El canciller Carlos Faría lee la carta de Maduro en la Asamblea General de la ONU

Si alguna semana ha sido mala para Nicolás Maduro sin duda ella es la que acaba de transcurrir, lo cual permitiría caracterizarla como “semana horribilis” parafraseando a la recién fallecida reina Isabel II, quien así calificó al año de 1992, en cuyo transcurso se divorciaron sus hijos Ana y Andrés, además de que estallaron las tensiones conyugales entre su heredero Carlos (hoy rey Carlos III) y la superpopular Lady Di, que darían lugar a sonados escándalos.

Al histriónico Nicolás le coincidieron nada menos que el demoledor informe de la Comisión de Determinación de los Hechos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, más la extensión del mandato de dicha Comisión, lo cual generó la insólita amenaza más de guapetones de barrio que de diplomáticos, de desatar insospechadas retaliaciones contra las naciones que votaron por dicha extensión y, por si fuera poco, las reiteradas menciones y denuncias señaladas en los discursos de los jefes de Estado que hablaron en la Asamblea General de la ONU (Biden, Bolsonaro, Abdo Benítez, etc.) seguido del bochorno de no haber podido concurrir a dicho evento mundial ya sea por vergüenza o por cu…, adicionado al desentendimiento con su proclamado “pana” Petro que concurrió en solitario a la “reapertura” de la frontera, además del fracaso de la posibilidad de reanudar rápidamente los tan cacareados vuelos entre Bogotá y Caracas motivado a la prudencia colombiana que por ahora no quiere exponerse a las sanciones de Estados Unidos que -justas o no- han funcionado cabalmente hasta el momento en que se escriben estas líneas.

A lo anterior súmesele el desafortunado video en el cual el usurpador anuncia sin pudor alguno que su gobierno propicia el bonche, la pea  sabatina, el ratón dominical y la fiesta continua como logros de una revolución que ha conseguido la felicidad para su pueblo.

Volviendo a la Asamblea de la ONU, es preciso anotar que en ese foro se gestionan y llevan a cabo encuentros bilaterales ya sea formalmente pautados u otras “coincidencias casuales” en pasillos o salones (Chávez-Obama) que el execrado Nicolás se perdió, pero a cambio hizo leer por su “canciller” ante una sala casi desierta una carta en la que la mentira irredenta llegó al extremo de afirmar sin rubor alguno que 60% de los compatriotas emigrados había regresado ya a Venezuela, donde los demás parámetros de bienestar se disfrutan ampliamente pese a la persistente campaña mundial por desacreditar sus logros. A título de comentario personal confieso que, aun cuando ese pobre señor no representa al genuino y mayoritario pueblo venezolano, me sentí insultado por esas afirmaciones y la frescura con que las mismas se pronunciaron ante el órgano más representativo de la comunidad internacional.

Naturalmente, no podemos concluir estas líneas sin hacer referencia a las menciones sobre las dantescas y comprobadas torturas que se practican en las mazmorras de los organismos de seguridad con la particularidad de que por vez primera en un informe internacional se menciona con nombre y apellido a los responsables de la cadena de mando cuyo vértice es precisamente Maduro y sus escalones inmediatos, los generales Padrino, Hernández Dala y otros que de esta manera quedan señalados como posibles candidatos al banquillo de los acusados en la Corte Penal Internacional cuando llegue el momento procesal oportuno.

“Cosillas” adicionales hubo, hay y habrá, pero la restricción que impone un artículo de opinión sugiere volver sobre el tema en momento futuro o cuando todo esto requiera ser presentado ante la justicia internacional, que es lenta pero que sí llega. Así lo comprobaron, entre otros, el jihadista de Mali Ahmad-al-Faqui-al-Mahdi (9 años); los congoleses Jean Pierre Bemba (18 años), Dominique Ongwen (25 años) y Bosco Ntanganda (25 años); los serbios Radovan Karadzik (40 años), Ratko Mladic (perpetua), Slobodan Milosevic, que murió preso, etc.  Así, pues, no es solo la Justicia Divina la que actúa.

Sorpresas también da la vida, como lo comprobó el genocida sudanés Omar-al-Bashir, quien siendo aún presidente de su país fue objeto de acusación penal internacional en 2019, para que luego, depuesto del poder en 2020, sus sucesores hayan decidido ponerlo a disposición de la Corte Penal Internacional (él fue invitado por Chávez a una Cumbre Iberoamericana en Margarita, pero no se atrevió a viajar por miedo a ser aprehendido).

@apsalgueiro1


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