Químicamente hablando, el fuego es una reacción rápida, fuertemente exotérmica de oxidación-reducción y en la que participa, en primer lugar, una sustancia combustible; en segundo lugar, una sustancia comburente (un oxidante, por ejemplo, el oxígeno) y, en último lugar, la energía de activación, que es la energía que hay que aportar para que el combustible y el comburente reaccionen. Una vez producida la reacción, esta persiste en la medida en que tanto el combustible como el comburente permanezcan.

Conociendo el proceso de dicha reacción, hay cuatro métodos posibles de extinguirla: 1) por sofocación, eliminando el comburente; 2) por enfriamiento; 3) por dispersión o aislamiento del combustible y 4) por inhibición de la reacción en cadena entre combustible y comburente, mediante el uso de sustancias químicas.

Pues bien, en las sesiones del Consejo Permanente de la OEA (el Consejo) del 5 y 19 de abril, tuvimos la oportunidad de ver cómo se extingue el fuego por sofocación. En la primera fecha mencionada se incorporaron Bolivia y Haití en la Presidencia y Vicepresidencia del Consejo, respectivamente. También se reincorporó Delcy Rodríguez. Cualquiera pudo pensar que Bolivia en la Presidencia del Consejo representaba una ventaja para Venezuela. En la sesión del 5 de abril no fue así, en la del 19 de abril, tampoco y en lo sucesivo tampoco será así.

Habida cuenta de lo sucedido en el Consejo el lunes 3 de abril –en el que Samuel Moncada “botó tierrita”– y que desembocó en la resolución 1078, en la que el Consejo, al igual que lo hizo aquí en Venezuela, la fiscal general de la República, Luisa Ortega, declaró: “…Las decisiones del Tribunal Supremo de Venezuela de suspender los poderes de la Asamblea Nacional y de arrogárselos a sí mismo son incompatibles con la práctica democrática y constituyen una violación del orden constitucional de la República Bolivariana de Venezuela…”.

También habida cuenta del comunicado del secretario general de la OEA, Luis Almagro, el día 4 de abril condenando la represión contra la manifestación pacífica de la oposición, el 5 de abril, con Bolivia en la Presidencia y la presencia de Delcy Rodríguez, el menú de la sesión estaba cantado: la “entrada” debía incluir a Bolivia, a Venezuela y a Nicaragua protestando la resolución, como en efecto ocurrió.

Allí se dijeron lo que se esperaba dirían y, a excepción de un punto de orden de Paraguay y una reflexión institucional de Antigua y Barbuda, no pasó nada más. El anterior es un ejemplo de extinción de fuego por sofocación del comburente. Al no intervenir más nadie, no se le suministró oxígeno a las intenciones (combustible) de Delcy Rodríguez y el asunto se apagó allí mismito, con un cierto denoto de impotencia en la cara de Diego Pary.

Lo mismo pasó en la sesión del Consejo del 19 de abril. Llegados al último punto de la sesión, “Otros Asuntos”, Samuel Moncada intentó encender el fuego, pero fue replicado de manera impecable por algunas representaciones de países que aprobaron la resolución 1078 lo que evitó, excepción hecha de Nicaragua, que otras delegaciones se plegaran al intento subversivo que resultó sofocado; ello, a pesar de que con anterioridad, el 12 de abril, Nicolás Maduro había viajado a San Vicente y a Las Granadinas donde tuvo lugar la LXIV, reunión de la Organización de Estados del Caribe Oriental, con la finalidad de asegurarse algún apoyo diplomático, léase comburente, para poder iniciar el fuego en la mencionada sesión y en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Una de dos posibles conclusiones es que a la fecha la OEA permanece y la resolución 1078 permanece.

La segunda conclusión es que las intervenciones de Delcy Rodríguez y Samuel Moncada solo están sirviendo para alimentar la pobre propaganda del régimen en VTV y Tvsur. En la sesión del 19 de abril y al no tener éxito, Samuel Moncada volvió a botar tierrita y dado que Diego Pary no le ofrece esa posibilidad por estar en un papel distinto, buscará el show y la exposición mediática mediante la convocatoria a la Celac, solicitada a El Salvador este martes 25 de abril.


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