“Más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía”. Simón Bolívar

Existen varios sinónimos de usurpar, y algunos de sus significados son: arrebatar, expoliar, sustraer, incautar, despojar y quitar, entre otros. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido con Nicolás Maduro, quien a troche y moche pretende eternizarse en el poder, aduciendo como legítimas las elecciones fraudulentas del pasado 20 de mayo del 2018, que como se sabe estuvieron viciadas, gracias a la legalidad (?) del CNE, órgano electoral secuestrado por el régimen, al frente del cual se encuentra su máxima dirigente, la roja rojita Tibisay Lucena, quien por cierto detenta el cargo desde hace más de una década, pese a estar vencido su período, al igual que el de sus tres conmilitonas que la acompañan en el tinglado electoral.

La Constitución nacional es muy clara en sus artículos 233, 333 y 350.  Los acuerdos aprobados en la Asamblea Nacional son históricos, pues declaró que el inquilino de Miraflores, con preaviso de desocupación, usurpa la Presidencia del país, razón por la cual no hay presidente electo porque el pasado 20 de mayo no hubo elección, y así lo ha expuesto la propia legislatura nacional y la comunidad internacional, quedando así nulo de toda nulidad cualquier acto de gobierno que pretenda ejecutar Maduro, quien estaría cometiendo un delito en flagrancia, con las consecuencias jurídicas y penales de conformidad con lo que establece la ley.

En virtud de que finalizado el período del mandato de Maduro el pasado 10 de enero, se presenta un vacío de poder, le corresponde al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó prestar juramento, toda vez que la Asamblea Nacional fue elegida democráticamente en el año 2015, pese a que Maduro la ha despojado de casi todos sus poderes. Esta es una de las razones por las cuales más de 64 países de Europa y Latinoamérica, además de Estados Unidos y Canadá, acordaron desconocer la reelección ilícita de Maduro, y así lo han manifestado mediante comunicados oficiales, y a través de sus respectivos embajadores acreditados en Venezuela.

Estados Unidos, por intermedio de su secretario de Estado, Mike Pompeo, indicó formalmente que Nicolás Maduro es un “usurpador” del Ejecutivo en Venezuela, al mismo tiempo que reiteró su apoyo a la Constitución, felicitando, reconociendo y apoyando el coraje de la Asamblea Nacional de Venezuela al declarar formalmente a Maduro como “usurpador” de la democracia. El alto cargo del gobierno de EE UU ha manifestado en reiteradas ocasiones su rechazo a este mandatario y ha hecho, incluso, llamados a las fuerzas armadas a defender la Constitución y derechos del pueblo venezolano.

John Bolton, Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, instó a los políticos de la oposición venezolana y a los militares a “defender el orden constitucional del país” y recalcó que la Asamblea Nacional es el único poder legítimo en Venezuela, y que así lo reconocerá su gobierno. Exhortó a todos los líderes venezolanos, incluidos los militares, a defender el Estado de Derecho y el orden constitucional.

La actual situación, extremadamente crítica por lo demás, que afrontan el país y sus habitantes, hombres, mujeres, niños y ancianos, ubican a Venezuela en un estado deplorable y miserable, en el que salud, servicios públicos, inseguridad, narcotráfico, nepotismo, corrupción y una laya de males la aquejan de manera criminal, y han obligado a más de 3 millones de venezolanos a emigrar hacia otras latitudes en procura de un destino y futuro mejor.

A lo anteriormente indicado, se suman los más de 400 presos políticos que hay en el país, entre ellos 160 militares, según denuncia formulada por Carlos Daniel Moreno, abogado de la Coalición de Derechos Humanos. La Asamblea Nacional precisó en el acuerdo aprobado por mayoría unánime el pasado martes, que el decreto de amnistía coadyuvará para que los funcionarios, incluyendo los militares, ayuden en la construcción de la patria, pues quienes vulneren el artículo 29 de la Constitución y cometan la violación de los derechos humanos, no podrán ser amnistiados, además de que serán juzgados por la Corte Penal Internacional, juicio que jamás prescribe. Cabe señalar que entre los militares detenidos se encuentran generales de División, coroneles, oficiales de rangos medios y gran parte de hombres y mujeres que pertenecen a la tropa, y muchos de ellos permanecen recluidos en el Sebin y en calabozos de cuarteles ubicados en varios estados del país.

El Libertador Simón Bolívar, el único, sentó precedentes de moralidad política republicana el 15 de febrero de 1819 en su célebre discurso de Angostura, en el que como jefe supremo de la República de Venezuela y capitán general de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, presentó en el II Congreso Constituyente de la República, presidido por Francisco Antonio Zea y Diego Bautista Urbaneja, secretario, la arquitectura jurídica que dio inicio a la creación de su sueño: La Gran Colombia, y estableció las bases de la actuación para los gobernantes de la naciente nación.

Sus palabras –hoy extrañamente obviadas y echadas a un lado por quienes se dicen sus herederos e intérpretes– fueron publicadas en los números 19, 20, 21 y 22 del Correo de Orinoco entre el 20 de febrero y el 13 de marzo de 1819. Entre sus frases más citadas al congreso integrado por los diputados de las provincias de Caracas, Barcelona, Cumaná, Margarita, Guayana y Casanare, está: “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. Y sobre los poderes, indicó: “Un gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela, sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas”. Otra muy destacada: “Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”.

¿Acaso los revolucionarios socialistas, mal llamados bolivarianos, han asimilado las lecciones impartidas por el padre Libertador? No, por el contrario, degradan sus más excelsos valores, por lo que Bolívar hoy se debe estar revolcando en su tumba.

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@toquedediana


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