El estreno de la película Avengers: Infinity War ha dado mucho de qué hablar en los círculos cinéfilos. Después de todo, representa el pináculo del llamado “Universo Cinematográfico Marvel”, y la misión que tienen Iron Man, Capitán América, Thor y demás superhéroes no es para nada sencilla: no solo deben salvar la Tierra, sino el universo entero.

Muchos detalles pueden desarrollarse en relación con la película. En esta ocasión, aprovechando el auge que tienen los Avengers en la opinión pública, quisiéramos enfocarnos en la importancia que tiene Wakanda desde el punto de vista económico. Para ubicar al lector en el contexto, Wakanda es una nación ficticia localizada en África que funge como hogar de Pantera Negra, otro de los héroes de Marvel y Rey de Wakanda. Wakanda es muy rica en un recurso natural llamado Vibranium, el cual llegó a las tierras de Wakanda gracias a la caída de un meteorito millones de años atrás.

Gran parte del debate político-económico que tiene Wakanda consiste en precisar cómo debe manejar el Estado africano su recurso natural. El tema no es sencillo. Hay quienes plantean que lo correcto es que Wakanda abra sus fronteras al resto del mundo para aprovechar las propiedades del Vibranium. Otros, en cambio, sostienen que Wakanda debiera usar las fortalezas que otorga el Vibranium para conquistar al mundo y establecer una hegemonía de poder wakandiana contra el statu quo de las grandes potencias.

En cualquiera de los casos, los habitantes de Wakanda deben comprender que el uso del Vibranium tiene que obedecer a las leyes de un mercado libre. Si Wakanda decide ir por el camino de la violencia y la conquista, es indudable que dicho curso de acción devendrá en un conflicto con el resto del mundo, en el cual, incluso saliendo vencedora la nación africana, los costos se harán muy elevados, puesto que probablemente Wakanda destruiría a los potenciales agentes económicos con los cuales comerciar e intercambiar bienes y servicios a través de sus ventajas comparativas.

Si se toma el camino del altruismo sin cortapisas, Wakanda acabará teniendo pérdidas y pocos incentivos para seguir desarrollando la tecnología y avances derivados del Vibranium. Después de todo, ¿qué gana el Estado de Wakanda al abrir sus recursos al público sin recibir nada a cambio? ¿Se hace suficientemente atractivo dar todo un recurso en nombre del grandilocuente «bienestar» de la humanidad? Más aún, ¿realmente es palpable y asequible dicho bienestar a través de la entrega de Vibranium?

Existe un debate adicional que debieran tener los wakandianos. ¿El Vibranium debiera ser propiedad del Estado reinado por Pantera Negra o, por el contrario, el recurso debiera ser propiedad de cada ciudadano?

Si bien todo lo expuesto se desarrolla en un universo cinematográfico de fantasía, como bien decía Chesterton, «la ficción nos la hacemos nosotros a nuestra medida». Los retos que enfrenta Wakanda se asemejan también a los de naciones de la vida real que día a día tienen que determinar la manera más eficiente de aprovechar sus ventajas comparativas para alcanzar el desarrollo.

La historia de Wakanda sugiere que en el caso de que los recursos estén solo en manos de quienes detentan el poder político, la nación se verá afectada. Las necesidades ciudadanas difícilmente son atendidas, se afecta la calidad de vida y, como consecuencia de la acumulación de poder, el mandatario de turno construye una tiranía opresora. En cambio, cuando el Vibranium se intercambia libremente, con leyes justas y previsibles, el país tiende a crecer y la ciudadanía obtiene mayor bienestar.

Lecciones breves y concisas que debemos tomar del cine.


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