Steering the Metropolis. Metropolitan Governance for Sustainable Urban Development es una publicación conjunta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Programa de Naciones Unidas para Asentamientos Humanos y la Corporación Andina de Fomento, en el que se analiza a la realidad metropolitana global desde varios aspectos: económicos, políticos, sociales, organizativos, sustentabilidad, servicios públicos, por mencionar algunos.

Dicho documento se enmarca dentro de lo que se denomina la Nueva Agenda Urbana, adoptada en la Conferencia de Naciones Unidas en Vivienda y Desarrollo Urbano Sustentable (Declaración de Quito, octubre de 2016), evento en el que se resaltó la importancia de las ciudades para el desarrollo en las próximas décadas, y los retos del acelerado proceso de urbanización que experimenta el mundo actualmente.

La Organización de Naciones Unidas calcula que para 2050 la población urbana mundial será casi el doble de lo que representa ahora, lo que sin duda alguna tendrá repercusiones en el proceso de urbanización, vivienda, ambiente, servicios, seguridad alimentaria, salud, educación, infraestructura, recursos naturales, entre otros.

Frente a los innumerables retos que supone el actual proceso de urbanización, Steering the Metropolis se encarga de analizar el desarrollo metropolitano y, muy concretamente, la gobernabilidad metropolitana y su importancia como fenómeno urbano. Entre otras consideraciones y casos de estudios, dicho documento destaca como beneficios de una buena gobernabilidad metropolitana los siguientes:

– Permite una mejor gestión del proceso de desarrollo urbano.

– Puede integrar de forma más efectiva los sistemas de transporte público y su interacción con los usos del suelo.

– Promueve la equidad y la cohesión social.

Mientras global y regionalmente el desarrollo metropolitano adquiere cada vez más relevancia, en Venezuela sucede todo lo contrario. De hecho, en diciembre de 2017 la asamblea nacional constituyente decidió suprimir al órgano político-administrativo rector de la ciudad de Caracas, que hasta ese entonces, por cierto, contaba con competencias bastantes reducidas.

Es decir: hoy por hoy, la ciudad de Caracas no cuenta con estrategias para su desarrollo como metrópolis. Y, obviamente, eso tiene consecuencias en servicios, infraestructura, vivienda, agua potable y un sinfín de etcéteras.

¿Es un gobierno a dos niveles el modelo institucional que mejor se adapta a la realidad de la ciudad de Caracas? ¿Tiene vigencia para el futuro hablar de una región metropolitana de Caracas? ¿El Metro de Caracas pudiera ser administrado por un órgano de carácter metropolitano? ¿Qué hacer con el municipio Libertador? ¿Será conveniente un modelo de gobernabilidad más horizontal o vertical? ¿Cuáles son los ingresos que debería corresponder a una instancia metropolitana?

Los párrafos anteriores, las preguntas planteadas y la discusión sobre lo metropolitano tienen una vigencia sin precedentes para la ciudad de Caracas como realidad metropolitana, aunque actualmente la crisis que atraviesa Venezuela no permita el desarrollo de iniciativas para potenciar el desarrollo de la urbe caraqueña. Es oportuno, pues, que en los centros universitarios y en los diferentes sectores sociales que hacen vida en la ciudad de Caracas se rescate la importancia de pensarla y planificarla de cara al mediano y largo plazo.

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