El connotado y polémico filme Una verdad inconveniente (An Inconvenient Truth, dirigido por Davis Guggenheim, Paramount Classics Home Entertainment, Hollywood, 2006) le proporcionó a Albert Arnold «Al» Gore, (vicepresidente de Estados Unidos entre 1993 y 2001) el honor de ser co-recipiente del Premio Nobel de la Paz 2007 (junto con el IPCC), por su esfuerzo en la lucha contra el «cambio climático» a través de la producción, presentación y divulgación de este filme. Además, obtuvo un premio Oscar en ese mismo año en la categoría de Mejor Documental.

Habiendo sido, por eso, ampliamente aclamado por los medios de comunicación como «una gran cosa», y a pesar de su sana y buena intención, Gore comete, en ese filme, una serie de errores típicos de personas que no dominan la física y demás ciencias de la atmósfera. Así, Gore, político de profesión, no escapó al «postarbitraje» o críticas que le hicieran científicos de esas áreas de las ciencias de la Tierra (y de otras áreas como la comunicación social) a esa producción.

 La verdad es que la verdad de Gore no solo fue incómoda o inconveniente para aquellos que mal tratan al planeta Tierra, sino también para aquellos que saben que Gore «metió la pata» al referirse al recalentamiento global en términos científicos y comunicacionales. Para ver cómo estas críticas se hicieron sentir en el ámbito académico del más alto nivel e hicieron impacto en la opinión pública, pasaremos breve revista a algunos trabajos especializados donde se demuestra cómo el «cambio climático» fue torcido y manejado sesgadamente en la mente de este prominente político estadounidense.

Invitamos al lector a revisar o leer las referencias usadas en esta entrega para una mayor profundización del tema. Comenzamos con dos físico alemanes. Gerhard Gerlich & Ralf D. Tscheuschner, en el trabajo «Falsification of the atmospheric CO2 greenhouse effects within the frame of physics» (Falsificación del efecto de invernadero atmosférico por CO2 dentro del marco de la física), publicado por ellos en International Journal of Modern Physics B (Vol. 23, Nº 3, 2009; pp. 275-364), critican a Gore por confundir la troposfera con la ionosfera y por confundir los procesos de absorción/emisión de radiación con el de reflexión, etc.

Estos autores cuestionan seriamente la interpretación física del recalentamiento global, a través del mal llamado «efecto invernadero» (sobre el cual se basa Gore y el IPPC), por violar la segunda ley de la termodinámica y por ignorar el proceso de convección y conducción en el transporte de la energía en la atmósfera, además de sobreestimar el bajo poder irradiante del CO2 en el infra-rojo por lo que la aplicación de la conocida ley de Planck de cuerpo negro o de cavidad de radiación (muy y mal usada en climatología) no es procedente, etc.

No es posible que para producir tal efecto, una capa de gas infra-rojo atmosférico, de un pobre poder irradiante (como el CO2), a una cierta temperatura, pueda calentar, vía retro-irradiación hacia abajo, la superficie terrestre la cual está a una temperatura mayor. El calentamiento aludido debe ser por otros mecanismos físicos. Y yo, como físico, coincido con esto. Gerlich, para la fecha, estaba en el Institut für Mathematische Physics, Technische Universität Carolo_Wilhelmina zu Braunschweig de la República Federal de Alemania.

Seguimos con Roy W. Spencer, para la fecha en la Universidad de Alabama, Huntsville. Para este autor, en el trabajo An Inconvenient Truth: blurring the lines between science and science fiction (Una verdad Inconveniente: desdibujando las líneas entre ciencia y ciencia ficción), publicado en GeoJournal (Vol. 70, 2007; pp. 11-14), Gore ofrece una variedad de interpretaciones inusualmente parciales del estado de la ciencia del clima y de la teoría del calentamiento global. Éstas cubren una amplia gama de fenómenos naturales y procesos que potencialmente podrían ser impactados por el calentamiento global, pero que la película tergiversa como claros ejemplos de la influencia humana sobre el clima.

