La invasión de Alemania a Polonia motivó a que Francia y el Reino Unido le declararan la guerra a Hitler el 3 de septiembre de 1939. Sin embargo, el conflicto se iniciaría realmente  el 10 de mayo de 1940 con la invasión alemana a Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. El período de estos siete meses entre la declaración de guerra y el ataque se conoció en Francia como La Drôle de Guerre o Guerra en Broma, toda vez que no hubo ningún acto bélico entre las partes, solo la construcción de la defensa francesa conocida como la Linea Maginot que consistió en una serie de fuertes y fortines a lo largo de la frontera con Alemania a un costo exorbitante e inútil porque Francia fue invadida a través de Bélgica que no contaba con dicha defensa. Los resultados los sabemos: la ocupación alemana que finalizó cuatro años más tarde.

Ahora bien, en el caso de Venezuela y Estados Unidos no ha habido ninguna declaración de guerra, solo la ruptura de relaciones diplomáticas y la amenaza latente del uso de la fuerza. Recordamos que desde hace años el difunto Hugo Chávez se refería en sus arengas altisonantes a una pretendida invasión norteamericana que sería derrotada por un “pueblo en armas y rodilla en tierra”, mensaje ignorado por el gobierno de Obama y el de Donald Trump en sus inicios. El panorama de las relaciones sufre un cambio la primera vez que Trump pronuncia la frase “todas las opciones están sobre la mesa”. A partir de ese momento voceros de su gobierno y hasta el secretario general de la Organización de los Estados Americanos han usado esa expresión y transcurridos casi cinco meses de pronunciamientos velados y otros más decididos la opinión pública nacional e internacional se encuentra dividida entre los que piensan que un conflicto armado puede ocurrir y los menos que piensan lo contrario. De este lado, Maduro y su gabinete, además de los miembros del PSUV, diariamente declaran que van a resistir una invasión y derrotar al imperio. Cinco meses desde la invocación de un posible ataque que nos ha tenido en una situación de Guerra en Broma.

Haciendo una analogía, para el régimen de Maduro su “Linea Maginot” hasta ahora luce débil, la presencia de efectivos de Cuba, Rusia, Irán y China, países que no han llegado a expresar el clásico compromiso de una alianza militar: “Un ataque contra Venezuela será considerado como un ataque a nuestro país”. De la milicia y el pueblo en armas no tendría seriedad tenerlos en cuenta como elementos válidos dentro de este contexto si recordamos que la tecnología armamentista de la potencia del norte nos ha dado cada sorpresa dejando obsoleta la guerra convencional. A nivel multilateral la imposibilidad de lograr un acuerdo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en relación con Venezuela constituye un bastión importante de defensa del régimen. En cuanto a Colombia, este país podría desempeñar un papel equivalente al de Bélgica en la Segunda Guerra Mundial sirviendo de base para un eventual ataque y desde ya el terreno estaría abonado por los continuos incidentes que involucran a militares en la frontera. Ya Iván Duque le solicitó a Guaidó que le permita perseguir al ELN en el territorio nacional.

Todas estas reflexiones vienen porque al momento de escribir este artículo hay serios rumores sobre la posibilidad de que el gobierno interino invoque el numeral 187-11 de la Constitución Nacional que coincide con la oferta implícita del Comando Sur de Estados Unidos de ponerse a la orden del presidente interino en un escenario que involucre presencia militar de ese país. En una hipótesis bélica se vislumbra que para Estados Unidos, o mejor dicho, Donald Trump, las consecuencias serían fundamentalmente políticas tanto a lo interno como en el plano internacional. Para Venezuela mucho peor toda vez que la actual conflictividad socio-política, aunada con la ocupación consentida de cubanos, rusos, iraníes, Hezbolá, ELN y chinos con el elemento doméstico de los mal llamados colectivos nos pudiera plantear situaciones de violencia hasta ahora no conocidas en nuestro territorio.

Obviamente la guerra es la última ratio y nadie sensato la desearía. Hasta ahora no pareciera que los aliados del régimen de Maduro le hayan aconsejado buscar una salida negociada al conflicto aceptando la urgencia de una transición pacífica, electoral y democrática, lo cual preocupa cada vez más. Las secuelas inmensas de sufrimiento de las poblaciones en los conflictos de Irak, Afganistán y Siria deberían ser un ejemplo de lo que no debe ocurrir. Ya los venezolanos están padeciendo tantas penurias por lo que luce cada vez más evidente tiene su origen en el sostén de un grupo en el poder que no se compadece en agregar más dolor a la población por sus mezquinos intereses.

@WillSantana2019


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