La racionalidad es lo que hace al ser humano diferente de los animales, explicación breve y contundente, empleada por muchos maestros en diferentes escenarios educativos para explicar la “superioridad” del hombre frente al medio, señalando a su vez sus “avances” inertes, traducidos en el orgullo que parece producir el desplazamiento del verde natural por el negro asfaltado, el ser humano ha dejado claro que es un pésimo administrador de su entorno, un buen ejemplo de ellos lo encontramos en los daños irreversibles a la capa de ozono y la pérdida sistemática del hielo de los polos, si se hablase del propio cuidado del hombre por el hombre encontraremos que al igual que su entorno no se tiene respeto sobre el mismo.

El irrespeto registrado no tiene solo tinta sino bastante sangre, dos guerras mundiales, un Holocausto y múltiples genocidios no parecen dar una lección de respeto, todo lo contrario, pareciera que ninguna de estas espeluznantes lesiones históricas fuera suficiente para hacer cambios definitivos con durabilidad perpetua; sin embargo, organizaciones con fines de paz internacional son la “solución”; no obstante, algunas pierden credibilidad debido a cegueras y silencios coyunturales. Penosamente el avance en ciencia y tecnología se replica en la industria armamentista, desarrollando mecanismos de muerte más “eficientes”, hoy el mundo es un lugar más inseguro que hace unos años atrás, lastimosamente algunas naciones tienen el poder de borrar a otras con solo oprimir un botón. ¿En qué momento nos hicimos tan diferentes?

El problema armamentista de la humanidad es más simple que cualquier perspectiva histórica o sociológica, debido a que todo se resume en intereses y odios, pues son estas dos variables las que carcomen como el peor de los cánceres a la humanidad hasta estallar disfrazado en muchas ocasiones como honor y patriotismo. Tantas polaridades con trajes nucleares hacen pensar y pensar en lo que no se tiene certeza que pasará. ¿Y qué pasaría…? ¿Dónde estaría? ¿Qué haría? ¿Cómo sería?, preguntas que gran parte de la humanidad considera a causa de las actuales tensiones internacionales que parecen revivir el contexto de la guerra fría. Es momento de ser racional, es momento de evitar lo que para algunos bélicos es incontenible, la paz mundial es un asunto que va más allá de credos, culturas y naciones, pues es la preservación de toda la vida del planeta la que podría estar en juego.


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