Nosotros en Avanzada Progresista nunca hemos sido adoradores de los cuentos de ficción. Estamos alejados de las fábulas y las leyendas. Nos parece más sencillo disfrutar las cosas cotidianas y hasta rutinarias de la vida. Las verdades pequeñas, pero concretas.  El griego Esopo no es precisamente nuestro autor preferido ni sus libros reposan en la biblioteca de la sede principal de nuestro partido. No señor.

No creemos en moralejas inservibles. Nada de fabulas políticas. No creemos en cuentos de pajaritos embarazados. No creemos en decisiones simbólicas, imaginarias ni metafóricas. Parábolas verbales e hipérboles comunicacionales no las queremos. Así que, ese cuento de que Maduro fue despojado de su reino, de su presidencia, por abandono de cargo y que el presidente en turno es Julio Borges nos parece pura paja, un engaño, una ilusión de borracho, una necedad. Que la Asamblea Nacional hubiese aprobado la declaratoria de abandono de cargo del presidente Maduro, por allá en enero de 2017 y que consecuencialmente habría elecciones en 30 días fue todo un cuento decepcionante para los opositores, un fuego fatuo, una verdadera infantilidad que generó nuevas y crecientes decepciones a las grandes mayorías. Digo con responsabilidad que la Asamblea Nacional se burló del pueblo opositor y de la comunidad internacional al aprobar una declaratoria de abandono de cargo que en realidad no serviría para un cipote. Un nuevo traspié opositor. Que pena con el vecino. Inaplicable, inejecutable, imposible.

Ahora, nuevamente, los mismitos, los mismiticos, que participaron en el golpe bufo contra Chávez y que no pudieron mantenerse en el poder 24 horas, empezando por Pedro Carmona Estanga, en aquellos y en estos momentos envueltos en un mar de celos, envidias, resabios, luchas internas, reparto del prometido botín, contradicciones, mala organización, deslealtades, traiciones pequeñas, racismo, clasismo, golpes internos, zancadillas, trapisondas; esos mismiticos que declararon fraude en el referéndum revocatorio  sin prueba alguna, los mismiticos que declararon la absurda abstención en 2005 que le dio todo el bastón de mando  al mundo chavista para nombrar todos los poderes; los mismitos que luego dijeron calle y más calle, que también dijeron que lo bueno era la Salida; los mismiticos que entonces pidieron nuevamente revocatorio sin defender las elecciones de gobernadores descuidando así el poder  máximo del voto; los mismitos que pidieron a gritos, a gañote limpio que adelantaran las elecciones presidenciales, que luego decidieron abstenerse en las elecciones de alcaldes, que son por cierto los mismos que botaron los reales por la ventana en 2015 y frente a un triunfo inmenso empezaron a amenazar a Maduro de que lo sacarían en 6 meses y que vociferaban y se burlaban pidiendo  que sacaran los retratos de Chávez de la Asamblea Nacional y que se lo llevaran a la basura en un acto idiota de provocación que no condujo sino a la radicalización del gobierno y sus  partidos políticos.  

Ahora regresan con sus aperos ideológicos y sus macundales políticos a replantear la abstención en las elecciones presidenciales. Tienen las  alforjas llenas de improperios y ofensas contra Henri Falcón. No hay adjetivo descalificador ni acusación peregrina que no haya sido empleada contra el yaracuyano. Y eso es todo el santo día.  Mientras permanecen mudos frente a la intervención de Banesco, se envalentonan descubriendo ángulos oscuros en el pasado de Falcón, que por cierto tiene una vida política absolutamente transparente, de dónde vino y adónde va. 

Falcón dijo claramente que si gana la presidencia la intervención de Banesco llegará a su fin,  que el cambio del cono monetario será suspendido, que los salarios serán dolarizados, que abrirá las compuertas de la inversión extranjera en los procesos de exploración y producción de petróleo y gas, y para ello no tiene ningún complejo en ofrecer mayoría accionaria a aquellos inversionistas que quieran trabajar en Venezuela; que las 3.000 empresas, fincas, comercios, industrias, servicios que fueron expropiadas, o confiscadas, o nacionalizadas serán regresadas a sus antiguos gerentes y dueños para que las estacionen en  la zona de ganancias netas y abran espacio para 500.000 trabajadores con buena remuneración y dolarizados.

¿Y qué proponen los abstencionistas? Pues nada, no ofrecen nada. Unas marchitas, unos cacerolazos, unas asambleas de vecinos. De lo medular, nada, nada. Ahora el TSJ auténtico, según los mismos abstencionistas, acaba de inhabilitar a Maduro, que por cierto ya estaba destituido anteriormente por abandono de cargo, en una verdadera payasada pues están inhabilitando a quien está destituido. Lo acaban de redestituir si existiese la palabra. La Asamblea Nacional declaró que Maduro quedaba separado inmediatamente del cargo y judicialmente, una vez se notifique al TSJ en el exilio, comienza la etapa del juicio para decidir si hay condena o no. Por lo tanto, debe asumir el vicepresidente ejecutivo Tareck el Aissami, y debe juramentarse ante el TSJ en el exilio, y dado que, con toda seguridad, el turco vicepresidente no irá a Bogotá, entonces asume Omar Barboza en su carácter de presidente de la Asamblea Nacional. De manera tal que tenemos un presidente destituido, inhabilitado, enjuiciado y mandando, el profesor Jirafales; un presidente en el exilio que es Julio Borges y otro presidente en Caracas, el señor Barboza.  Un país con tres presidentes, un verdadero lujo, Dios quiera que entre los tres puedan encontrar salidas y remedios para el maltrecho organismo venezolano.  

Repaso el hecho de que tenemos un TSJ en el exilio, un presidente en el exilio y una fiscal general en el exilio. Ahora permítanme revisar por “encimiota” y no por encimita, cuán duradera es la vida de estos gobiernos en el exilio. Lo que dice la historia, lo que dice la experiencia, claro, para saber en que honduras nos están metiendo estos dirigentes abstencionistas que prometen marchitas, cacerolacitos, asambleítas y demás POP de la política cotidiana. ¿Y esos gobiernos en el exilio, cuánto tardan en esa condición?

Etiopía 1974/1993, 19 años.  Corea 1919/1948, 29 años. Ucrania 1920/1992, 72 años. Georgia 1921/1954, 33 años. Argelia 1958/1962, 4 años. Angola 1966/1989, 23 años y ahora el más famoso y cercano a Venezuela: el gobierno en el exilio de España 1939/1977, 38 añitos.  Por cierto, todos esos gobiernos en el exilio nunca llegaron a concretarse como gobiernos legítimos en sus países y además, en todos ellos las salidas siempre fueron electorales.  Así que prefiero correr el riego de ganar o perder los comicios del 20 de mayo a sentarme como un idiota a esperar que el gobierno en el exilio se convierta en el gobierno en el territorio.  Y no voy más a marchitas, cacerolacitos, asambleítas ni nada de esas vainas. Lo mío es votar.


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