Uno se sienta a escribir el artículo para el diario y los acontecimientos lo arropan, lo desbordan, lo sobrepasan. Estaba empezando a analizar unas noticias con el propósito de hablar sobre algunas, cuando vi y oí una grabación de la sesión donde se pedía ¡paredón! para nuestro presidente (e) Juan Guaidó. Sentí horror, escalofríos; por supuesto, acudieron a mi mente miles de asociaciones con hechos pretéritos y resaltó entre esas imágenes la época del Terror en la Revolución francesa.

Se han escrito incontables libros, manuales, artículos, sesudos análisis sobre esta etapa. Mi propósito es más sencillo; me acercaré a algunos de estos trabajos para tomar algunos datos y explicar en breves líneas cómo la Revolución desembocó en un período de inestabilidad y miedo.

¿A qué se llamó La Terreur? Se le da ese nombre a la etapa comprendida entre el mes de septiembre de 1793 hasta la primavera de 1794, caracterizada por los serios cambios que se dieron en la Revolución francesa.  Las ejecuciones que se llevaron a cabo tan solo durante el mes anterior al final de La Terreur son contabilizadas en cerca de 1.300. ¿A qué obedecían estas ejecuciones?

Desde el 19 de septiembre de 1792 hasta el 30 de octubre de 1795, la  Convention Nationale (Convención Nacional ) fue la institución principal de la Primera República Francesa. Dicha convención era una asamblea electa con carácter constituyente que aglutinó tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo hasta que los delegó en el Comité de Salut Public (Comité de Salvación Pública).

Es preciso recordar que, incluso en la misma Francia, había serias amenazas en contra de la Revolución; de tal manera que Maximilien Robespierre y Georges-Jacques Danton crearon, en 1793, el Comité de salut public. Estaba formado por un grupo de diez o doce integrantes (según la etapa), y la razón de su creación se basaba en la necesidad de instaurar una entidad enérgica y diligente, que no dudara en aplicar condenas firmes y duras a todos aquellos que se desviaran de los paradigmas de la Revolución.

¿Cuál era la ideología que sustentaba a este comité? Los revolucionarios lucharon por un nuevo ideal, hicieron tabula rasa de todo aquello que les oliera a tradición, a conservadurismo. Tejieron una nueva ideología, absolutamente fanática, y cuyo principio fundamental era el amor incondicional a la patria, a lo que se conoció como la «República de la Virtud». Luchó en contra de la corrupción y del monopolio; no solo se circunscribió a estos aspectos, sino que la propia Comuna de París y después las demás comunas de toda la República francesa, decretaron que todas las iglesias debían ser cerradas y asimismo instauraron la religión revolucionaria: el Culto a la Razón.

El despotismo y la arbitrariedad se apoderaron del comité y es sabido que tanto Robespierre como Danton fueron guillotinados. «La Revolución devora a sus propios hijos», llegó a exclamar Pierre Victurnien Vergniaud, girondino, quien fue presidente de la Asamblea Legislativa y orador destacado de la Revolución;  murió guillotinado, víctima de los enjuiciamientos.

Esta terrible maquinaria del terror terminó volviéndose en contra del propio Danton y de Robespierre. Narran que Danton exclamó antes de ir a la guillotina: “De lo único que me arrepiento es de irme antes de que esa rata de Robespierre se vaya”. La muerte de Danton ocurre el 5 de abril de 1794. Este suceso desató una cadena de desintegraciones políticas dentro de la propia Convención Nacional, y la reacción de Robespierre no fue otra que concentrar el poder cada vez más en el Comité de Salut Public. La reacción de un grupo de soldados opuestos a su política fue inmediata, asaltaron el Ayuntamiento de París, donde él y varios de sus allegados se encontraban. Fueron encarcelados y conducidos a la guillotina el 28 de julio de 1794. Tan solo habían transcurrido casi cuatro meses desde la muerte de Danton.

Robespierre ocasionó su caída política, debida a la propia inestabilidad que él mismo generó. Tras su muerte hubo una rebeldía “termidoriana” que arrasó el régimen de La Terreur y redujo a cenizas el gobierno estrictamente revolucionario. Fue sustituido por el Directorio, de talante conservador.

Han transcurrido 225 años después de ambas muertes y vemos reproducirse sesiones tumultuosas de una asamblea que carece de legitimidad pidiendo a gritos paredón para el presidente de nuestro país. No es guillotina, es fusilamiento, pero para el caso es igual. ¿Es a ese período terrible de la Francia revolucionaria lo que se intenta emular?


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