En su definición la soberbia es un sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos o en líneas generales la rabia o enfado que muestra una persona de manera exagerada ante una contrariedad.

Ser soberbio significaba creerse mejor que el mismo Dios y, obviamente, que el resto de los humanos. Edipo, Layo, Agamenón, sufrieron los peores destinos debido a esa actitud en que se sentían mejores que el resto de los mortales.

Ser soberbio hoy día parece la fórmula predilecta usada desde Chávez hasta Maduro y usada por todos los voceros del régimen, creen que es popular e interesante. Esa misma actitud los ha hecho aprovecharse de la oportunidad, engañar a las personas o algunos gobiernos de  algunos países, los hace descalificar a todo aquel que muestre diferencia. Y lamentablemente, además, se lo han celebrado otros cuando lo han hecho con gracia (Chávez).

Ser soberbio es ego. Y no del que aporta. Para peor de males, ser soberbio nubla la mirada y no permite reconocer lo bueno del otro. Para colmo, ser soberbio altera la propia realidad y no permite identificar las propias debilidades. Por lo tanto, evita la evolución.

Y en este punto partimos para decir que esa soberbia ciega es la que hace que Maduro y sus secuaces nieguen a los venezolanos la entrada de la ayuda humanitaria, Ellos dicen: “Que Venezuela no acepta limosnas de otros países”, siguen con la mentira de un bloqueo inexistente o como explican la compra de unidades de transporte por el gobernador de Carabobo meses atrás, en un bloqueo eso no hubiera sido posible. Esa soberbia es la que les hace no ver la realidad de la miseria generada por ellos, no ven falta de medicamentos, alimentos y otras cientos de carencias.

De ahí lo absurdo de la soberbia. Sin autocrítica ni reconocimiento de que el otro puede tener la razón y el yo estar equivocado, llegan las peores sorpresas. Es por eso que las tragedias griegas tienen un sentido educativo. Hoy el pecado de hybris tiene el mismo castigo que en la Grecia antigua. Si bien les reportó beneficios de corto plazo, sus consecuencias han desembocado en el gran drama que vive nuestra nación hoy. Lo positivo de ello es que hoy todos los venezolanos están claros de que esa ayuda que ellos niegan y que nuestra Asamblea Nacional dirigida por Juan Guaidó ha aceptado y ahora coordina su entrada, deja claro quién está con quién: la Asamblea con el pueblo, Maduro con los corruptos y para los segundos esto será un aprendizaje, ¿será por las buenas, será por las malas?

¡Que hable la calle!

Fuerza y fe.


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