Algunos ejemplos incluyen la mezcla de la causa con el efecto en la representación gráfica de las variaciones de temperatura y dióxido de carbono a lo largo de cientos de miles de años; la representación repetida del deshielo de los glaciares como un signo del calentamiento global; la implicación de que el huracán Katrina fue culpa de los seres humanos; y la visión particularmente extrema de que las capas de hielo de Groenlandia se derretirán, inundando todas las ciudades costeras del mundo. Lo anterior sugiere, entonces, la percepción generalizada de que los científicos están ligados únicamente al calentamiento global por medio de las emisiones de gases de efecto invernadero antropogénicos. La verdad inconveniente real es que la ciencia no tiene idea de cuánto del reciente calentamiento es natural versus el resultado de las actividades humanas.

Continuamos con David R. Legates, para el momento en la Universidad de Delaware. En su trabajo An Inconvenient Truth: a focus on its portrayal of the hydrologic cycle (Una verdad Inconveniente: un enfoque en su representación del ciclo hidrológico), publicado también en GeoJournal (Vol. 70, 2007; pp. 15-19), se señalan importantes errores en la película, a causa de alarmismo y exageración.

El trabajo de Legates se centra sólo en la representación del ciclo hidrológico en este filme, a través de la precipitación e inundaciones, humedad del suelo y sequías, y tormentas. Gore argumenta que las precipitaciones y lluvias intensas, inundaciones, sequías y el número total, intensidad y duración de los ciclones tropicales aumentaron, todos, debido exclusivamente al cambio climático antropogénicamente inducido; de hecho, el documental pinta un cuadro de cercana certeza científica con una abrumadora tendencia hacia escenarios de catástrofe. Un vistazo a la ciencia, sin embargo, revela que los datos no apoyan estas afirmaciones y que la comunidad científica está dividida sobre cuál será el impacto del cambio climático antropogénico en el ciclo hidrológico.

Así, la película da una impresión falsa de la situación actual del cambio climático y de que la ciencia es definitiva en este asunto. Le corresponde el turno al trabajo titulado An Inconvenient Truth: the scientific argument (Una verdad inconveniente: el argumento científico), publicado igualmente en GeoJournal (Vol. 70, 2007; pp. 21-26) por John W. Nielsen-Gammon (en el Departamento de Ciencias Atmosféricas de la A&M University, Texas), quien critica la película de Gore, con menos ácido.

Para este crítico, la película es un retrato de gran alcance del calentamiento global y sus impactos. El principal argumento científico presentado es, en su mayor parte, consistente con el peso de la evidencia científica, pero con algunos de sus principales puntos ávidos de actualización, corrección o calificación. La discusión detallada depende casi enteramente de pruebas pasadas y presentes, descuidando casi toda la información que puede obtenerse de modelos de computadora, tal vez porque tal información es difícil de entender, de creer, y de conectar emocionalmente con los legos en la materia.

Lo anterior pone un indebido énfasis en acontecimientos actuales, como signos del presente cambio climático: algunos acontecimientos, al parecer, no se relacionan en todo con el cambio climático; mientras que para otros eventos específicos, el papel del calentamiento global es difícil o imposible de establecer. Para Gerald R. North (también en el departamento antes citado), en artículo titulado An Inconvenient Truth and the scientists (Una verdad Inconveniente y los científicos), publicado en ese mismo volumen y año de la misma revista (pp. 27-31), el filme ofrece una oportunidad para examinar las diferencias entre las declaraciones científicas y las declaraciones diversas de los políticos por lo que esta película, es un poderoso ejemplo de esto último. Hay algunas inexactitudes y exageraciones en ésta, pero en general representa las visiones científicas sobre el calentamiento global.

