oscuras, que descubrí siendo muy niño en una caja de la marca de maquetas Matchbox, me atrajo de inmediato. Más adelante quedaría aún más fascinado con la épica del mayor as: Hans-Joachim Marseille “catorce amarillo”.

 

Sobre la reconstrucción cinematográfica de este período y en especial del mito, la prensa hoy ha resaltado el filme alemán: Rommel (2012) de Nikolaus Stein von Kamienski. La misma afirma que puede ser el inicio del desmontaje de su idealización, al mostrarlo como una persona incapaz de reconocer la maldad en Adolf Hitler y dudar de su clara participación en el atentado contra la vida del tirano. Sería ideal que este hecho estimulara nuevas investigaciones historiográficas las cuales retroalimentaran al cine. A pesar de ello por ahora nadie propone en su patria que las calles y cuarteles que llevan su nombre sean cambiadas y la admiración por su maestría militar se conserva incólume.

Nota: estamos en Semana Santa y como siempre recomendamos la práctica de la oración. El retomar nuestras tradiciones cristiano-católicas tan arraigadas en la cultura nacional y que no dudo son la principal fuerza que nos hacen resistir en las dificultades. Dificultades que para los venezolanos son mucho peores porque nos ha tocado una pandemia en medio de la crisis económica más terrible de nuestra historia contemporánea. ¡Dios nos proteja de todo mal y de los malvados! ¡Feliz Semana Santa!

 


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