Las recientes medidas del régimen han exacerbado la ya profunda crisis del país. Se suman al colapso cada vez más pronunciado de los servicios básicos, y agravan la situación hiperinflacionaria y de efectivo al extremo de que no pueden asumidas por la inmensa mayoría de la población.

En este sentido, el caos y el colapso inducido desde el poder tiene como principales objetivos ampliar el alcance de sistemas de dominación y dependencia, tales como el carnet de la patria y forzar su uso cada vez en mas ámbitos –como el pago de combustible–, y propiciar la confusión, el desánimo y la fragmentación social para continuar la imposición del modelo dictatorial.

El efecto inmediato de las medidas sobre los venezolanos ha sido el de crear un ánimo de confusión y desconcierto, de rabia y desconfianza, en el que se fomenta el conflicto entre las personas. El régimen criminaliza a sectores sociales con una narrativa fraudulenta y fratricida: el problema es entre el comerciante y el cliente, el transportista y los pasajeros, las escuelas y los padres, los bancos y los usuarios, los médicos y los pacientes, el empresario y los trabajadores, y así en todos los estratos de la sociedad.

Esta estrategia de desintegración de la convivencia busca crear una sociedad desconectada entre sí en la que se facilite imponer un estado de subyugación. Se anula a quienes no se asimilan al sistema dictatorial, lo que le permite al régimen avanzar en su afán de dominación a pesar de la inviabilidad y el fracaso de sus políticas y medidas.

Pero es precisamente en esa desintegración de la convivencia desde donde se produce una respuesta que, a nuestro modo de ver, constituye la vía fundamental para contrarrestar la deriva totalitaria que sufrimos.

Esta respuesta se ve en la multiplicación de redes de apoyo y de solidaridad que se desarrolla en los ámbitos de la crisis alimentaria y de medicamentos, dentro y fuera del país. También en el fortalecimiento de redes ya establecidas de organizaciones religiosas o de grupos de defensa de los derechos humanos, que se están vinculando entre sí a nivel local y nacional. Del mismo modo, continúan los movimientos de protesta de diferentes gremios que empiezan a unirse entre sí y exigen la participación del resto de los actores sociales.

Frente al impacto de las medidas se realizan encuentros entre diferentes condominios y asociaciones civiles de propietarios, entre colegios privados y grupos de representantes, entre empresarios y trabajadores, para llegar a acuerdos y diseñar estrategias conjuntas por el beneficio común, que permitan resistir el embate brutal de la acometida dictatorial.

En nuestro trabajo en el municipio Libertador en organizaciones como Movimiento Caracas Mi Convive y Alimenta la Solidaridad, y las iniciativas Monitor de Víctimas y Red Solidaria, hemos promovido una visión de modelos basados en los valores convivenciales como herramientas de cambio y transformación. Instrumentos que cobran mayor significado y fuerza en estos momentos porque construyen una narrativa alterna de solidaridad, democracia y productividad, opuesta a la de exclusión, subyugación y dependencia del régimen. Es una visión que rescata los elementos más elevados de nuestra idiosincrasia, amenazados hoy por el grupo en el poder.

A pesar del desconcierto y la confusión, se manifiestan en todo el país reacciones de articulación y encuentro. Reacciones que los liderazgos sociales, políticos y económicos deben apoyar y ayudar a fortalecer, y que representan la posibilidad de un proceso de articulación nacional imprescindible para enfrentar la crisis y lograr condiciones para la salida del régimen.

Esa articulación es la verdadera respuesta de la gente. Una respuesta que se está comenzando a escuchar y a generar un cambio. Una respuesta que necesita de la participación de todos para volverla una fuerza indetenible que nos permita superar la tragedia que vivimos y afrontar el proceso de reconstrucción del país.

robertopatino.com

Coordinador de Movimiento Mi Convive

Miembro de Primero Justicia


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!