Tomemos ahora en cuenta la opinión de Eric J. Steig en el Centro para la Investigación del Cuaternario y Departamento de Ciencias de la Tierra y del Espacio de la Universidad de Washington, Seattle. En su artículo «Another look at An Inconvenient Truth» (Otra mirada a Una verdad inconveniente), que apareció en GeoJournal (Vol. 70, 2007; pp. 5-9), expresa que la representación de la ciencia del cambio climático en ese filme es en gran parte correcta. Sin embargo, algunos aspectos de la película, como la discusión del paso del huracán Katrina, simplifica los complejos factores involucrados, mientras que otros confunden el calentamiento global con otros cambios ambientales que no pueden ser relacionados.

No entra en la discusión de que las emisiones continuas de gases de efecto invernadero por actividades humanas pueden provocar un mayor cambio climático en el futuro y que los impactos de estos cambios serán probablemente negativos. El mensaje principal de la película, de que este hecho coloca ante la sociedad decisiones morales y éticas importantes es, por lo tanto, un mensaje apropiado.

En este punto, entran en escena Thomas Rosteck & Thomas S. Frentz en el Departamento de Comunicación de la Universidad de Arkansas, Fayetteville. En el trabajo titulado «Myth and multiple readings in environmental rhetoric: The case of An Inconvenient Truth» (Mito y múltiple lectura en retórica ambiental: El caso de Una verdad Inconveniente), publicado en Quarterly Journal of Speech (Vol. 95, Nº 1, 2009; pp. 1-19), ellos consideran que más que un filme científico, el documental de Gore es una mezcolanza de autobiografía, mito, drama, polisemia (pluralidad de significados de un mensaje, con independencia de la naturaleza de los signos que lo constituyen), y jeremiada (prolongada lamentación o queja, o enojada o precavida arenga), típico del género «retórica ambiental».

Pero aparte de la literatura especializada, un enconado debate se presentó en el Reino Unido cuando rotativos como el Times de Londres e, igualmente, The Daily MailThe Daily Express y The Guardian, informaron acerca de la decisión de un juez de declarar que habían nueve errores científicos graves de inexactitud en la película de Gore. El asunto es descrito en detalle por Felicity Mellor (en el Grupo de Ciencias de la Comunicación del Imperial College de Londres) en su interesante trabajo titulado «The Politics of accuracy in judging global warming films» (La política de la exactitud en la valoración de las películas sobre el calentamiento global), publicado en Environmental Communication (Vol. 3, Nº 2, 2009; pp. 134-150). Al respecto Mellor también nos informa de una acción mediante la cual se protestó en contra de la intención del Departamento de Educación del gobierno británico (febrero 2007) de repartir en las escuelas secundarias, como parte de un paquete educativo sobre el cambio climático, un DVD con la película de Gore.

El denunciante argumentaba violación de la norma que prohibía la promoción de opiniones políticas en la enseñanza de cualquier materia en la escuela (exactamente tal cual como ocurre hoy día en Venezuela), puesto que consideró que la película en cuestión era de naturaleza política. Pero la crítica más fuerte o dura, directa, hecha a la producción de Gore está contenida en una obra titulada A skeptic’s guide to An Inconvenient Truth (Una guía escéptica de Una verdad inconveniente) por Marlo Lewis (Competitive Enterprise Institute, Washington, DC; 2007), en la que seis afirmaciones parcializadas, cuatro declaraciones mal entendidas, cuatro revelaciones exageradas, seis informaciones especulativas y cinco aseveraciones equivocadas, halladas todas en la película, son denunciadas, discutidas y rebatidas.

Regresando a la bibliografía académica, ya hacia la parte final de nuestro aporte, nos topamos con un trabajo muy interesante que trata un tema cuando Gore era congresista demócrata por el estado de Kentucky y George H. W. Bush (republicano) era presidente (1989-1993). Estando en esta posición de oposición, en una interpelación legislativa pública (mayo 8, 1989) hecha a James Hansen, director del Goddard Institute for Space Studies de la NASA (Nueva York) y para la época el más conocido líder investigador del tema de cambio climático, Gore presionó a Hansen para que reconociera, de una vez, como verdad lo que todavía estaba bajo investigación, en torno a la incidencia de los modelos de circulación general (MCG) en la predicción del cambio climático. Hansen, quien era un científico gubernamental, a su vez recibía presión del gobierno para que no dijera todo lo que sabía del tema porque podía perjudicar la posición oficialista. Al escuchar el testimonio de Hansen, sólo como su opinión personal y no como ciencia oficial, Gore, porque no le convenía, eliminó de su filme la parte de este testimonio que se refería a estos modelos. Para mostrar a su audiencia la parte conveniente, presenta sólo el interrogatorio donde trata de desacreditar a Hansen por sus aparentes contradicciones y falta de ética.

