En estos días el señor Capriles dijo que existe una pequeña secta extremista opositora: “A esa secta la vamos a combatir, porque los que estamos en el centro combatimos a los extremos”, sentenció en su programa. Ustedes queridos lectores se imaginan si este personaje hubiese enfrentado a su “adversario” en las dos paseadas elecciones con la misma ferocidad que lo hace con los que nos oponemos a la dominación del comunismo en el país.

Decir que en Venezuela existe una “pequeña secta extremista opositora” es convalidar el discurso y la narrativa del chavismo donde se alega que existe un “bloqueo económico” por culpa de una extrema derecha que conspira contra el “gobierno legítimo”, es aceptar que los asesinados en las protestas de 2014 y 2017 forman parte de un plan desestabilizador por grupos radicales opositores, en pocas palabras, acusarnos de secta extremista te hace un chavista más que defiende el legado de la destrucción en nuestro país.

Lo que realmente existe en Venezuela es una secta extremista netamente comunista que se instaló en la nación y perpetuó un régimen vinculado al narcotráfico y terrorismo, del mismo modo ha instalado una copia del modelo cubano, una secta comunista que se ha afianzado en el poder con cada “diálogo” que la ha dotado de oxígeno para seguir cometiendo sus crímenes, una secta que usa un poder electoral claramente controlado para limpiarse su imagen y verse en el mundo como democráticos y del cual ha sido parte una supuesta oposición a la que el señor Capriles sirve y defiende a capa y espada.

Yo deduzco que él se refiere con la secta extremista opositora a aquellos ciudadanos que denunciamos el colaboracionismo y promovemos el libre mercado para que la próxima Venezuela sea potente y deje en el pasado el populismo de la izquierda y el Estado clientelista, la secta extremista opositora somos aquellos ciudadanos que entendemos que no hay vías electorales para salir de una tiranía y le decimos al mundo que nos ayude para enfrentar a un narcoestado armado hasta los dientes.

La secta extremista opositora es esa misma que lo acompañó en 2013 en la calle defendiendo su triunfo y que él envió a casa para salir la semana siguiente en una foto de la mano con Maduro desde Miraflores, esa secta extremista en 2015 nuevamente acudió a votar por unos diputados que prometieron la transformación del país y desde la Asamblea Nacional una vez ganada hicieron todo lo contrario, no señor Capriles, no somos una secta extremista, somos unos ciudadanos que llegamos al hartazgo del colaboracionismo de una falsa oposición que nos ha usado durante 20 años para sus intereses personales. Lo que hoy existe en Venezuela es una secta, pero una secta de la izquierda radical (PSUV) y de la izquierda light (MUD), No somos socialistas y hemos entendido que la izquierda ha traído un sistema perverso para nuestra nación, y sí, somos de derecha, somos capitalistas y defendemos el libre mercado porque representa la libertad.


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