La voluntad de cambio de los venezolanos se mantiene expresándose en todos los sectores de la sociedad, por sobre la destrucción del régimen, empeñado en continuar en el poder,

Esta necesidad de cambio es imparable, porque responde a cuestiones vitales que van desde el rechazo al modelo de hambre, empobrecimiento y violencia del régimen, al cese del estado de colapso y caos que desintegra nuestras vidas y, por sobre todo, el logro de un país solidario, democrático y productivo, que posibilite una esperanza de futuro para Venezuela.

A pesar de las dificultades y tragedias producto de la crisis sistémica que vivimos, en contra de la persecución, hostigamiento, y las masivas violaciones de derechos humanos que se producen desde el Estado, Venezuela, en la forma de sus comunidades, gremios, grupos, sociedad civil y partidos, continúa movilizada en una lucha por la vuelta a la democracia y el restablecimiento de la convivencia.

En contra de la anomia, la desesperanza y la impotencia que producen los enormes problemas surgidos de la actual emergencia nacional, los venezolanos hacemos enormes esfuerzos no solo para sobrevivir sino para articular esfuerzos que permitan el cese del gobierno usurpador y el inicio de un proceso de transición que traiga el cambio.

En las comunidades, podemos ver el empeño que demuestran las redes solidarias y de apoyo, que se expanden y fortalecen en contra de los embates de la crisis. Los procesos de organización y vinculación se convierten no solo en la construcción de una nueva relación convivencial, sino también en una forma de respuesta política para aliviar problemas comunes y cohesionar a las comunidades.

Esta articulación resiste el hostigamiento y persecución de cuerpos de seguridad y grupos militares, así como los embates de la realidad hiperinflacionaria que padecemos, dejando constancia de la resiliencia y valorización del cambio de los venezolanos.

Desde el liderazgo político y social debemos mantener y promover este proceso de articulación, conscientes de su importancia no solo en el ahora, sino también con visión de futuro. En nuestra experiencia en proyectos como Alimenta la Solidaridad, por ejemplo, reconocemos los logros concretos que estas redes significan en el día a día de las personas, en el plato de comida que se sirve en el comedor. Pero, igualmente, también vemos cómo estos logros generan una cultura de convivencia y solidaridad, que se extiende en otras áreas de la vida de las personas, en sus relaciones con su familia, su entorno, su comunidad. Valores fundamentales que construyen esa nueva Venezuela a la que aspiramos.

Por ello, nuestro compromiso se mantiene inalterable y se fortalece ante los ejemplos de trabajo y solidaridad que vemos día a día en las comunidades, y que constituyen una fuente inagotable de esperanza. Las madres que hacen posible el funcionamiento de los comedores con su participación, los líderes que mantienen incansablemente actividades en las redes, los voluntarios, aliados y grupos de apoyo que hacen posible emprendimientos y proyectos. Todos ellos representan el lado más luminoso de nuestra venezolanidad y son sus primeros defensores en medio de la oscuridad dictatorial.

Ellos son las verdaderas razones para que nuestro compromiso con el cambio se mantenga a pesar de los reveses y la violencia del régimen. Un compromiso que es indetenible como la voluntad de los venezolanos y que seguirá hasta que podamos hacerlo realidad.


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