El trabajo en referencia es el publicado por Chris Russill en Public Understanding of Science (Vol. 20, Nº 6, 2011; pp. 796-809), para la fecha en Carleton University de Ottawa, Canadá, bajo el título «Truth and opinion in climate change discourse: The Gore-Hansen disagreement» (Verdad y opinión en el discurso del cambio climático: El desacuerdo Gore-Hansen).

 Con esta pequeña muestra bibliográfica, muy bien sustentada, pensamos que en realidad Gore mintió piadosamente y exageró su documental con la finalidad loable (supuestamente incómoda para algunos) de defender el ambiente, pero de una forma amarillista y manipuladora. Yo vi la película y esa fue la impresión que tuve. No entendemos cómo un documental como este, con tantas críticas en contra de su contenido y errores, no haya sido revisado antes y haya pasado, sólo por su buena intención, el juicio del comité del premio Nobel de la Paz y del correspondiente a la Academia de los premios Oscar. Paradójicamente, Russill nos cuenta que Gore en enero de 2006 se disculpó ante Hansen por lo sucedido y le pidió que le revisara un «slide show» de lo que posteriormente se convertiría en Una verdad Inconveniente. Al respecto, Hansen le respondió que lo haría. Sorpresivamente, este encontró que el trabajo de Gore era científicamente correcto y entendible para el público. Suspicazmente pensando, y considerando que Hansen pudo haberse dado cuenta de que el material era altamente defectuoso y mediocre, ¿no será que se hizo el loco para pasarle factura a Gore, a sabiendas de toda la crítica que le venía encima, con todo y Premio Nobel y el Oscar obtenidos?

Gore perdió, de forma reñida, las elecciones presidenciales en 2000 frente a George W. Bush, y no llegó a ser presidente; de haberlo sido, a lo mejor no hubiera hecho Una verdad Inconveniente. No obstante, su exagerada participación en ese filme fue suficiente para que el catedrático de Física de la Universidad de California en Berkeley Richard A. Muller lo criticara por esa razón en su libro Física para futuros presidentes (Antoni Bosch, Barcelona, 2009). Al respecto, Muller escribe: «(…) Al Gore recibió el Nobel de la Paz por su eficacia a la hora de alertar a la opinión pública sobre los peligros del dióxido de carbono y del calentamiento global. Para lograrlo, se valió de una mezcla de calidad artística, mensajes impactantes y exageración, todo ello aderezado con unas gotas de tergiversación y una buena dosis de selección interesada. Su magnífico documental Una verdad inconveniente es una potente herramienta propagandística, pero como toda propaganda, entraña un peligro (…)».

En nuestra segunda entrega, demostraremos cómo un grupo fantasma, supuestamente egresados en 1986 en Geografía de una universidad autónoma nacional, miente piadosamente al demostrar, con una verdad incómoda, que el fenómeno de El Niño nada tiene que ver con Venezuela, por lo que es falso que el gobierno chavista le atribuya a este fenómeno la culpa de la sequía de 2016 y, por ende, la crisis energética eléctrica nacional. Miente también el citado grupo fantasma cuando declara que los expertos sostienen que la probable explicación a la sequía de estos años es la deforestación de grandes superficies de árboles en las cuencas hidrográficas de la zona amazónica, en los llanos y en los Andes, lo que contribuye a alterar los patrones de vientos húmedos, provenientes del sur del país. Mentiras piadosas ambientales.

    


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